En el Partido Acción Nacional (PAN) el sentido del poder está perfectamente ubicado. Sus operadores principales en Chihuahua han seguido muy de cerca las radiografías dominicales presentadas por Mirone sobre el PRI y albergan fuertes esperanzas de convertirse en los próximos César Duarte, Teto Murguía, Enrique Serrano, Graciela Ortiz, Lilia Merodio, Marco Quezada, Javier Garfio, Reyes Baeza…
Los panistas desean fervientemente el poder. “El análisis del domingo sobre el PRI fue como decir a nuestros dirigentes: el pastel está en la mesa; será todo de ustedes si dan los pasos adecuados”, dijo a Mirone un destacado integrante del Consejo Político Estatal de Acción Nacional, el órgano de mayor decisión en el blanquiazul chihuahuense.
Desde luego que los análisis presentados por este escribidor no tienen la intención de ofrecer tips sobre qué hacer y qué no hacer entre los miembros de la clase política para debilitar opositores y avanzar en objetivos. No, únicamente es describir quién es quién y que –sobre todo los lectores– fijen sus correspondientes criterios si las aportaciones ayudan para este efecto.
Igual que los jerarcas del PRI a los que nos hemos referido, los panistas obedecen a un interés público que los ciudadanos debemos seguir muy de cerca. De sus trayectorias, sus comportamientos, sus actitudes, sus conductas, podemos saber si los habitantes deben depositar en ellos su confianza para suceder a los que ahora manejan la Cámara de Diputados, en el caso de la elección federal en marcha; o el Poder Ejecutivo, el Poder Judicial, el Poder Legislativo, las alcaldías de las principales ciudades del estado, las sindicaturas o las regidurías, que están en juego desde ahora para la elección del 2016.
¿El Poder Judicial está en disputa? Más que nunca así es. Quien gane la titularidad del Poder Ejecutivo el año próximo podrá con la mano en la cintura controlar también al Poder Judicial como es ahora; y si quiere le puede construir otro edificio a un costo de mil 600 millones de pesos dirigido por un funcionario estatal desde Juárez, como ocurre hoy con Everardo Medina, subsecretario de Obras Públicas en esta frontera a cargo de la obra en Chihuahua capital.
La realidad es así. Ni nos debemos asustar ni enojar. Las herramientas “democráticas” que como sociedad nos hemos dado permiten toda la manga ancha a los gobernantes para que, una vez pasados por las urnas, hagan y deshagan con los recursos económicos, humanos y la administración pública en general.
Una vez apoltronados en sus asientos de autoridades, la Ley de Herodes, El Infierno y la Dictadura Perfecta, son relatos de kínder para toda la verdad: ellos deciden qué obra pública se hace, a quién se contrata, cuánto pagan, qué reglamentos municipales aprueban, qué leyes estatales necesitan, qué leyes federales discuten y autorizan, cuántos impuestos y de qué cuantía aplican, a quién colocan como diputado, como senador, como alcalde, etc. Los gobernados pierden por completo la voz y el voto después de cada elección. Bien pueden ser asesinados dos panistas, el Ministerio Público especular públicamente que se trató de un crimen pasional, después informar que fueron otras las razones, y no pasa nada. No hay forma de sancionar ese tipo de excesos ni errores.
¡¡Ah, chingao!!, ¡¡pero los diputados, senadores, alcaldes pasan por las urnas, y por lo tanto los eligen los votantes!! ¡¡Horror!! Sí, pero no. Las herramientas democráticas que “nos hemos dado como sociedad” obligan a la elección de gobernantes, pero todo el proceso electoral está generalizadamente controlado por la nueva pandemia que sufre México: la partidocracia. Son los partidos políticos los que toman las decisiones en nombre “del pueblo”.
El partido que llega al poder reparte pizcas a los perdedores y así se van turnando conforme le permiten sus propias capacidades para obtener el poder o resignarse a las migajas como opositores. Así es la historia reciente de la República. Tuvo mucha razón la diputada Danielita Álvarez cuando dijo “Así es México”, aunque debió decir “así es México porque los políticos hemos traicionado a los electores y hacemos lo que se nos pega la gana luego de rendir protesta como autoridades”.
——–
En esas condiciones es que Gustavo Madero Muñoz, dirigente nacional del PAN; Mario Vázquez Robles, dirigente del blanquiazul en el estado; César Jáuregui Robles, coordinador de los diputados del PAN en el Congreso; Mario Mata Carrasco, candidato de Acción Nacional a diputado por el quinto distrito con cabecera en Delicias y precandidato a gobernador; Juan Blanco Zaldívar, candidato a diputado por el sexto distrito y también precandidato a gobernador; Javier Corral Jurado, senador de la República y precandidato a gobernador; Carlos Borruel Baquera, expresidente municipal; y el Dhiac–Yunque, agrupación de ultraderecha con enorme influencia hacia el interior panista, andan por completo concentrados en desplazar al PRI en Chihuahua.
Son ellos los que conforman el poder real dentro del blanquiazul. Unos más, otros menos.
Objetivamente el poder y alcance de cada uno de ellos está en la radiografía presente. Y como en otros análisis, no nos vamos a meter en “detalles” como ética, moralidad o “interés común”, sino simplemente la foto como es, sin retoques ni photoshop.
Están muy lejos los panistas del “diputado albiazul” Agustín Morales, con todo y que no se supo a lo largo de la Dictadura Perfecta de dónde sacó dicho personaje las pacas de billetes para comprar la información al ahijadito del gobernador Vargas. Gustavo Madero es la antítesis de Morales: es pragmático y negociador frío. Se deja tentar por el diablo aunque su partido tenga orígenes católicos. Ha provocado escándalo su unción abierta al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y al grupo Atlacomulco.
Madero es un político chihuahuense que no sabría contestar quién es Gómez Morín o Efraín González Luna. Aprender su ideología sería perder el tiempo. ¡Qué güeva! Antes era pecado capital semejante ignorancia, hoy es anecdótico, de risa.
El dirigente nacional panista lo es en virtud de que se rodeó de operadores de la ultraderecha panista, pero a los cuales ha ido dejando de lado en la medida de su propio control del partido.
Hizo equipo inicial con el presidente Felipe Calderón, pero se independizó en el momento en que monopolizó las estructuras nacionales blanquiazules. Él decide hasta una modesta regiduría.
Rafael Moreno Valle, gobernador panista de Puebla, ha repetido que Gustavo tiene la mira puesta en la gubernatura de Chihuahua, negociada con el mismo Peña Nieto. Madero ha negado siquiera la intención, pero su autodesignación como virtual diputado plurinominal y eventual líder del PAN en la Cámara de Diputados lo coloca exactamente como tirador principal hacia el 2016.
Madero será candidato si quiere. El control de los delegados efectivos y simpatizantes que participarían en la elección del abanderado para aquella elección lo tienen el dirigente estatal, Mario Vázquez, el diputado César Jáuregui y el Dhiac, que recibirán con las brazos abiertos a Madero como su plan B, aunque su plan A sea Mario Mata. Tampoco tendrían problemas con un plan C en la persona de Juan Blanco, arropado por el Dhiac y el Opus Dei desde su incursión en la política. La dirigencia municipal panista de Juárez ni mencionarla: está en el paquete del Dhiac.
Ese cuadro sería descompuesto para Madero sólo si el PAN sufriera una catástrofe electoral, lo cual es remoto, vista su permanencia entre los 26 y 30 puntos de preferencia electoral y la debilidad cada vez más pronunciada del PRI–Los Pinos.
Mario Vázquez es un político en el PAN con orígenes de izquierda. Su ascenso lo debe a la deslealtad, la traición y la corrupción. Se puso primero en manos de Cruz Pérez Cuéllar para obtener su primer periodo al frente del Comité Estatal; lo traicionó, expulsó del blanquiazul juarense y hoy está ratificado en el segundo periodo gracias al Dhiac y César Jáuregui.
Obtuvo Vázquez de Palacio de Gobierno posiciones en la burocracia, pero lo hicieron a un lado cuando quiso chiflar y comer pinole jugando al crítico. Traicionó también a Palacio porque le colocaron en su cerebro una memoria USB con la idea de que puede convertirse en el poder tras el trono de la gubernatura. El control de los votos que ha conseguido hacia el interior del blanquiazul ha sido a base de corrupción, según lo han denunciado el mismo Pérez Cuéllar y otros panistas destacados.
La falta de escrúpulos de ese dirigente estatal lo convierte en un político de cuidado para sus adversarios internos o externos. Carece de luces propias, pero usa muy bien las ajenas cuando las circunstancias lo requieren. Llegará con el PAN hasta donde el PAN lo pueda llevar, y brincará del blanquiazul si no le garantiza éxito (poder). Ahorita tiene un chip en el cerebro, pero se lo quitará en cualquier momento si las circunstancias lo exigen.
El Dhiac–Yunque es un grupo compacto, alguna vez liderado en Chihuahua por Jorge Manzanera, después por Manuel Espino, luego por Teresa Ortuño, enseguida por Carlos Borruel… hoy por Eduardo Fernández y Arturo García Portillo. En estos momentos tienen divididos sus apoyos internos entre Vázquez y Juan Blanco. A nivel nacional alcanzó el Yunque varias secretarías de Estado con Fox y Calderón, lo que habla de su importancia en Chihuahua para cualquier candidato.
César Jáuregui Moreno debe sufrir grandemente para cargar a Mario Vázquez y dirigir la inteligencia emocional del panismo chihuahuense. Tiene déficit de popularidad, como casi todo intelectual, pero es un operador nato que mantiene clara la prioridad de la institución partidaria sobre todo lo demás. aunque la percepción pueda ser distinta por su cercanía con el gobernador del Estado.
Las vísceras y el instinto de Vázquez son amorfinados por la capacidad disuasiva de Jáuregui, al menos en momentos cruciales para Acción Nacional. Es obvio que ha negociado con Palacio, pero en la pragmática justificación de que el PAN no llegue dañado al “objetivo mayor” que es la gubernatura. Es vertebrador de las corrientes internas, pero no se mortifica si alguna le hace el feo; por lo tanto, carece de grupo homogéneo. Su grupo es su inteligencia personal.
Aunque sea catalogado como hechura total de Jáuregui, Mario Mata tiene sus propios “atributos”. Como todo “buen político” que se precie de serlo, ya fue acusado de corrupción durante su gestión al frente de la Alcaldía de Delicias. Salió al paso de las acusaciones, concluyó su Administración y se dio el lujo de pasar el relevo a manos blanquiazules. Para Jáuregui no habría otro mejor que él como candidato a gobernador… y como gobernador: fue su secretario del Ayuntamiento. Su futuro en las grandes ligas está en manos de los electores del quinto distrito. Una derrota ahora lo desaparece en el 2016.
Juan Blanco Zaldívar anda por las mismas. Debe ser prioridad para el tricolor derrotarlo en su búsqueda de la diputación por el sexto distrito, porque tiene mayores alcances, mayores mañas y mucha más malicia que inclusive algunos priistas. Sabe perfectamente cómo se hacen las transas multimillonarias (aunque lo pillen con las manos en la masa), sabe muy bien cómo se compran los votos y tiene claro con quién puede hacer alianzas y con quién no. Si debe traicionar, traiciona. En el 2010 ofreció su apoyo al hoy gobernador Duarte tomándose con él una foto en público que aún le duele al entonces candidato panista, Carlos Borruel. Todavía no sale de la depresión.
El PAN y el sistema político estatal y nacional aún deben esperar sorpresas del senador Javier Corral Jurado. Tiene muy molestos a Gustavo Madero y a Mario Vázquez (a Vázquez fúrico) porque no los pela prácticamente para nada. La Unión Ciudadana (UC) fue creada como una plataforma personal hacia el 2016, pero el panismo en general no la ha comprado por dos razones: el control de Vázquez–Dhiac en el PAN y la presencia de Morena y la izquierda en todos los eventos de la UC.
Corral quedó en un lejano tercer lugar durante su búsqueda por la candidatura a la Senaduría que hoy ostenta. La ganó en los tribunales judiciales federales con ayudita de poderosos políticos nacionales, así que para nada es enemigo pequeño ni puede darse por muerto el año entrante.
El tiempo irá ajustando el análisis conforme transcurra la presente campaña electoral federal y tome toda su velocidad a partir de junio próximo la campaña del 2016. Debemos estar listos para no sorprendernos de lo que la clase política panista nos vaya presentando conforme se acerque la hora de la verdad. Están hoy en la banca con debilidades enormes e innegables, pero con el equipo entrenado en todas las malas artes como para conseguir la titularidad. “Así es México”, puede repetir La Gaviota del blanquiazul chihuahuense.
Masonería, los pronósticos cumplidos
Ayer ya entrada la tarde quedó definida la dirección estatal de la masónica Logia Cosmos para el director de Protección Civil del Municipio, Fernando Motta Allen. El segundo a bordo es el funcionario de la Coordinación de la Tarahumara del Gobierno estatal, Auden Acosta Royval. Ambos conformaron la planilla Diamante. Obtuvieron 207 votos contra 80 de sus oponentes.
Disputaron el cargo contra el médico Ramón Parada Gasson, juarense igual que Motta.
Mota Allen recibió el cargo de manos del abogado Guillermo López Nájera, quien ayer cumplió los dos años reglamentarios al frente de la Logia Cosmos, que integra a todas las logias del estado de Chihuahua.
En su único propósito periodístico, Mirone siguió de cerca la campaña de las planillas por la dirigencia de la masonería chihuahuense –o una parte de ella–. Hace una semana concluimos que la victoria se la llevaría el dúo Motta–Acosta, tal y como ha ocurrido. La campaña de Motta fue dirigida por el síndico municipal Fernando Martínez, quien fue dirigente de la Cosmos antes que López Nájera.
Las mujeres masonas siguen sin poder votar en su organización…