Las autoridades estatales, responsables del servicio público de transporte, tienen una deuda histórica con Ciudad Juárez.
Frente a su anhelo de contar con un sistema de transporte digno y eficiente, los juarenses únicamente han recibido de las autoridades, promesas incumplidas, proyectos mochos, obras inacabadas, millonarias inversiones perdidas, falta de voluntad política y un cúmulo de omisiones y desatenciones.
De ahí que la llegada de 22 camiones nuevos para la segunda ruta troncal o BRT-2, genere tanta expectativa.
Luego de que esas unidades se pongan a rodar la primera semana de mayo (después de realizar los recorridos de prueba y alistar la infraestructura ya instalada) el reto será no detenerse.
Salirle al paso con lo que se tiene, quedarse cortos, improvisar aunque se haya tenido tanto tiempo para planear, ha sido, por años y sin distingo de administraciones, la marca de la casa.
Frecuentemente las campañas electorales son malas consejeras, justo porque llevan a actuar arrebatadamente, hacen que la simulación se imponga, y que los problemas estructurales se atiendan por encimita.
Empezar únicamente con 22 unidades para una sola ruta troncal no era el plan original.
Claramente se había dicho que la Administración esperaría a contar con todas las unidades. Serían de inicio 55 camiones en total, 35 para el BRT-1 y 20 para el BRT-2, donde además de las unidades adquiridas por Gobierno del Estado, entrarían las de los concesionarios, en un esquema mixto.
Lo más importante es que no únicamente se daría el paso en cuanto a las rutas troncales, sino que se avanzaría en la integración, consolidación y modernización en las rutas alimentadoras, donde está el grueso del servicio y también las deficiencias más críticas.
Alzar las campanas al vuelo por 22 unidades de una sola ruta troncal, puede entenderse, luego de tantos años de espera y martirio por las obras inservibles de un proyecto que prácticamente estaba muerto, pero hacer funcional la movilidad urbana por medio de un sistema integral de transporte, implica mucho más que eso.
El sistema integral que por años se ha visualizado para la ciudad incluye no dos, sino cinco rutas troncales. También requiere de varias rutas pretroncales, no una como la que sigue sin uso y sin camiones sobre la vialidad Gómez Morín.
Además, las rutas alimentadoras son las que finalmente le dan cuerpo al sistema. Pero hoy viven su peor crisis, con pocas y viejas unidades y, lo más importante, con escasa cobertura territorial y limitado su servicio en cuanto a horarios.
Las troncales son los pilares, las columnas vertebrales del sistema. Sin embargo, en las condiciones actuales, aunque se sumen ahí más unidades nuevas, ese tronco tiene muy poco qué articular o sostener.
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Se antoja increíble, pero la búsqueda de soluciones a la problemática del transporte público en esta frontera, se encuentra plasmada en los planes de desarrollo urbano desde 1995 y, 29 años después, el sistema nunca ha podido funcionar.
Incluso desde antes, en 1992, se lanzaron otras ideas, como la propuesta del entonces candidato a la gubernatura, Jesús Macías Delgado, para ofrecer a los juarenses un sistema colectivo tipo metro.
El alcalde Francisco Villarreal Torres (1992-1995), también sugirió crear un sistema semejante al de la Ciudad de México, usando las vías del ferrocarril, desde la Presidencia Municipal, rumbo a la carretera a Casas Grandes. Ninguna de estas ideas fue materializada.
Recuentos históricos, académicos y periodísticos, refieren que la primera vez que se tomó en cuenta formalmente la implementación de un sistema de movilidad urbana, fue en la versión del Plan de Desarrollo Urbano de 1995.
El documento fue elaborado en conjunto con expertos de la entonces Sedesol federal; ahí se propuso trabajar en un esquema multimodal de transporte.
Luego, en la actualización realizada en el 2003, se indicó que era necesario implementar sistemas más eficientes y sustentables, pero los costos y la serie de trámites que requerían obras de esa magnitud no llevaron a buen puerto las propuestas.
En diciembre de 2001, el presidente del Concejo provisional, José Reyes Ferriz, dio a conocer que se construiría un sistema de tren ligero, gestionando el derecho de vía con Ferromex.
El plan se modificó y se propuso utilizar camiones, pero se requerían 120 millones de dólares, una suma que estaba fuera de los alcances del Gobierno municipal.
En vez de este costoso sistema, el Ayuntamiento adquirió 20 camiones y se construyeron carriles de desplazamiento a lo largo de 2.5 kilómetros, pero el Gobierno del siguiente alcalde, Jesús Alfredo Delgado, paró en seco el plan debido su alto costo.
Lo que el panista sí retomó, fue el proyecto del Concejo de Gobierno para, en conjunto con autoridades de El Paso, instaurar un sistema de transporte binacional.
Se realizaron gestiones ante la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) del Gobierno federal para obtener el permiso y, entre 2003 y 2004, se invirtieron 25 millones de pesos en obras. También se destinaron para el servicio seis de los camiones adquiridos por el Concejo para el transporte semimasivo.
El proyecto incluyó la creación de una empresa administradora y se buscó concesionar el servicio, llamado Trasborde, a dos compañías particulares; sin embargo, la SCT omitió otorgar el permiso.
Cuando Reyes Ferriz regresó a la Presidencia Municipal, ahora como alcalde electo en 2007, retomó el proyecto de sistema de transporte semimasivo con nuevos paraderos y camiones. Se gastaron 361 millones de pesos, pero el servicio nunca funcionó.
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Fue en la administración estatal de César Duarte Jáquez, cuando se construyó la ruta con carriles confinados del BRT-1, la que corre desde la Presidencia Municipal, llega al eje vial Juan Gabriel y avanza por el bulevar Zaragoza.
La primera ruta troncal empezó a funcionar a finales de 2013 y principios de 2014, aunque de forma incompleta y deficiente.
En la infraestructura para el Vivebús se invirtieron 600 millones de pesos.
Los concesionarios rentaron los camiones del Municipio de Juárez para dar el servicio a través de la empresa denominada Intra, la que adquirió además 61 unidades nuevas en 2016. Sin embargo, los camiones presentaron fallas mecánicas y la prestación del servicio decayó aún más.
Ya en el Gobierno de Javier Corral Jurado (2016-2021), el sistema cambió su nombre a Ecobús y, posteriormente, a Bravobús, pero el servicio continuó sin cubrir las necesidades de los juarenses.
Casi para terminar esa administración estatal, a mediados de 2020, arrancó la construcción de la infraestructura de la segunda ruta troncal o BRT-2.
Entonces se anunció una inversión de 997.4 millones de pesos, más 309 millones de pesos para ampliar la primera troncal o BRT-1.
Un año después, las obras fueron inauguradas, pero el servicio siguió igual de ineficiente.
Para octubre de ese mismo 2021, el nuevo Gobierno de María Eugenia Campos Galván expuso irregularidades en la obra pública, además de fallas en la ejecución de los trabajos e irregularidades en los procesos de contratación.
Durante los meses subsecuentes, el Gobierno del Estado intervino en la modificación de la infraestructura del BRT-2.
En abril de 2023, se anunció que la tarifa de transporte se incrementaría, pero también que se adquirirían nuevas unidades y que la Administración estatal operaría por completo el BRT-1, hoy completamente desarticulado.
Para la segunda ruta troncal se implementaría un modelo mixto. Luego de que se anunció durante la semana que serán 80 los camiones nuevos adquiridos por el Gobierno del Estado que se destinarán a Juárez, ya no quedó claro cómo se operará el esquema mixto con los concesionarios en el BRT-2
El plan original era que de los 80 camiones, únicamente 55 serían para Juárez y el resto para la ciudad de Chihuahua. Hubo cambio de plan y buenas noticias para la ciudad, aunque todavía falta que lleguen 58, la gran mayoría.
Se supone que la flotilla se completará durante mayo. Eso significa antes de las elecciones, aunque el secretario de Gobierno dijo que la última remesa podría llegar a mediados de junio.
Si no se cumplen los plazos y los compromisos, no sería la primera vez. Pero hoy, la ciudad espera que en verdad, el transporte público sea tratado como prioridad.
Ya pasaron más de dos años y siete meses desde que la actual Administración se hizo cargo del proyecto y arrancar a tercias (ni siquiera a medias) una troncal, tampoco es el avance que se esperaba cuando se dio el cambio de gestión.
Si se continúa con el mismo paso lento para hacer realidad un verdadero sistema integral de transporte, el sexenio se va a terminar sin que inicie siquiera el sueño de contar con un buen servicio.
Hasta hoy, la ciudad únicamente ha tenido, en su transporte público, una historia de pesadilla.