Desde la tierra de los vencedores del desierto, Delicias, llega información a Mirone en el sentido de que el ingeniero Jaime Herrera, el testigo protegido favorito de los Expedientes X, anda buscando acercarse al nuevo fiscal general del Estado para venderle también sus amores…perdón, sus informes.

El tristemente célebre agrónomo, mejor conocido como Jaime “El Peinetón”, busca la cobija protectora de las nuevas autoridades, ahora que sabe que muchos de sus excompañeros de Gobierno en la Administración de Duarte ya preparan denuncias en su contra, además de las que ya se han dado a conocer contra Maclovio Murillo, César Peniche y Javier Corral.

Nos cuentan que Jaime Herrera se esfumó de los círculos que solía frecuentar en la capital del estado, para refugiarse en su casa de Delicias, donde mantiene frecuentes reuniones con sus abogados, por aquello de las cochinas dudas.

Con el cierre de la administración de Corral, los procesos de los Expedientes X aparentemente siguen su curso, con la diferencia de que ahora no habrá jueces de consigna y, por consiguiente, se comenzarán a caer los casos judicializados; incluyendo los testimonios de los testigos protegidos en los que se basaron la mayoría de las persecuciones de Peniche y sus torquemadas.

Esta situación ha puesto nervioso al “Peinetón” Herrera, porque sabe que fueron muchos exfuncionarios y colaboradores a los que perjudicó por salvar su pellejo, comenzando por su segundo de a bordo, Gerardo Villegas; uno de los más hostigados y acorralados por Corral y su pandilla.

Si Jaime Herrera pierde su condición de testigo protegido, como es de esperarse ante el cúmulo de pifias jurídicas que se cometieron al amparo de sus señalamientos, comenzará a declarar que fue presionado y amenazado por la fiscalía anterior, para testificar contra quien le indicara el exgobernador.

No se debe perder de vista que Herrera accedió a testificar amparándose en los criterios de oportunidad para convertirse en “soplón con cobija”, como se les conoce en el bajo mundo del hampa.

Herrera estuvo en el centro de las corruptelas por haber sido el secretario de Hacienda de César Duarte y, por lo tanto, también está embarrado hasta el cuello en los hechos que fue confesando en los Expedientes X a lo largo de cinco años.

La impunidad de que ha gozado este último lustro ha sido a cambio de sus servicios de informante, al más puro estilo de los cánones de la Policía judicial de antaño: eres malandro, pero me das información y no te detengo.

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Ojalá que la creatividad que les sugirió Maru Campos a los alcaldes del estado, para salvar el año fiscal y no quedarse atorados por falta de recursos, no se convierta en calvario para los sufridos ciudadanos, que después de la pandemia y la crisis económica siguen sorteando, todos los días, la inseguridad que reina en toda la entidad, por obra y gracia del fallido exgobernador Javier Corral y su “líder” César Peniche.

En la reunión que tuvieron los 67 alcaldes y alcaldesas con la gobernadora Maru, les platicó de su experiencia al frente de la presidencia municipal de Chihuahua, cuando tuvo que ajustarse a los recursos propios para no depender de las partidas que, a cuentagotas, le llegaban de la Federación y del Estado.

Por eso, les recomendó que echen mano de la creatividad para ir poniendo en marcha sus proyectos, y que no se queden estancados por falta de recursos, que llegarán hasta el próximo año, y eso muy “caciqueados”, como dijo el ranchero.

Por creatividad se entiende que deben eliminar los gastos superfluos de celulares, viáticos, viajes, compra de nuevos vehículos para funcionarios y la supresión de congresos, simposios, conferencias y las clásicas reuniones o “retiros” de trabajo que solo implican gastos, y no le representan ningún beneficio a la ciudadanía.

Esa creatividad debe entenderse con la simple frase de hacer más con menos, como los programas de destilichadero, de limpieza de lotes y parques, de emparejamiento de calles, de pintura de espacios públicos, que son servicios menores, que cuestan menos y lucen mucho; como los que comenzó en Juárez, Cruz Pérez Cuéllar en el primer día de su gobierno.

La creatividad en cuestión no debe quedar a la libre interpretación, porque no faltará quien dé luz verde a policías y tránsitos para que comience a sonar la caja registradora. Históricamente, ambas dependencias han sido utilizadas por todos los gobiernos como plan B en tiempos de crisis o de vacas flacas; para completar los aguinaldos, los pagos de intereses de deuda pública y hasta como caja chica.

Por eso es que luego vemos operativos sorpresa con retenes, sobrevigilancia y cazaguiadores en cruceros estratégicos, donde cualquier motivo es causa de infracción.

Si de por sí el niño es risueño, no se diga haciéndole cosquillas.

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Poco a poco, y conforme pasan los días, siguen saliendo las tranzas, corruptelas, triquiñuelas y desvíos que durante la administración de Javier Corral se hicieron con los recursos públicos.

Primero, fueron los mil 800 millones de pesos de participaciones federales que se gastó para el cierre de su fallido gobierno, pese a que le correspondían a la nueva Administración.

Luego, dispuso de 800 millones de pesos del fideicomiso carretero, que deben pagarse en 2022, y lo peor de todo, es que dejó una deuda de 64 mil 514 millones de pesos, superior en casi 11 mil millones a la que recibió del gobierno de su odiado César Duarte.

Lo último que se supo de las pillerías del angelito Corral salió de la Secretaría de Obras Públicas, donde detectaron sobreprecios del 20 por ciento en las obras realizadas en su administración; obras que, por cierto, fueron mal ejecutadas y otras abandonadas, como las del sistema de transporte en Juárez.

Llama la atención que, hasta ahora, solamente el diputado priista Omar Bazán, antes aliado y aplaudidor de Javier, ha salido a condenar los hechos y a pedir que se investigue a los funcionarios involucrados.

¿Qué pasa con los diputados de las comisiones de obras públicas, fiscalización, anticorrupción y transparencia, que integran todos los partidos políticos?

¿Van a nadar de muertitos y le van a perdonar estos pecadillos al innombrable dos, a pesar de la quiebra en que deja al estado? Además del baño de sangre que salpicó durante los cinco años a los 67 municipios de la entidad, por su rendición al crimen organizado.

Esperemos que haya respuestas de los legisladores y de los órganos fiscalizadores, y que los hechos no se queden en simples denuncias mediáticas.