Mirone aún no se lo explica. De acuerdo con una investigación de Norte Digital, la actual administración municipal — encabezada por Cruz Pérez Cuéllar— pagó un sobreprecio cercano a los 50 millones de pesos en la compra de 250 mil kits escolares.
Resulta que, en el marco de su programa insignia “Cruzada por la Educación”, a nuestro presidente municipal le entró un ansia febril, incontenible, casi compulsiva, por la adquisición de cientos de miles de kits escolares que contienen desde una mochila, hasta termos, lápices, colores y tijeras.
Fue precisamente esta excentricidad, esta serie desafortunada de compras y compras de kits y más kits escolares de la administración crucista -en un municipio con tantas carencias como Juárez-, que costaron a los juarenses más de 122 millones de pesos, la que colocó al alcalde en el ojo del huracán, cuando un grupo de ciudadanos interpusieron varias denuncias ante la Fiscalía Anticorrupción del Estado, acusándolo de los delitos de peculado, cohecho y enriquecimiento ilícito.
El “Mochilagate”, como ahora se conoce a este explorado y atroz desfalco a los juarenses, es, sin duda, parte del mayor escándalo político local de los últimos años, solo comparable, por la contundencia de los hechos y su verificación periodística — y guardando toda proporción— al caso del exgobernador Dee Jay. Y decimos que este desfalco es solo parte del escándalo, porque, como usted ya lo sabe, estimado lector, al alcalde Pérez Cuéllar lo que le sobran son denuncias y acusaciones.
A este Mirone le gustaría saber qué está haciendo al respecto la Fiscalía Anticorrupción de Abelardo Valenzuela, ya que esta denuncia y tremendo desfalco que la acompaña, son ahora la prueba de fuego de “El Bayo”, como es conocido el fiscal en el círculo político del estado.
En efecto, Abelardo Valenzuela tiene ahora la enorme responsabilidad de actuar con celeridad y transparencia, para determinar si en este caso tan analizado ya, hubo corrupción, negligencia o, de plano, una incompetencia monumental por parte de la actual administración municipal, porque está más que visto que, dentro de las anteriores posibilidades, no existe ninguna otra.
Quienes vivimos en Juárez tenemos derecho a saber qué ocurrió realmente con el Mochilagate, porque no sabemos qué sea peor, estar en manos de unos formidables incompetentes o de viles corruptos. En cualquiera de estos casos, todos deberíamos estar sumamente preocupados, simplemente porque estamos en sus manos, porque esta administración es la que controla nuestros dineros, el dinero de todos.
Viendo este panorama, Mirone no puede dejar de pensar en aquel dicho popular que a la letra reza: “Si así está el caminito, ¿cómo estará el bosque?” Y como lo que es en lo poco, lo es en lo mucho, no debemos pasar por alto que este desfalco de la administración de Pérez Cuéllar, por corrupción o por ineptitud, puede tratarse solo de la punta del iceberg, de una pequeña muestra de lo que puede estar ocurriendo en una gran parte de las licitaciones, compras o adquisiciones que el Municipio de Juárez está llevando a cabo, en las que podríamos estar siendo víctimas de ciertos personajes que se estén embolsando el dinero de todos o, simplemente, lo estén tirando a la basura por incapaces.
Con tremendo desfalco, y con un cúmulo de denuncias y señalamientos a cuestas, el alcalde de Juárez, “el primer morenista del estado”, busca la reelección a la Presidencia Municipal de Juárez. Lo que está en juego para todos los que vivimos aquí no es cosa menor. El proyecto político de Pérez Cuéllar fue planteado, desde un principio, a doce años: tres que ya casi concluyen, tres más de un probable próximo periodo de Gobierno municipal, y seis años más de un hipotético futuro Gobierno estatal.
Nos jugamos aquí una década de nuestras vidas y las de nuestras hijas e hijos, o sea, nuestra próxima generación. Una actuación oportuna y satisfactoria por parte de la Fiscalía Anticorrupción para esclarecer todos estos hechos, es lo menos que merecemos en un caso tan extremo.
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El rumor corrió con fuerza este jueves, circuló en medios y en redes sociales y hasta hubo cruce de apuestas en grupos de WhatsApp, como si ya se tratara de un hecho consumado que nadie podría evitar.
Se trata de la supuesta “remoción” de Cruz Pérez Cuéllar, pero no de la alcaldía, sino de la candidatura de Morena a la Presidencia Municipal de Juárez.
La versión, que nadie confirmó oficialmente, decía que los altos mandos de la 4T ya habían medido el agua y resultó que estaba de color guinda, por aquello de las acusaciones que pesan sobre Crucito por el asunto de la compra o renta de su casota en el fraccionamiento Campestre, y por el bochornoso caso del permiso para establecer una casa de cambio en el parque El Chamizal.
El “borrego” apuntaba a que la diputada local, Rosana Díaz, fallida aspirante a senadora por Morena, sería una de las opciones que barajaba la dirigencia del partido fundado por el AMLO presidente.
La otra iba en el sentido de reelegir—por segunda ocasión—a Armando Cabada o de postular a la síndica municipal, Esther Mejía, pero, de preferencia, a la diputada Díaz, quien llegaría a la contienda con la bendición de Ariadna Montiel, la secretaria de Bienestar.
Según fuentes consultadas por Mirone, la versión tiene más cara de buscapiés lanzado por los propios opositores del morenismo, quienes han emprendido—dicen—una “campaña muy sucia” contra Cruz.
Esa campaña pasa por decir que, anda tan mal que su propio partido lo quiere bajar de la contienda.
Otros enterados de las entrañas del partido guinda nos comentan que nada está descartado, y que, en dado caso, el argumento del género les daría la ocasión de cambiarlo por una candidatura femenina, de ahí la insistencia en torno a Rosana o a Esther.
Lo curioso del caso es que, hasta ayer, la única que habló del tema fue la legisladora por el IV Distrito, y lo hizo para decir que “sería un honor”. ¡Ah!, o sea que no lo niega ni dice un “no” rotundo”. ¡Cuál apoyo “al compañero Cruz” ni qué nada! Si se abre la ocasión, pues “le entramos”.
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Y hablando del rey de Roma, la encuesta de Rubrum, correspondiente a enero de este año dejó con el Jesús en la boca a Crucito Pérez Cuéllar, porque sus “likes” no andan tan arriba como él pensaba.
Resulta que, a diferencia de su colega capitalino, a él apenas le alcanza para repetir como presidente de la frontera más importante del país —¡He dicho! —, pues menos del 50% de las y los electores volverían a votar por él.
Para no darle más vueltas, Rubrum registró una aprobación del 43.5% a la pregunta de si votaría por la reelección del morenista-expanista, mientras que un 40.1% dijo “no”.
¡Uf!, y con eso de que el margen de error arroja un empate técnico, entonces anda “micha y micha” entre quienes lo quieren ver de regreso y quienes desean verlo… pero en su casa, en el mejor de los casos.
Nada más para que termine de preocuparse, el rango de electores que aún no toma su decisión es del 16.4%. Es decir que, si una parte sustancial de esos electores opta por no renovarle el contrato a Crucito, pues adiós y sin tocar baranda.
La buena nueva para el aún alcalde, y eso no lo dice la encuesta, es que sus rivales prianistas no dan una, pues andan como para perder hasta una elección de sociedad de alumnos, con más ganas una constitucional.
Pero más vale que se ponga “trucha”, dé la cara a todos los cuestionamientos que se le están haciendo y ponga cuidado de no repetir errores como el de El Chamizal, o ya lo veremos en las filas del desempleo, porque la edad ya no le alcanza para entrarle al “Jóvenes construyendo el futuro”.
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Aún no se extingue el fuego provocado por la casa de cambio de que se instaló de manera irregular en los terrenos de El Chamizal, cuando ya tronó otro cuete relacionado, precisamente, con el mal uso de ese parque tan emblemático para la ciudad e incluso para el país.
Porque una cosa es que pusieran una casa de cambio, iluminada, barrida y trapeada, pero otra es utilizar una de las pocas zonas verdes que tiene nuestra frontera para venta de materiales.
La asociación civil Árboles en Resistencia difundió un video en las redes sociales que un pedazo del predio ubicado en el cruce de las calles Durango y Santiago Troncoso, en el fraccionamiento Colinas del Sol, opera desde hace tiempo un establecimiento dedicado a la venta de materiales.
Según se narra en la grabación, obra del activista Daniel Delgadillo, los vecinos del sector pusieron el grito en el cielo, ya que un particular se encuentra operando su negocio, en una zona considerada parque público.
En el recorrido efectuado por Árboles en Resistencia, se hizo la denuncia pública en la que se observa que la negociación se encuentra a un lado de un pozo de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento.
Los habitantes que se dicen afectados piden la intervención de la Sindicatura para que revise las condiciones en las que se dio la autorización para utilizar esa esquina, ya que las autoridades municipales, llámese la Dirección General de Desarrollo Urbano, no han dado respuesta a sus inquietudes e incluso les refirieron que no había información relacionada con ese predio.
No es este el primer y único caso en el que este tipo de áreas se ven afectadas y están siendo utilizadas con otro fin al que fueron originalmente destinados, señala la asociación, por lo que pide la intervención urgente además de la Sindicatura, de regidores y de la Profepa.