Impotencia y hartazgo, son los sentimientos que embargan a los juarenses después de la enésima masacre registrada ayer en la mañana en un restaurante familiar, donde dos hombres y dos mujeres fueron asesinados a balazos, mientras otra persona fue herida de gravedad.
El crimen de alto impacto se registró en el restaurante Dennys, del Centro Comercial Galerías Tec, a las 11 horas con 10 minutos, de acuerdo con el reporte del CERI.
Estos datos nos hablan de la libertad total que tienen los criminales para matar, a cualquier hora del día, en cualquier zona de la ciudad; sin importar el sexo de sus víctimas, si andan en la calle, si están en una iglesia, en una escuela, en una tienda o en un restaurante, como es el caso.
El nuevo multihomicidio, por el que tampoco hay detenidos, nos confirma la impunidad de la que gozan los grupos del crimen organizado, para decidir quien vive o quien muere, frente a corporaciones policiacas que solo se dedican a contar casquillos y a levantar cadáveres, para la estadística oficial.
Nos podemos imaginar el terror que vivieron empleados y clientes del popular comedor, cuando los dos asesinos entraron, dispararon sus armas, salieron y huyeron en los dos autos que los esperaban afuera sin que nadie les hiciera frente.
El video de los hechos, grabado por las cámaras del establecimiento, muestra la frialdad con que persiguieron a sus víctimas por el lugar, y luego la forma como remataron a los que quedaban en la mesa.
El reporte de aterrorizados testigos del atentado, revela que en el lugar había muchas familias, pero ni eso detuvo a los cobardes pistoleros, que cumplieron con su macabro trabajo con toda premeditación, alevosía y ventaja, como ha ocurrido en todos los eventos de esta naturaleza.
Si el lugar de los hechos se encuentra en uno de los principales corredores comerciales de la ciudad, que se supone tiene vigilancia permanente de las diferentes corporaciones policiacas para que sea una zona segura, ¿dónde estaban los municipales, los estatales o la Guardia Nacional que todos los días vemos paseándose en caravana por la frontera?
¿Con qué estúpido pretexto van a salir ahora? ¿Seguirán aferrados a que se trata de “ajustes de los grupos criminales”, o con la babosada de que solamente se están matando entre ellos”? O bien, ¿con la última ocurrencia de que los matones están reaccionando a los operativos policiacos? cuando todos sabemos que esos operativos fantasma han servido para dos cosas: para nada y para pura vacilada.
Ya los veremos en estos días reunidos presurosos, en sus inútiles mesas de seguridad, analizando estadísticas, especulando sobre los antecedentes de las víctimas, buscando encontrarles algún pecado o relación delincuencial, para justificar el multihomicidio.
Luego saldrán a decir que las víctimas tenían relaciones peligrosas y que, por lo mismo, fueron objeto de venganzas del crimen organizado. Este ha sido el argumento más efectivo de la policía preventiva para quitarse la bronca, y de la investigadora, para evadir su responsabilidad.
Pero, aunque se tratara de delincuentes contra delincuentes, son homicidios que deben perseguirse, resolverse y castigarse porque así lo dice la ley, esa que supuestamente representan y juraron hacer cumplir.
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Con los 4 asesinatos del Denny´s, suman ya 50 los crímenes registrados en la primera mitad de junio, de los cuáles 5 han sido mujeres.
Este fue el segundo crimen de alto impacto que ocurre en el mes. El primero fue el pasado día 5 en un domicilio del fraccionamiento Rinconada de las Torres, sección IV, donde murieron tres hombres y dos mujeres, de 37 y 38 años de edad.
En ese caso los asesinos respetaron la vida de dos niños que se encontraban en la vivienda, de 8 y 10 años de edad, que quedaron huérfanos de una manera brutal, que los dejó marcados para siempre.
Hasta ayer, son en total 11 crímenes de alto impacto, con tres víctimas o más, que han ocurrido en el primer semestre del año, sin que en ninguno de los casos haya detenidos o cuando menos presenten avances de las investigaciones, que permitan pensar que los asesinos serán detenidos.
Los crímenes del templo cristiano, la ejecución de un comandante ministerial y su esposa, la masacre de una familia en la avenida Tecnológico frente al edificio del Poder Judicial de la Federación, los tres feminicidios de estudiantes en diferentes fechas y lugares, el triple asesinato en una casa de la colonia Granjas Polo Gamba, por citar algunos, nos dicen a los juarenses que el principio de autoridad no existe en la ciudad, porque el control de la seguridad pública lo tienen los delincuentes.
De qué sirve que en Juárez se haya instalado la sede de la Policía Estatal, con toda su tecnología de punta y su modelo Centinela, que con todas las fanfarrias con que lo han presumido en Juárez, no ha dado el ancho cuando se requiere, en casos como estos.
Aquí es donde la gobernadora debería encabritarse con sus jefes policiacos para que dejen de hacer planecitos y planezotes y pasen del papel a los hechos, porque ni los preventivos y mucho menos los investigadores dan una.
Ya es hora de que los ponga a trabajar y que den resultados, porque se supone que, a sus jefes y tropa, los contrataron para dar soluciones a la problemática delictiva, no complicaciones con su ineptitud e indolencia.
Si en lugar de construirles una costosa torre de Babel o de Pisa, con oficinas de lujo y sillas ergonómicas, les construye un cuartel con catres de resortes y les instruyen disciplina militar, mejor rendimiento darán sin duda en el servicio a la comunidad, o cuando menos les perderán el miedo a los malos que hasta ahora los tienen azorrilados. Ni más ni menos.
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En el contexto de la masacre de ayer, la Embajada de los Estados Unidos en México lanzó una nueva alerta de viaje, para los ciudadanos norteamericanos que viajan o están en Juárez:
Los empleados del Gobierno, o sea del Consulado General de los Estados Unidos en Juárez, tienen permitido viajar únicamente en el área delimitada al oriente de la ciudad por el bulevar Independencia; al sur por las avenidas Montes Urales, Manuel J. Clouthier y Carretera de Juárez; al poniente por el eje vial Juan Gabriel, avenida de los Insurgentes, calle Miguel Ahumada, Francisco Javier Mina y Melchor Ocampo; y al norte por la línea divisoria de México y los Estados Unidos.
El personal del Gobierno de los Estados Unidos tiene prohibido viajar al resto de Ciudad Juárez, excepto para ir directamente al aeropuerto de la ciudad y a las maquiladoras localizadas sobre el bulevar Independencia y avenida De las Torres.
Asimismo, el acceso a las maquiladoras y las estaciones de inspección de ganado en San Jerónimo, únicamente se permiten a través de los Estados Unidos por el puerto de inspección de Santa Teresa, Nuevo México; el acceso por México vía Anapra está prohibido.
Las restricciones de viaje fuera de Ciudad Juárez no han cambiado y los empleados del Gobierno de los Estados Unidos pueden viajar únicamente a través del cruce o puerto de entrada internacional de los Estados Unidos más cercano, a los poblados de Ojinaga, Palomas y Nuevo Casas Grandes.
Una alerta de esta naturaleza significa, ni más ni menos, que la ciudad es peligrosa, porque los que mandan son los delincuentes, aunque lo nieguen nuestras sabias y sagaces autoridades policiacas.
Para el sector comercial de la ciudad, la condición de peligro que se vive por la violencia, les representa un desplome en las ventas, mientras que para el industrial se refleja en ausentismo y baja de producción.
Ambos sectores ya no podrán estar sumisos a los planes y rollos que les presentan los diferentes niveles de gobierno todos los días y en consecuencia, deberán exigir resultados en materia de seguridad pública, porque hasta ahora solo hay muertos.
Si de plano no les hacen caso, como pasa con los juarenses rebeldes que todos los días exigen atención a los problemas de la ciudad, cuando menos podrán confirmar que no existe una estrategia integral de las policías para enfrentar a la delincuencia y las ocurrencias, ni aquí o en China asustan a los bandidos.