Justo debajo del puente peatonal que conecta las dos áreas del Parque Central Hermanos Escobar, a plena luz de día y cuando más afluencia vehicular se registraba por el primer día de regreso a clases, un hombre fue asesinado.
A la víctima le destrozaron la cabeza a balazos y su cuerpo quedó allí, tendido, ante la horrorizada mirada de miles de juarenses que transitaban por el lugar, mientras que el o los agresores, como suele ocurrir en estos casos, emprendió la huida hacia el clásico rumbo desconocido.
Ante este tipo de hechos, a Mirone le sorprenden las declaraciones que ayer emitió el flamante Capitán Centinela, Gilberto Loya Chávez, secretario de Seguridad Pública Estatal, quien comentó a los medios de la capital, muy quitado de la pena, que el estado de Chihuahua se encuentra en el top 10 de los estados en los que se percibe mayor seguridad en todo México. ¡Háganme el favrón cabor!
Según nuestro encargado de seguridad estatal, ese fue el resultado que arrojó la encuesta ciudadana de Massive Caller, que se realizó el pasado 22 de agosto y que, evidentemente, se hizo en una dimensión paralela, en una especie de Chi-Matrix, donde se percibe a Chihuahua como un estado muy seguro. Gil es un loquillo.
“Si bien es cierto que vamos por el camino correcto, pues también nos queda muy claro que falta mucho por hacer”, dijo ayer en su mensaje el señor secretario Centinela, y tiene muchísima razón.
Entendámonos don Gil, como ciudadanía no podemos permitir estas afirmaciones absurdas e inverosímiles. ¿Por quiénes nos toma a los chihuahuenses? ¿Cómo viene y nos dice eso, secretario, cuando las calles se siguen tiñendo de sangre y cada vez está más expuesta nuestra población a los hechos violentos?
¿Acaso los chihuahuenses percibimos tranquilidad cuando, durante el fin de semana, se seguían exhumando cuerpos en fosas clandestinas? En Ciudad Juárez, hasta las 4:00 de la tarde del lunes, se acumulaban 8 asesinatos. La seguridad no es una cuestión de percepción, sino de hechos, de realidades.
Este Mirone le recomienda al Capi Gil que mejor no le juegue al mundo de caramelo, porque ese jueguito de nada le sirve como secretario, y mucho menos a la población del estado grande.
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En los últimos días han llegado hasta esta columna las versiones de que un grupo de agentes de la Agencia de Investigación Criminal, órgano de la Fiscalía General de la República, tenía “azolada” la carretera Chihuahua a Juárez con revisiones exhaustivas que terminaban en extorsión.
Las comunicativas fuentes, que por obvias razones pidieron no ser identificadas –el miedo no anda en burro– nos informan que esos agentes federales hacen su agosto (en pleno mes de agosto, por cierto) con personas que viajan a Juárez para hacer compras o cerrar negocios.
Nos cuentan del caso de unos jóvenes que se dirigían hacia Juárez desde Chihuahua, a comprar automóviles “fronterizados” para traerlos a la capital y luego revenderlos, pero, estando en el trayecto, ¡zaz! Que les caen estos agentes federales.
Tras un largo rato de “revisiones minuciosas” y de “acuciosos” interrogatorios, aquella diligencia terminó en una extorsión en toda forma, para que los frustrados compradores de autos pudieran continuar su camino.
Por el estilo están otras quejas de personas que transitan por la autopista Chihuahua-Juárez: llevan algo de dinero para hacer alguna compra, pero ese recurso suele terminar en los bolsillos de agentes corruptos.
Incluso los Uber semipiratas que transitan por la carreta han sido víctimas de esos agentes que deberían ser guardianes del orden.
Por lo regular, nos comentan, se les puede ver en la parte de la carretera que va en sentido sur a norte, casi llegando a la caseta de Villa Ahumada. Los “celosos inspectores” visten pantalón beige y camisa negra, y se desplazan en una camioneta tipo van, cuyo flamante rótulo de identificación está escrito en hoja a máquina pegada a una de las puertas del vehículo.
Ahí están y por ahí andan, para que la autoridad estatal o la misma federal tome nota y actúe en consecuencia. Lo que nos faltaba: además de tener carreteras en pésimo estado, baños públicos malolientes y tarifas de peaje sumamente caras, ahora tenemos que lidiar también con los “impuestos especiales” de estos agentes caradura.
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Ayer, miles de estudiantes de nivel básico regresaron a las aulas para integrarse al Ciclo Escolar 2023-2024, un retorno en el que los profesores habrán de echar mano del “Modelo Kalimán”, ya que en la instrucción de nuestros niños y adolescentes serán muy necesarias la “serenidad y paciencia”, porque prácticamente le estarán haciendo al faquir para contrarrestar la ausencia de libros, o de un plan emergente, para atender las necesidades de enseñanza que se avecinan.
La suspensión de la entrega de libros se mantiene a lo largo y ancho del estado grande, lo que habrá de obligar a los maestros a echar mano de todo lo aprendido en la Escuela Normal o en cualesquiera que se hayan preparado para ser docentes.
Recordemos que existe una orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, misma que prohíbe la entrega de los libros, al menos temporalmente, en tanto sea resuelta la controversia constitucional que interpuso el Gobierno de Chihuahua al considerar que, para el diseño de los mismos, no fueron tomados en cuenta.
La Secretaría de Educación y Deporte continúa la revisión de los ejemplares, ya que en voz de la titular del Ejecutivo, hay errores ortográficos que si bien se pueden pasar por alto, lo que más preocupa es la falta de contenidos en materias como matemáticas y ciencias.
Habrá qué ver la manera en la que los profesores se las ingenian para continuar educando a nuestros estudiantes, será un periodo raro e inédito, al menos en tiempos recientes, en el que los profesionales de la educación tendrán que rifarse para sacar adelante su trabajo.
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La vuelta a las escuelas fue reportada con saldo blanco por la Coordinación General de Seguridad Vial, que ayer, con motivo del arranque de clases, implementó un operativo especial en los principales cruceros y avenidas de la ciudad para dar fluidez a esa piedra en el zapato de los juarenses, que es la movilidad.
Pero no todo fue felicidad en las escuelas, al menos eso le dicen a Mirone padres y madres de familia, desesperados porque sus hijos han regresado a un verdadero infierno en la Preparatoria Estatal 8401, más conocida como la Prepa 28, esa que se encuentra en la esquina de las calles Galeana y Constitución, allá por el centro.
Los quejosos le comentaron encarecidamente a este escribidor que las condiciones en las que han regresado los cerca de 400 alumnos son infrahumanas, ya que desde hace 3 meses la escuela carece de energía eléctrica.
Lo peor es que ninguna autoridad ha salido a dar explicaciones al respecto, pero lo más preocupante es que aún quedan semanas de intenso calor, que se vuelve insoportable en las aulas –señalan–, ya que se trata de un edificio viejo.
De hecho, el lugar que ocupa la prepa está considerada dentro del Catálogo de Obras con valor histórico y arquitectónico, emitido por el Ayuntamiento de Juárez a través del Instituto Municipal de Investigación y Planeación.
Resulta que esa edificación data de 1892 y era propiedad de don Inocente Ochoa, reconocido personaje histórico local. El edificio actual fue donado por su hija Brenda Infinita Ochoa. Otro dato: durante la toma de Ciudad Juárez fue utilizado como cuartel por los villistas y en este lugar fueron atacados desde la Calle 5 de Mayo y el Callejón del Guache.
Según el Catálogo de Obras, posteriormente fue sede del 26 batallón de infantería. Josué “Neri” Santos, el primer basquetbolista ganador del bronce en las Olimpiadas de 1936 fue alumno de este plantel educativo.
Lamentable que una propiedad de alto valor histórico se encuentre operando en tan pésimas condiciones. Los enojados –y con justa razón– padres y tutores de los alumnos, señalan que el director de la escuela, Alberto Ávila Payán, les había prometido desde antes de que salieran de vacaciones, que el asunto iba a ser arreglado, pero ya se la saben, como siempre ocurre en estos casos, pura baba de perico.