El adiós a Carlos González y la ofrenda de un lánguido funcionario de laxa moral
Quienes conocen bien al Lic. Javier González Mocken saben perfectamente que nunca ha brillado por sus principios. A lo largo de su carrera política, en la que ha brincado como un chapulín convenenciero, de partido en partido, se ha caracterizado por la traición, escándalos de corrupción, acusaciones sin pruebas y muchas veces por no conectar el cerebro con la lengua.
Con el fallecimiento del honorable catedrático Carlos González Herrera, el gremio académico y cultural recordó cómo el expriista y exmorenista señaló, sin ningún fundamento, a quien fuera secretario estatal de Educación.
En octubre de 2021, el dos veces perdedor candidato a la alcaldía, calumnió a González Herrera durante la entrega-recepción de la Secretaría de Educación. Se le fue al cuello sin más pruebas que su devaluada palabra. Dijo que había revisado el estado de la dependencia y que encontró subejercicios, aviadores y contratos irregulares.
También aseguró que había aires acondicionados y equipo de limpieza sin entregar, pero no ofreció ninguna prueba. Y así se anduvo durante los primeros meses de su administración que destacaron por el golpeteo y la falta de trabajo.
Eso sí, ahora que el catedrático falleció y se celebraron sus honras fúnebres, el flamante secretario estatal mandó una enorme corona luctuosa de flores amarillas y blancas, como tratando de expiar sus culpas. ¿Cargará algo en su conciencia?
¡Qué diferencia de funcionarios! No hay punto de comparación. González Herrera nunca tuvo un escándalo como los de Mocken, cuya gestión está marcada por la transa de los uniformes de Bachilleres y las cafeterías del Cobach, manejadas irregularmente “por los hermanos y primos Dinamita”.
En el funeral, esa corona fúnebre no pasó desapercibida para los amigos del doctor, lo que provocó reacciones negativas. “Es un cínico”, murmuraron los asistentes. Eso hizo recordar las apreciaciones de los morenistas hacia este personaje de cuestionable moral.