La disputa entre ese nutrido grupo de abogados que quieren su patente de notario —algo parecido a un título nobiliario— está que saca chispas, sobre todo entre quienes buscan ocupar las cuatro patentes que están acéfalas en el Distrito Bravos de Ciudad Juárez.
Allegados al tema le comentan a Mirone que las 15 vacantes siguen en esa condición desde hace años porque nomás no ha habido condiciones para concursarlas y otorgarlas con la absoluta corrección que establece la ley.
Y es que, en cuanto se publica una convocatoria, se ponen a peso las patadas —por debajo y por encima de la mesa— de todos cuantos llevan muchos años formados en la fila en espera de que les den el título que los eleva a rango de “Notario”, algo que entre los abogados suena, así como a un ducado o un principado.
Un ejemplo muy claro entre el clan de aspirantes es el de la Notaría 2, que quedó sin dueño desde el fallecimiento de su titular, Tomás Herrera, en 2019. Es decir, una de las notarías más antiguas de Juárez lleva seis años sin cabeza. ¿Cómo es posible eso?
Se supone que en octubre se emitirá la convocatoria no solo para ocupar las Notarías acéfalas, sino también para reubicar algunas que ya quedaron casi en medio de la nada, como es el caso de la 7, con asiento en Guadalupe, y que será trasladada a Juárez.
Otro ejemplo de “largos años de añejamiento” es la Notaría 12, acéfala desde el fallecimiento de su titular, Armando Herrera Acosta, también en 2019. Sigue sin cabeza, pese a que Ana Luisa Herrera, hija del fallecido notario, aspiró y suspiró por quedarse con ella.
Pero ¡ah qué caray!, era funcionaria en el gobierno de Corral y justo entonces cambiamos de sexenio. Qué cosas, ¿no? El día que debía presentar su examen, no llegaron los sinodales y pues bueno, tampoco hubo notaría.
El problema para el abogado litigante que con toda legitimidad aspira a su notaría es que la misma ley lo relega o le pone condiciones que difícilmente va a poder cumplir al momento en que se lleve a cabo el concurso.
El artículo 13 de la Ley de Notariado, en su numeral V, lo dice con toda claridad al enumerar los requisitos para lograr ese título: “Comprobar que, después de transcurridos dos años del registro del título de Licenciatura en Derecho en la dependencia estatal o federal correspondiente, ha practicado durante un año ininterrumpido en una o más notarías públicas del Estado; o bien que ha ocupado la Dirección del Registro Público de la Propiedad y del Notariado, alguna Jefatura de Departamento, ya sea Notarial o Registral, o se ha desempeñado como Registradora o Registrador Público de la Propiedad por dos años; o ha ejercido funciones de revisión registral o inspección notarial por cinco años ininterrumpidos”.
Dicho en otras palabras: esto es entre “cuates”, y si no ha trabajado en una Notaría o es funcionario del RPP, hágale como quiera.
Ahora entendemos por qué otros gobernadores, en la víspera de su salida, entregaban la patente a los “mirreyes” o a los colaboradores más leales.
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No muy bien que digamos le fue al salchichonero mayor, Eugenio Baeza Fares, con eso de salir a exigirle al Gobierno del Estado que ya se ponga a levantar obras de infraestructura en la capital.
Para pronto, le tupieron en redes: que si los pestilentes olores de su fábrica de jamones y salchichas, que si el muladar en que convirtió su fallido proyecto de “recuperación” del Centro Histórico, hoy nido de moscos, moyotes y basura. De joya urbana pasó a vergüenza pública y foco de infección.
El empresario número 88 del país según Expansión tampoco se quedó callado: reclamó los embotellamientos que arrancan desde la caseta de Sacramento. Razón no le falta, pero se hace el olvidadizo de que, con su parque industrial, plantado en la salida a Cuauhtémoc y sin otra vialidad que lo aliviane, él mismo metió su cucharota en el caldo del caos vial.
Eso sí, al alcalde Marco Bonilla lo llenó de vivas y hurras por la proyectada vialidad poniente, que —¡oh coincidencia divina! — le dará salida exprés a su parque y a su empacadora rumbo a Juárez. No es obra pública, es autopista privada con cargo al erario.
Muy zalamero con Bonilla, pero no se le olvida que el edil le tiene parado su proyecto de relleno sanitario en Mápula, junto a la nogalera que sembró en tiempos de Duarte. Ahí sí, cero prisa.
Lo sabroso del asunto es que, después de pleitos y litigios con la administración bonillista, ahora Baeza salga a repartir palmaditas en la espalda al alcalde y, de paso, a tirarle piedritas al gobierno estatal. ¿Será que ya fumaron la pipa de la paz? En las mesas de café se suelta la especulación: aquel alcalde suplente por accidente ahora la quiere de tiempo completo. Tiempo al tiempo.
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Dicen las lenguas mironianas, que la gobernadora Maru Campos ya anda con el rebozo planchado y el florero listo para recibir a la presidenta Claudia Sheinbaum, aunque la fecha todavía no la sepan ni en Palacio Nacional. Así es esto del besamanos político: los gobernadores viven pendientes de la agenda de la mandataria, como si estuvieran aguardando turno en la fila del súper.
La propia Maru soltó la puntada: “Creo que viene a Juárez. Ni la fecha sabemos”. Vaya, ni siquiera hay certeza de qué municipio recorrerá, pero eso sí, adelantó que aquí la quieren, la abrazan y que todo el apoyo será bienvenido. Dicho de otro modo: bienvenida sea la chequera y los proyectos, aunque los abrazos duren lo que la visita.
El menú de conversación ya lo anunció la gobernadora: infraestructura, salud, inversión, sanidad infantil, desarrollo humano y bienestar común. Es decir, el mismo catálogo que se repite cada vez que hay visita presidencial, pero que en Chihuahua huele más a pendientes que a logros cumplidos.
Lo que se antoja ver, en la gira, es si la visita se convierte en anuncio real de recursos y proyectos, o en otra de esas postales para presumir que la 4T y el gobierno estatal “coordinan esfuerzos”, aunque en el fondo cada quien jale para su lado.
Será, pues, la tercera vuelta de Claudia Sheinbaum por tierras chihuahuenses desde que se acomodó en la silla grande. La primera fue en diciembre del 2024, cuando en un mismo viaje bajó a Urique para firmar el decreto de reconocimiento de tierras al pueblo rarámuri y subió a Juárez para inaugurar el hospital más grande que ha construido la 4T. La segunda ocurrió en mayo pasado, en Guadalupe y Calvo, donde firmó dos decretos de restitución de tierras a comunidades rarámuri y ódami. Ahora prepara maletas para la tercera, todavía sin agenda definida.
La pregunta es inevitable: ¿viene Sheinbaum a rendir informe a los chihuahuenses, como presume Maru, o viene a pasar lista de asistencia a sus gobernadores y a medir cómo anda el pulso político rumbo al 2027? Al tiempo.
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Esos funcionarios impuntuales, ahí les hablan. Dense una vuelta por el anexo 76 del Periódico Oficial del Estado, publicado el pasado sábado 20 de septiembre, para que se pongan bien listos.
La Secretaría de Hacienda estatal sacó el documento “Políticas de Recursos Humanos Aplicables a los Servidores Públicos de la Administración Central del Poder Ejecutivo”, donde se detalla toda la normatividad laboral para el personal al servicio del Gobierno del Estado. Y no es cosa menor: varios puntos de la nueva norma traen uñas y dientes, para que se curen los que llegan con el humor del día a ver si trabajan o no.
De los artículos, varios llaman la atención, pero el 12 sobre control de asistencia es de colección. Ahí, en el numeral I, sobre “Puntualidad y retardos”, se establece que todo el personal debe presentarse puntual. Y puntual significa a la hora marcada, con un margen de tolerancia de apenas 10 minutos.
Pero ojo: al que se confíe con la “tolerancia de 10 minutos” le tienen sorpresa. Si acumula seis retardos en un mes, se le descontará un día de sueldo. ¡Tómala! Directo al bolsillo, donde más duele.
Otra joyita: si un servidor público llega después de esos 10 minutos de gracia, se le tomará como medio día trabajado, con el respectivo descontón. Igualito para quien decida irse antes de la hora de salida o para el que no registre entrada o salida: medio día y gracias.
Las medidas suenan buenas, sin duda, sobre todo para obligar a que los burócratas atiendan a los ciudadanos desde el arranque del turno, y nada de cerrar ventanillas minutos antes, como si estuvieran en piñata.
Lo interesante será ver si esa misma “llave de luchador” se les aplica a los de primero y segundo nivel. Porque más de un jefazo acostumbra llegar fresco a las 10 de la mañana… cuando no se da el lujo de no aparecer en su oficina.
Ese es el detalle con estos reglamentos de mano dura: el hilo se revienta por lo más delgado, mientras que a los más pesados nadie les toca ni con el pétalo de una sanción.
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Resulta, mironiano lector, que a Julio de la Cruz, director de Asentamientos Humanos, ya no le cabe un pretexto más en la bolsa. El funcionario consentido de la Presidencia Municipal ha hecho de la silla un fantasma, de la agenda un adorno y de las comisiones de trabajo un chiste de mal gusto.
Los regidores de la Comisión de Asentamientos Humanos —María Adame, Jorge Bueno y Eduardo Valenzuela— se cansaron de verlo mandar emisarios sin dientes, representantes sin voz ni voto, como si con eso se resolvieran los problemas de los juarenses.
El caso no es menor: hablamos de encontrar tierra firme para reubicar a 103 familias del poniente que en junio perdieron todo bajo las aguas. El Cabildo ya aprobó 45 millones de pesos para atenderlas, pero a la hora de los terrenos, las “soluciones” de Julio son pura ocurrencia: lotes en la Juanita Luna, dictaminados como inviables por el IMIP y la JMAS, en zonas igual o más riesgosas que las que se pretende desocupar.
La paciencia de los regidores ya tronó. En la última reunión, cuando volvió a mandar representantes, Adame fue clara: “Dígale a Julio que es su obligación acudir a las comisiones, no es un favor, es un deber”. Palabras que suenan como cachetada con guante blanco al ausente funcionario.
Y como si no bastara, los regidores deben tragarse además los reclamos de ciudadanos como José Luis Barrio, que exige respuestas para familias que llevan años en listas de espera. Una vergüenza que el director de Asentamientos Humanos siga jugando al escondite mientras Juárez necesita soluciones reales.
Don Mirone