Cuando publicamos ayer que alguien se quiere hacer rico con el cobro de las entradas al Museo Juan Gabriel, recibimos muchos comentarios por distintas vías.
En el perfil de Facebook de Norte Digital se replicaron las quejas y hasta las burlas que se pueden ver en la plataforma oficial de promoción del museo en torno al cobro de 370 pesos por el recorrido y presentación que duran 2 horas.
Abundan también las críticas ante el hecho de que la Administración municipal otorgó un subsidio de más de 70 millones de pesos para hacer posible ese negocio privado.
“El presidente municipal se convirtió en socio con los 70 millones que puso y ahora a disfrutar de las ganancias”, escribió Alfredo Robles.
“Recibieron recursos públicos (bastantes) y aún así quieren cobrar esa cantidad”, criticó Menina García.
“Si tiene recursos públicos, entonces esa casa ya es del pueblo, no hay que pagar por cover y menos tan alto”, se sumó José Luis Montes.
“El Museo de Juan Gabriel no es para el que quiere…sino para el que puede”, lamentó Christian Méndez. A él le respondió Emmanuel Nares que “el legado (de Juan Gabriel) debería de ser para el que quiera, no para el que pueda. Y más aún si se invirtieron 70 millones de dinero público”.
“Ese costo es el cuádruple de lo que cobran por ingresar al Museo del Palacio de Bellas Artes”, agregó María Inés Barrios de la O.
Hay comentarios con sorna, como el de Rivera Rodríguez Oliverio, quien escribió: “Pues el que quiera y pueda que coopere para la del Campestre, ni que fuera qué”.
Otros más lo tomaron con humor, como Paola de la Mora, quien preguntó si los 370 pesos incluían desayuno o estancia.
En otras publicaciones en redes, hubo quien compartió comparaciones de otros museos más baratos como el de Cera en la Ciudad de México o el de José Alfredo Jiménez.
“Es el más caro del mundo”, señaló Blas García Flores en una publicación de Hernán Ortiz, quien en su post original escribió que siempre pensó que la inversión pública en el museo se reflejaría en el costo de las entradas.
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A propósito de Juan Gabriel, todavía es hora que no se conoce cuánto más se le metió, aparte de los 70 millones para el museo, al Juangabrielísimo, el festival de 10 días por el aniversario luctuoso de El Divo de Juárez.
Anda el alcalde echando la casa por la ventana, con eso de que ya está prematuramente encampañado por el 2027.
Claro, todo con recursos públicos, ya ve el lector mironiano que para los festejos de El Grito se pagaron más de 22 millones de pesos.
Y aún hay más. Para el próximo domingo 22 de septiembre ya está agendado el festival por el Día de la Lucha Libre.
Serán 12 horas continuas de espectáculo en la Plaza Juan Gabriel del Centro Histórico, para dar espacio a los talentos locales, pero también con figuras nacionales en la cartelera.
Habrá pues más inversión pública para el espectáculo y ayer que dieron detalles del evento, nomás no informaron del gasto. Por lo que se ve, está hoy más vigente que nunca, aquello de que “Al pueblo pan y circo”, para mantenerlo contento.
Con más razón si los eventos dan oportunidad de algún tipo de business. Nadie da paso sin huarache y también es bien conocido que el alcalde y sus funcionarios se han entendido muy bien con el luchador Pagano, para volverse promotores de la Lucha Libre.
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Tony Meléndez el diputado federal por el Distrito 05 de Delicias se llevó la noche de El Grito en la capital del estado.
No fue precisamente por sus labores como legislador o por algún discurso político, pero como quiera demostró que trae arrastre al preparar el camino a la estelar presentación de Alfredito Olivas en la Plaza del Ángel.
El diputado que campechanea su chamba legislativa con la de vocalista del Conjunto Primavera, se llevó las porras de la gente y hasta del propio Alfredito, quien lo subió al templete a cantar con él, ya cuando había pasado su presentación.
A lo mejor y luego hasta se anima, o lo animan, a buscar algo más para el 2027, si Marco Bonilla o Jesús Valenciano no terminan por prender en todo el estado.
Por cierto, el alcalde Bonilla no desaprovechó para darse su baño de pueblo y ahí estuvo en la plaza en el momento estelar de Alfredito Olivas.
Dejó el convivio VIP del interior de Palacio de Gobierno y se fue un buen rato al concierto. Igual que el diputado Tony Meléndez, estuvo entrando y saliendo del convivio que encabezó la gobernadora Maru Campos.
Todo se reportó en calma y sin presencias extraordinarias en Palacio, donde la mandataria fue acompañada de su prometido, el empresario Víctor Manuel Cruz Russek.
Además de los actuales legisladores federales y estatales por el PAN y el PRI, llamó la atención que por ahí anduvieran quienes recién dejaron la curul y que siguen listos para lo que pueda venir.
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Quien no se presentó al protocolo y fiesta por el Grito de Independencia en Chihuahua, fue la presidenta del Congreso del Estado, Elizabeth Guzmán Argueta.
La morenista que encabeza el Poder Legislativo se fue, como muchos otros militantes y cuadros de su partido, hasta la Ciudad de México para participar en el último Grito de Independencia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Allá se dejó ver la juarense junto al hoy diputado que participó en Chihuahua como delegado nacional de Morena en el anterior proceso electoral, Carlos Castillo.
Sí se notó acá su ausencia, cuando los representantes de los poderes montaron guardia de honor en el Altar de la Patria, construido justo donde fusilaron a Miguel Hidalgo.
Y aunque no hubo actividad legislativa, por allá se quedaron con el mismo motivo, el de asistir al último grito del líder de la 4T, el senador Juan Carlos Loera y la senadora Andrea Chávez.
Lo mismo Lizzy que Andrea y Juan Carlos, se dieron vuelo compartiendo fotos y videos no únicamente de la noche de El Grito, también del desfile conmemorativo de la gesta de independencia.
Acá en Ciudad Juárez, para nada caló en el ánimo de la gente la psicosis que durante el fin de semana se generó por supuestas amenazas en planteles escolares o los ataques sincronizados a las cámaras de videovigilancia.
Miles dieron El Grito y asistieron también al desfile cívico que se reportaron con saldo blanco.