En la entrega del tercer informe de Gobierno al Cabildo, el alcalde Armando Cabada presumió que no deja deuda en las finanzas del Municipio, pero nada dijo del lamentable estado en que deja a la ciudad: con calles destrozadas, llenas de baches, sin iluminación, con basura en cada esquina y unos índices delictivos al alza que no se pueden enfrentar, porque la mitad de las patrullas de Seguridad Pública están fuera de servicio.
Muy cínico sin duda en su mensaje, porque de todos los juarenses es conocido el desvío de recursos que hizo a lo largo de cinco años de mal gobierno –en dos períodos– para favorecer con millonarios contratos a familiares, amigos y compadres.
De las transas que cometió en la presidencia municipal ha dado cuenta oportunamente Norte Digital, así como muchos medios nacionales, pero principalmente la organización de la sociedad civil Plan Estratégico.
Las observaciones y denuncias que existen en la Auditoría Superior del Estado son reales y documentan parte de las irregularidades que cometió en el manejo del presupuesto municipal. Por ello, buscó afanosamente la cobija de una diputación plurinominal con Morena, para tener fuero y evitar una beca en el Cereso.
De los regidores de cada fracción edilicia que respondieron el desinforme de Cabada, destacó el de la regidora de Acción Nacional, Amparo Beltrán, cuando dijo: “Muchos pendientes dejan en materia de transparencia, que van más allá de cambiar paredes por cristales”.
“Hay rubros del gasto que han sido cuestionados por la sociedad civil, y a los que no se les dio respuesta oportuna y convincente. La contratación con empresas de muy reciente creación, y con otras que se encuentran identificadas por el SAT como simuladoras de operaciones, es tan solo uno de los aspectos que generan dudas en el manejo de los recursos públicos y que deberán ser despejadas por las instancias fiscalizadoras”.
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Esas instancias fiscalizadoras a las que se refirió la regidora Beltrán son precisamente la Sindicatura y la Contraloría municipal, que iniciarán funciones en el gobierno de Cruz Pérez Cuéllar y que, al revisar las cuentas, deberán transparentar e informar todos los hoyos negros que encuentren en las finanzas.
De no hacerlo, se convertirán en cómplices del pillaje y el desastre en que se deja a la ciudad.
Cruz dijo ayer, al presentar a 18 de sus colaboradores del gabinete, que su Gobierno tiene la obligación de ser muy transparente desde el inicio de la gestión, e informar a la ciudadanía el estado en que recibirán el Municipio. “No vamos a tolerar las acciones deshonestas”, remarcó.
Quienes acompañaron a Cabada en su aventura política y jugaron cinco años a gobernar, daban por sentado que había acuerdos entre el alcalde saliente y el que llega, para no destapar la cloaca que pondría en serios aprietos a muchos directores.
Sin embargo, las señales que hasta ahora ha dado Pérez Cuéllar; a través de su hermano Alejandro, el responsable del proceso de recepción de la Administración municipal, son en el sentido de llevar hasta sus últimas consecuencias todas las irregularidades que se encuentren.
Por lo pronto, hasta los nombramientos dados a conocer ayer, del equipo de Cabada solo repite una funcionaria en el círculo de primer nivel, y es la directora de Salud municipal, Daphne Patricia Santana Fernández.
En la presentación de la segunda parte del equipo crucista, llamó la atención que de los 18 nombramientos, 8 fueran mujeres. Vaya, ya era tiempo de que la paridad de género tuviera vigencia en el Municipio, donde regularmente las principales posiciones han sido ocupadas por varones, y no precisamente los más capaces, pero sí los más rapaces muchos de ellos.
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Quien de plano no se midió, fue el gobernador Javier Corral cuando, al “inaugurar” las obras inconclusas de la ruta troncal 2 del BRT, dijo con toda desfachatez: “no estamos abandonando una obra, la estamos dejando en proceso de construcción”.
Retórico y ridículo se vio con esta expresión, que refleja su ineptitud y el importamadrismo que siempre mostró por los problemas de Juárez. Un insulto a la inteligencia de los juarenses, que todos los días viven esa pesadilla al transitar por las principales avenidas de la ciudad.
Y esa poca progenitora que demostró al inaugurar una obra que no está ni siquiera al 50 por ciento de avance, se la recordó de manera espontánea un agente de Vialidad apostado en la Triunfo de la República, cuando Mirone le preguntó que hacía en ese punto: «no hacemos nada. El gobernador va a pasar por aquí, por una obra que no está terminada». ¡Qué poca madre!
Porque eso sí, lo que no hicieron en todo el tiempo que ha durado la destrucción de las arterias, lo hicieron ayer, al colocar un agente de Vialidad cada 100 metros de la ruta troncal, que va de la Triunfo de la República hasta la Tecnológico.
Los estacionaron en esos puntos por instrucciones de Cabada, para dar la impresión de que desahogan los congestionamientos viales que causan las obras, cuando en realidad nunca han atendido el problema.
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Mientras tanto, otra persona que recordó la orfandad de Corral en materia de capacidad para administrar la entidad, fue la gobernadora electa Maru Campos, cuando en una entrevista radiofónica dijo textualmente: “No tienen madre, literal, no tienen madre; ni tuvieron, ni tienen madre y ni tendrán madre. Es una vergüenza lo que hicieron con las finanzas del estado”.
Más claro, ni el agua. Si Javier aún tenía una ligera esperanza de irse del poder como el gobernador anticorrupción que tuvo Chihuahua, ahora será recordado solamente como el gobernador antimadre, por el caos que deja en el estado en materia de finanzas, economía, empleo, salud, obra pública, seguridad y todo lo que se acumule cuando comiencen a escarbar en todas las secretarías.
Maru no se anduvo por las ramas al calificar al Gobierno de Javier Corral y las condiciones financieras en que deja el Estado. Dijo que era como una “minipesadilla”, aunque más bien debió decir macropesadilla. A ver ahora con qué sale Juan Carlos Loera, el acomedido delegado de Bienestar que últimamente se ha distinguido por salir en defensa de lo indefendible de Corral.
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En materia de seguridad, los gobiernos de Corral y Cabada también terminan por los suelos. De acuerdo con el análisis que publica la Unidad de Fortalecimiento Institucional y del Observatorio Ciudadano de Ficosec, ambas administraciones recibieron el municipio de Juárez con una tasa de 30.1 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes.
Al cierre de ambos gobiernos, la tasa se triplicó, al alcanzar 84.3 homicidios por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con los datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En estos cinco años de gobiernos municipal y estatal se cometieron en Juárez 6 mil 187 homicidios dolosos hasta julio del 2021. En la anterior administración fueron 5 mil 085 asesinados en 6 años.
En términos de impunidad también nos dejan por los suelos los dos célebres políticos. Al inicio de sus administraciones el porcentaje de delitos no resueltos era del 86 por ciento, cifra que se incrementó al 95.3 por ciento al cierre de sus gestiones.
¿Y en cuestión de mala fama cómo nos dejan? En el 2016 Juárez estaba en el lugar 37 del ranking de ciudades más peligrosas del mundo. Para el 2017 ya estábamos en el número 20, en el 2018 escalamos al quinto lugar, en el 2019 al segundo y… ¡Lotería! En el 2020 nuestra sufrida ciudad se colocó en el tercer lugar mundial, donde aún permanece.
Qué chulada de gobernantes este par, no cabe duda.