El desayuno que presidió Reyes Baeza en Chihuahua capital aquella fresca mañana del sábado que los estadounidenses celebraron un aniversario más de su independencia (que Ian Brownlee adelantó para jueves en tumultuoso mitin celebrado en el consulado local) actualizó el áspero enfrentamiento que sufre el PRI chihuahuense hacia el 2016.
Hasta antes de ese “numerito” –como lo llamó una entrañable amiga mironiana (no de Norte, otras)– flotaba en el ambiente político que el estandarte del baecismo hacia la Gubernatura era portado por el cuauhtemense y exalcalde chihuahuita Marco Adán Quezada. Pero después del desayuno la coneja dio a luz tres abanderados más: el deliciense Oscar Villalobos Chávez, el también chihuahuita Alejandro Cano Ricaud y el juarense Víctor Valencia de los Santos. Mirone tituló el domingo: “Reyes se va jefe: presenta cuatro precandidatos”.
Directa e indirectamente, Palacio de Gobierno reaccionó con mayor celeridad que repartidor de pizzas. Puso a trabajar a su diligente equipo de mensajería el mismo sábado, rechazando lo que tomó como una “invitación baecista” a subirse al ring y aclarando que “no son tiempos de campaña, sino de trabajo por Chihuahua”.
El domingo salió personalmente el gobernador César Duarte a fijar su postura para evitar confusiones e interpretaciones erróneas: “Chihuahua necesita trabajo y no grilla, lo que necesitamos es ponernos a trabajar y resolver los problemas de los chihuahuenses. Yo creo que el tiempo ha acreditado perfectamente que la aportación de todos nosotros es muy rica”, dijo en la capital del estado, a unos pasos de donde el día anterior desayunó Reyes Baeza no solo con los cuatro “precandidatos”, sino con un equipo representativo más grande del exgobernador en el que solo faltó Mario Tarango.
Al margen casi siempre de las luchas públicas que ha librado el duartismo dentro y fuera del PRI, la presidenta estatal de ese partido, Karina Velázquez, en esta ocasión salió a pedir que sean esperados los tiempos de la convocatoria para elegir candidatos. Aunque nadie le hizo caso reflejó el impacto que el “numerito” tuvo en Palacio.
Esa no fue toda la reacción. Es importante rescatar algunas partes de un correo “anónimo” que empezó a circular el martes (7 de julio) adjudicado al cuartel de guerra del que evidentemente se hace valer Palacio cuando no es “prudente” poner nombres y apellidos reales a los manifiestos de naturaleza ruda. Es el mismo correo usado antes para tratar de desacreditar a Javier Corral y compañía.
Del texto se desprende cuál es el ánimo y hasta la actitud del poder estatal hacia Reyes Baeza, hacia el baecismo todo, hacia Marco Adán Quezada y Víctor Valencia en particular. También se desprende de ahí el convencimiento que mantiene el duartismo sobre la “efectividad” de su trabajo al frente de la administración estatal y su “derecho” a continuar en la misma. Hay sobrado narcisimo político.
Este ultimo mensaje anónimo va particularmente dirigido al baecisimo, pero leído con detenimiento compete a los otros precandidatos y precandidatas a la Gubernatura por parte del PRI: Graciela Ortiz, Lilia Merodio, Héctor “Teto” Murguía, más los que se le sumen, y también a la sociedad chihuahuense.
El mensaje para el baecismo:
“… ahora se vale echarse para adelante sin el respeto a las formas y tiempo; y en casos como el que nos ocupa, incluso al más puro estilo de El Borras… a lo güey… Que Reyes Baeza se echó para adelante sin pensarlo mucho, se percibe a partir de los precandidatos que ofreció a la consideración ciudadana como eventuales ‘buenos’: Víctor Valencia de los Santos y Marco Adán Quezada, principalmente…”
Para análisis de la sociedad:
“Hasta el ciudadano menos enterado puede apreciar que el panorama político estatal nos ofrece un camino prácticamente sin obstáculos para que el PRI mantenga la gubernatura de Chihuahua. No tiene enemigo al frente y tal situación, más que evidente en las pasadas elecciones, es también, sin lugar a dudas un fruto directo del trabajo del actual gobernador. Reyes Baeza va, pues, como dice el lenguaje coloquial, ‘a las peladas’”.
Es decir, se revela que en el interior de Palacio existe la plena certeza de que el tricolor está en posibilidades de refrendar la Gubernatura sin mayores problemas y que por ello desde ahora el baecismo quiere tomar una fruta que fue madurada por el sol del duartismo. Algo poético pero por ahí va. (El “nos ofrece” exhibe a los autores del anónimo)
“La sociedad chihuahuense, con una dinámica distinta a la de los partidos políticos, ha madurado ya lo suficiente para leer e interpretar el pretencioso e ingenuo (para algunos hasta insultante) mensaje de Reyes Baeza, pidiendo una esquina en el próximo juego electoral, con cartas marcadas y hasta amenazas veladas de independentismo, al amparo de los tiempos modernos”.
Salvo la expresión “a las peladas” tan propia del “black writer” que aparece atrás de cada anónimo como el que nos ocupa, el resto de la redacción debe analizarse precisamente en la búsqueda de interpretar el pensamiento genuino de Palacio –no el aparente– sobre el momento politico que vive Chihuahua, su posición respecto de las distintas corrientes internas en el PRI y la visión general del Estado.
Con este desmenuzamiento algunos aplaudirán, otros saltarán de sus sillas fúricos, otros comerán compulsivamente sus azucaradas donas dominicales con café negro cargado y otros le pondrán más parque a sus carrilleras, mantendrán sus bazucas al hombro y seguirán avanzando con el respaldo de Palacio o en contra de Palacio. No hay en el panorama para medias tintas.
Las intenciones con todo y fundamentos están sobre la mesa, a la vista del respetable, sin más limitante que la propia capacidad de los protagonistas para definir las jugadas que los acerquen a sus objetivos.
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Los aludidos no contestaron directamente ni a los mensajes velados ni a las declaraciones abiertas de Palacio sobre el machacado desayuno, pero tampoco se frenaron; oprimieron hasta con violencia el acelerador bajo la simple justificación de que se saben ante la amenaza de ser engañados, burlados y al final agandallados con la candidatura.
En efecto, a Lilia Merodio le pidieron constreñir sus actividades a Ciudad Juárez y olvidarse del resto de la entidad; a Graciela Ortiz le mandaron decir que siga trabajando nomás en el Senado, a Teto que se quede en su oficina de Políticas Públicas, aunque ahora lo jalan de la manita en algunos eventos; y a Marco, pues que ni siendo candidato independiente sueñe con buscar la candidatura. A Quezada lo quieren mucho… pero mucho muy lejos de Palacio. Mañana lunes lo tratarán de “rematar” en el Congreso del Estado con la Ley Electoral que le busca poner candado a los broncudos.
Mientras tanto, Enrique Serrano sigue pegadito al gobernador para todos lados; con su nombre en los presentadores de una gran cantidad de eventos públicos presididos por Duarte en Juárez, México y el resto del estado.
Bajo la guía dominante de Duarte Jáquez, Serrano tuvo una agenda apretada en el DF durante la semana con varios actores políticos de nivel nacional. Estuvo en el Senado de la República y acompañó al ballezano en el encuentro de la Federación Nacional de Municipios, donde se pusieron de acuerdo para la organización del evento correspondiente que se llevará a cabo en Chihuahua capital próximamente. Mirone supo en exclusiva que la batuta no la llevó ni la llevará el políticamente menesteroso Garfio, sino Serrano.
En esa tesitura de exigencia de inmovilización exclusivamente hacia “los bueyes de mi compadre” es que Marco Adán Quezada regresó esta semana a Juárez para dejar asentado ante los priistas, ante sus operadores, ante periodistas y ante el cuerpo diplomático estadounidense asentado en Juárez, que va por la Gubernatura.
No es todo: cerró Marco Adán la bulliciosa semana estrenando su página electrónica y su cuenta de Face especial (marcoquezada.mx y m.facebook.com/marcoqm) con el siguiente mensaje: “hola mis amigas y amigos, les pongo a su disposición mis redes oficiales y los invito a seguir en contacto por estos importantes canales de comunicación. Les deseo un buen fin de semana para Ustedes y sus familias…”, etc.
Usa el político tricolor en su Face una foto con algunos años de menos a los que tiene actualmente, cercana a los tiempos cuando noviaba con doña Lucía en la universidad. Esto, claro, tiene también significación, porque su mayor capital político lo está dirigiendo a los jóvenes por medio de una amplísima estrategia de redes.
Y si el “numerito” del baecismo alcanzó categoría de viral para efectos mediáticos y de echar a perder sábado y domingo el buen ánimo de Palacio, luego se apersonó con igual o mayor estruendo que tambora sinaloense la senadora Graciela Ortiz González para decir públicamente lo que todo mundo sabemos: que va por la Gubernatura. Ni por conocido, ni en Palacio ni en la Alcaldía juarense alcanzó la ranitidina para tranquilizar los dolores ventrales. No se explican por qué la falta de “disciplina”.
Todos los que compiten por el 2016 en el PRI no debieron preocuparse tanto por el destape de Graciela en tierra chihuahuense –el miércoles–, sino más por la aterradora imagen (aterradora para ellos) de la legisladora muy cerca del presidente de la República, Enrique Peña Nieto.
Ella estuvo el jueves en Los Pinos como invitada especial en el festejo del Día del Abogado que ofreció la Presidencia a profesionales del derecho. Fue vista platicando por espacio de 15 minutos con su amigo Peña Nieto.
Igual que los otros suspirantes, Mirone sabe que Graciela intensificará en adelante su dinámica de relación con la sociedad; es decir, su “destape” llega acompañado de mayor activismo. Tapones en los oídos ante los llamados para “esperar los tiempos”.
En idénticas circunstancias anda la otra senadora aspirante a la Gubernatura, la juarense Lilia Merodio, que desde Japón mandó más boletines que una agencia informativa para dar a conocer sus actividades.
Lilia tiene en Chihuahua a un gigantesco equipo cuya eficacia para la movilización fue conocida el Día del Padre allá por la región de Jiménez. Sabemos que ese mismo equipo está preparando una agenda similar de eventos para los siguientes días como si no pasara nada. Ni atiende ni considera las campanadas a claustro.
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Abajo del gran árbol de la gran disputa siguen a la expectativa los esperanzados en un error o en una coyuntura de las extraordinarias manejadas por el mismo Palacio. Se mueven lento porque conocen perfectamente la personalidad del gobernador y saben que un golpe de timón los puede arrojar a casa inválidos de por vida. Su osadía, aunque bastante menor, es también ingrediente de ruido, desgaste y pelea.
Muy bajo cuerda el gobernador mantiene la esperanza de ir al Gabinete federal o a la dirigencia nacional del PRI. En su lugar –se ha corrido la especie– pueden ocupar la Gubernatura de forma “transitoria” el presidente del Supremo Tribunal de Justicia José Miguel Salcido, el secretario general de Gobierno Mario Trevizo o el secretario de Educación Marcelo González Tachiquín.
Salvo el tercero con algunos asegunes, los dos primeros no son de lealtades genuinas a Duarte. Ambos han operado decisiones a contrapelo de la línea de su jefe para asegurar su propio futuro. En Mirone hemos desgranado algunos ejemplos. No por nada tanto Trevizo como Salcido ya eran de primer nivel antes de Duarte, lo han sido con Duarte, y lo serán después de Duarte. Son dúctiles para la metamorfosis y elásticos para ir de mano en mano.
Irónicamente para el gobernador, son dos piezas a las que ha dado poder y a las que por necesidad debe mantener al alcance de la mano, o cerca del oído. Salcido no únicamente es el presidente del Poder Judicial, sino el operador en la estructuración del órgano electoral que regirá la elección precisamente del 2016. Trevizo ha sido el encargado de poner las reglas electorales respectivas que mañana aprobará el Congreso del Estado; fue el ejecutor del intento de minigubernatura.
Una cucharada para ti, tres para mí. Dejaron de ser colaboradores de opinión imparcial para convertirse en parte de la disputa para efectos de la eventual circunstancia excepcional.
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Es real, inobjetable, que el PAN es poco enemigo para el PRI en estos momentos, pero no guarda sintonía el desánimo ciudadano con el optimismo de Palacio en el sentido de que el tricolor ganaría “a las peladas” el 2016. El tricolor arrasó con ocho de nueve distritos en la elección de junio, pero con una abstención del 70 por ciento. Y el PAN ganó un solo distrito, pero con una votación particular cercana al 50 por ciento.
Es la “incierta voluntad popular” la que mantiene viva la esperanza del PAN por recuperar espacios el año entrante; es el desánimo social, mucho de él de priistas, el que pretende relevar a sus actuales representantes en Palacio. Sigue la guerra sin aceptación de mociones, treguas ni “autoridades” en territorio chihuahuense. Palacio apeñusca los espacios conseguidos sin mostrar ni la menor seña de cesión, ni entre los priistas “rebeldes” ni mucho menos hacia otras fuerzas político–partidarias.
Don Mirone