El presidente municipal de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, dejó de asistir al II Informe de actividades de la gobernadora Maru Campos Galván, porque ese mismo día — dijo— tenía agenda de trabajo.
También señaló, que más que asistir a un informe, estaba a la espera de una cita de trabajo con Maru Campos, ya que lleva, según Cruz, meses esperando a que la gobernadora lo reciba.
Desde el viernes 2 de febrero, la Coordinación General de Comunicación Social del ayuntamiento juarense envió a los medios de comunicación la agenda del alcalde para el sábado 3, en la que se incluían dos recorridos de supervisión de obra: uno, el del distribuidor Vial “Talamás Camandari”, y otro, el del estadio de béisbol “8 de Diciembre”.
La agenda era tan puntual, que les pidieron a los reporteros que se presentaran, a más tardar, a las 9:45 de la mañana en la explanada Benito Juárez, para iniciar el recorrido a las 11:00 AM.
Sin embargo, poco antes de esa hora, a las 8:49 de la mañana del sábado, la misma Coordinación envió un mensaje al pool de prensa que cubre la Presidencia Municipal en el que informaba, simplemente: “La agenda pública del presidente municipal de hoy se pospone”.
A ver si entendimos: no va al informe de la gobernadora porque tiene trabajo programado, pero luego lo cancela sin dar mayores explicaciones.
O sea que el alcalde no acudió a la supervisión de esas dos obras y, además, se ausentó de uno de los actos protocolarios de gobierno más importantes de cuantos se celebran en el año.
No hizo ni una cosa ni la otra: dejó plantados a los juarenses con la supervisión de las obras que serán de todos, y también al Gobierno del Estado.
Más que la agenda de trabajo, la ausencia de Cruz en el II Informe se da en un contexto de campañas y precampañas electorales.
Los recorridos de supervisión no fueron los motivos que le impidieron a Cruz estar en la capital el pasado sábado 3 de febrero, sino “sus recorridos” de agenda política.
En su triple papel de alcalde, precandidato de Morena para su reelección e impulsor de candidaturas en diversos municipios, el alcalde juarense optó por alinearse, “a pie juntillas”, con la tónica de la 4T y hacerle segunda al otro desaire, el que le hizo el Gobierno Federal al acto de la mandataria chihuahuense.
No es extraño que el expanista marque distancia respecto al Gobierno estatal en un momento en el que las relaciones entre AMLO y Maru pasan por un tramo de fuertes tensiones y señalamientos mutuos.
Lo malo es que, con esa señal, la sociedad juarense queda con la impresión de que no hay coordinación entre autoridades y, por tanto, no habrá quién se ocupe de resolver los problemas de la ciudad hasta nuevo aviso o escenario político. Linda cosa.
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En su II Informe de Gobierno, Maru Campos reservó un espacio para lo que fue, prácticamente, un acto de campaña, fijando además la postura política de su administración de cara al proceso electoral del 2024.
La gobernadora enderezó baterías contra la 4T y, de paso, le abrió espacio a la candidata de la coalición Fuerza y Corazón por México, Xóchitl Gálvez.
Durante el informe, mediante una videollamada, la imagen de Xóchitl, la aspirante presidencial, se proyectó en pantalla gigante y en pleno período de intercampaña.
Ni modo de decir que el acto estaba restringido a militantes o simpatizantes de una fórmula política, porque, en teoría, los informes de gobierno están diseñados y dirigidos a población abierta.
Esa presentación fue la tilde en la sílaba fuerte del discurso de Maru durante su gobierno e, incluso, durante las semanas previas, donde pintó todavía más su raya respecto a la 4T.
Entre los datos a resaltar, la gobernadora anunció la creación de un sistema de salud universal, cuyo costo no está contemplado en su presupuesto de egresos, porque tampoco nos informó de la cifra.
Fue, sin embargo, un recordatorio al gobierno de AMLO, que dejó “colgados de la brocha” a los chihuahuenses con la cancelación del Seguro Popular.
Luego, el recuento de los logros—así presentados—en las materias que el gobierno 4T dejó tirados: el apoyo a las estancias infantiles, la atención a niños que padecen cáncer o la demanda de libros de texto gratuitos con nuevos contenidos.
Todos estos son temas que le causaron controversia a la administración morenista y que se han convertido en banderas de campaña para la oposición.
Por lo demás, el II Informe dejó “rayas” para quienes están con el Gobierno estatal y quienes aún pagan por ver qué pasa el 2 de junio próximo.
Ningún representante del Gobierno federal – algo casi insólito en un régimen federalista- así como la ausencia de gobernadoras y gobernadores morenistas y el desaire del alcalde juarense, el “neo izquierdista” Cruz Pérez Cuéllar, deja más claro que el agua el momento político que vivimos en el estado.
Como dicen ahora los que andan en la política, “está cantado el tiro”. Ya no hay para dónde hacerse.
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El candidato a senador por la 4T, Juan Carlos Loera de la Rosa, esquivó el zape en la nuca que lanzó la autoridad electoral local por la aparición de pintas de autoría “desconocida”, donde se apoyaba a candidatos de Morena.
Loera nomás peló unos ojotes y dijo desconocer quién o quiénes habrían pintado esos espacios con su apellido, tal y como semanas atrás ocurrió con su compañero de partido Cruz Pérez Cuéllar, a quien sí se le dio un tremendo coscorrón, de esos que daban los profes de otras épocas a los alumnos malportados.
Claro, el Tribunal Estatal Electoral les dio una untada de pomada para el dolor con eso de que la Comisión de Quejas del IEE no era la facultada para aplicar la sanción, pero ya el guamazo quién se los quita.
El asunto es que Loera de la Rosa, previendo la regañada, se aventó el clásico “sepa la bola” para deslindarse de tan peculiar acción en tiempos electorales.
Del “yo no fui”, pasamos al “¿Y yo por qué?” De Loera, pues se dijo inocente de lo que el IEE le señaló a su compañero de partido y no muy querido por él, Cruz Pérez Cuéllar.
Y ya de paso, el ex súper delegado, metido ahora a fallido promotor de candidaturas, aprovechó para echarles florecillas a los encargados de vigilar la contienda electoral.
La verdad, sonó como esos niños lisonjeros que le echan porras a la maestra para tratar de evitar el castigo.
O sea, que el “yo no fui” que instauró Cruz con tanta sonoridad, llegó para quedarse en la filas de Morena.
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La creación del MediChihuahua representa uno de los más grandes retos de la administración estatal que encabeza Maru Campos.
A reserva de escuchar más detalles sobre ese nuevo programa, por lo descrito hasta ahora en el II Informe de Gobierno, parece un seguro universal que daría acceso a la salud a todas las personas que no están inscritas en otro esquema de seguridad social.
Al menos, así se planteó en el discurso del II Informe: “Bajo este esquema, a aquellas personas que no estén afiliadas a instituciones como el IMSS, ISSSTE o algún otro esquema de salud, el Estado de Chihuahua les dará cobertura médica gratuita y de calidad”.
Si las y los beneficiarios son aquellas personas sin IMSS, ISSSTE, Pensiones Civiles o seguro de gastos médicos mayores, entonces el universo a cubrir es de casi 559 mil 260 personas que trabajan en la informalidad, según las cifras de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, la del Gobierno Federal.
En teoría, ese es el primer “gajo” de población al que deberá incluir, más los derechohabientes que cada uno genere, o sea, cónyuges, hijos o dependientes económicos.
La cifra de solicitantes de atención médica podría incrementarse de manera exponencial, si tomamos en consideración la cifra del INEGI, de que en cada hogar hay tres ocupantes en promedio.
Actualmente, el Gobierno estatal atiende a 94 mil 641 derechohabientes en el sistema de Pensiones Civiles del Estado, sin contar con los que acuden al Instituto Chihuahuense de la Salud, el ICHISAL.
Si esos servicios no han estado exentos de críticas y denuncias, habrá que ver cómo le va a este nuevo órgano y su nuevo organismo de atención a población abierta.
El tema no es cosa menor, y bien vale detenernos un momento para ver de qué tamaño será el reto y, por lo mismo, de qué dimensiones tendrá que ser el nuevo organismo… y su presupuesto.