Al secretario de Educación estatal, Javier González Mocken, o le hacen de chivo los tamales o de plano él los prepara. Resulta increíble que nomás no se de cuenta de las tremendas transas que pasan frente a sus ojos.
Primero fue con los uniformes, cuando al Colegio de Bachilleres, bajo su supervisión, se le ocurrió la ideota de estrenar uniforme, pero al doble del precio del ciclo anterior. Ahora hay otro escándalo de corrupción y de conflicto de interés que también se niega a ver.
Resulta que el panista Abraham García, hermano de Raúl García, director del Instituto Chihuahuense de Infraestructura Física Educativa, ha acaparado los contratos de las cafeterías de siete planteles de Bachilleres a través de su empresa Nutrición Profesional y Comedores, S.A de C.V.
El caso viene ventilándose en las redes sociales desde febrero pasado, es decir, ya son seis meses, y don Javier nomás no ha querido intervenir. Más claro ni el agua.
La verdad es que don Javier no le ha entrado al tema porque fue Raúl García, quien le abrió las puertas del PAN. Se trata, pues, según se ha señalado, de un pago de una factura política.
La verdad es que la presencia de don Javier ha resultado un verdadero dolor de cabeza desde su llegada a Palacio o incluso antes de que Campos Galván tomara posesión de su encargo al frente del Ejecutivo estatal.
Triste es recordar cómo a unas semanas de iniciar el Gobierno estatal, el apenas anunciado secretario de Educación y Deporte ya le estaba dando dolores de cabeza a la jefa del Ejecutivo.
El primer tropezón de González Mocken, cuando entró con el pie izquierdo fue con el anuncio de su idea de desaparecer la Secretaría de Cultura; con ello se echó encima no solo a toda la comunidad artística -a la que se sumaron voces nacionales e internacionales-, sino a la sociedad chihuahuense en su conjunto.
Esperemos que no resulte demasiado alta la factura que tenga que pagar la gobernadora por el acompañamiento político que le dio el otrora priista, morenista y hoy apartidista excandidato panista por la alcaldía de Juárez, en las pasadas elecciones que hoy ya son historia.
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“El sordo no oye, pero compone”, dijo Beethoven.
Esto viene a colación por la rueda de prensa convocada por supuestos “concesionarios del Sistema de Transporte BRT 1”, que no eran otros que los concesionarios de la ruta “Tierra Nueva” fingiendo una conveniente sordera a lo declarado en abril pasado por el entonces director de Transporte del Estado, Ricardo Tuda Vargas.
“Va a haber de dos (sopas): o tomamos el control (Transporte del Estado) de la operación del BRT1 o mandamos traer una empresa que se encargue de operarlos… porque los juarenses y los concesionarios hemos fallado en Ciudad Juárez, no sabemos operar un transporte a través de los concesionarios, entonces aquí la idea es una de esas opciones”.
Así lo dijo y así lo citaron medios no solo de estas mironianas tierras, sino de toda la entidad que vieron en eso un augurio de lo que ahora la frankensteinizada (que no modificada) Ley Estatal de Transporte contempla.
Nada más, ni nada menos que la capacidad de la autoridad para decidir a quién otorgar una concesión transporteril por una propia decisión y en un abrir y cerrar de ojos, sin tener que pasar por convocatorias, concursos y demás menjurjes reglamentarios.
“Si tenemos que prescindir de los concesionarios de transporte que nos han dado un pésimo servicio, que han sido incluso obstáculos para la mejora del sistema de transporte público, vamos a tener que hacerlos a un lado”.
Eso dijo Tuda hace más de cuatro meses en el marco del “Foro de Movilidad y Derecho a la Ciudad”, donde aseguró que el Gobierno del Estado tenía ya planeada, lavada y planchada la intención de retomar la actividad del BRT-1 mediante la absorción estatal de la operación, o contratando una empresa foránea con experiencia.
Conveniente sordera la de los treinta y tantos concesionarios, dueños de 61 concesiones de la ruta Tierra Nueva, que siguen pugnando por adjudicarse la concesión de un servicio que no han sido capaces de ofrecer con un nivel mínimo de calidad.
De muestra están los cientos de reclamos de usuarios molestos que a diario aparecen a nivel de redes sociales.
Reclamos a los que, igualmente, estos concesionarios siempre han prestado oídos sordos.
Como dijo el negro Fontanarrosa: ¿Reprochas al sordo que no te escucha? Bueno pues… ¡Grítale más fuerte!
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Adriana Terrazas Porras, estuvo ayer en primerísima fila escuchando el informe de actividades de los legisladores del PRI Georgina Zapata y Omar Bazán Flores, sus otrora compañeros de partido.
En su calidad de presidenta del Congreso atendió la invitación de los diputados. Ella no estuvo en el presídium, pero sí recibió el trato protocolario de quien encabeza uno de los tres poderes del estado.
Fue un evento en el que la neomorenista lució bastante cómoda y hasta sonriente y no era para menos, con tal recibimiento. El mismísimo secretario general de Gobierno, César Jáuregui Moreno le externó que cuenta con “todo el respaldo del Gobierno del Estado”, espaldarazo que Terrazas no ha encontrado con los de su bancada, ni con los de su partido; de aquel lado solo vacío.
Craso error el de los morenos. Por un lado, se hacen de perfiles que les permitan operar políticamente y luego de que se consiguen los aciertos no están conformes, mucho menos contentos y los quieren fuera, corroborando con dichas acciones las incongruencias y la pobreza de oficio que aún prevalece en el equipo de los guindas, especialmente en la sección de los “nativos”. Es ahí cuando Mirone no comprende… si no permitirán que hagan lo que saben hacer, pues mejor que no los inviten.
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Tristemente tenemos la costumbre como sociedad de no hablar de las cosas buenas. Pero nuestra función como profesionales de la información es también hacer notar que existen cosas buenas dentro de nuestra comunidad.
El trabajo que el Gobierno municipal realizó en coordinación con más de 500 estudiantes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) bajo el nombre de Cruzada por tu Colonia, es digno de destacar.
Primero porque muestra resultados tangibles: mediante su intervención pintaron mil 800 viviendas, 152 bardas y 23 murales que ahora han mejorado de manera notable la condición de esos espacios localizados en colonias como Anapra, Felipe Ángeles y La Conquista, al norponiente de Ciudad Juárez.
Segundo, porque acciones de este tipo permiten mejorar la convivencia, fomentan el arraigo y, ¿por qué no decirlo? Rescatan la dignidad de nuestros espacios comunes para mejorar así nuestras condiciones, incluso de seguridad. Algo así es lo que programas de este tipo pueden provocar en toda la ciudad, no solo en las colonias del poniente.
Sería bueno que se plantearan una nueva edición del mismo programa, pero al suroriente, donde persisten la marginación, la pobreza y la falta de un entorno conveniente para el desarrollo comunitario.
La iniciativa nació de una serie de pláticas entre el presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar y Juan Ignacio Camargo Nassar, rector de la UACJ y después de casi un año de intervención el proyecto llegó a su fin.
Hace algunos años, la entonces diputada federal Lilia Merodio llevó a cabo un proyecto similar, pero en la zona del Fovissste Chamizal. Los resultados fueron favorables y aún se encuentran a la vista, los multifamiliares dicen las fuentes mironianas, que hasta aumentaron los precios en sus rentas dada su buena ubicación y condiciones.
Ojo, señores, este no es solo resultado del trabajo de unos cuantos al poder, sino que debe apostarse para que estas acciones incentiven a la comunidad.
Pero se necesitan más manos, más grupos de la sociedad, porque cuando hablamos de seguridad, se nos olvida que no todo son patrullas y uniformados, también requerimos de espacios dignos, de acciones como estas y de gente dispuesta a mantenerlos. ¿Quiénes se van a apuntar?, ¿Iniciativa privada?, ¿Sector Industrial?, ¿Comerciantes?