Promotores de cultura de Ciudad Juárez han advertido, tanto de manera oral y por escrito, de las malas condiciones en el que se encuentran los escenarios artísticos de todo el estado, particularmente los de esta frontera.

Y muy en especial, alertan sobre el teatro Víctor Hugo Rascón Banda, cuyas instalaciones eléctricas están en tan mal estado que podrían causar una verdadera tragedia de dimensiones insospechadas.

Desde el año pasado, activistas en favor de la cultura le hicieron saber a autoridades estatales de esa situación, y hasta la fecha no se tiene conocimiento de que hayan resuelto el problema.

Según los promotores y promotoras quejosas, existe un dictamen de la Coordinación de Protección Civil en el que se advierten los riesgos existentes, en particular, porque el recinto no cuenta con un sistema antiincendios.

A esto se suma el hecho de que hay cables eléctricos “pelones”, que ya no aguantan más carga, si es que llegasen a encender todas las lámparas y los sistemas de calefacción o refrigeración.

El riesgo de un incendio es grande y no ha ocurrido solamente porque la mayoría de las lámparas del lugar están fundidas, según se lo hicieron saber a la secretaria de cultura, Alejandra Enríquez, y al entonces secretario General de Gobierno, César Jáuregui Moreno.

El teatro tuvo su fundación en el año 2006, y tiene una capacidad para mil 741 personas, según su portal web.

“Este teatro ha sido escenario de espectáculos de calidad mundial, capaz de albergar desde una sencilla puesta en escena hasta el más complejo montaje de ópera; cuenta con un sistema de iluminación computarizado, sonido de alta definición y sistema de ecualización inteligente”, agrega el portal.

Ese sitio sería uno de los que albergaría el FICH del año próximo, en caso de que se concrete el reinicio de ese festival. Hay tiempo para hacer las correcciones, solo falta ver si hay dinero.

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El Festival Internacional Chihuahua regresará a los escenarios públicos el año próximo con una modalidad distinta a la que le habíamos visto en sus ediciones anteriores.

Según nos lo informaron promotores culturales cercanos al tema, sería esta una versión “fusión” con los festejos por el bicentenario de la fundación del estado de Chihuahua, que se cumplirá en abril del 2024.

Para muchos artistas, actores y directores la noticia es, como diría el indeciso, buena y mala.

Buena, porque se rescata la actividad cultural más grande de cuantas tenía el estado, después de la controversial cancelación ocurrida en el 2022, cuando de buenas a primeras se anunció que no se llevaría a cabo y en cambio se montó en la capital el musical “La golondrina y su príncipe”, con una inversión superior a los 34 millones de pesos.

Mala, porque fusionarán los dos festejos en una condición en la que el bicentenario tendría un papel de mucho mayor presencia y protagonismo, pues es un suceso de alcance nacional e incluso internacional.

El problema ahora, nos comentan, es que los escenarios no están como para montar obras de gran calado, pues llevan años de no recibir mantenimiento ni renovación de equipos o, incluso, tienen desperfectos en instalaciones de primerísima importancia, como las eléctricas, hidráulicas, sanitarias o de ambientación.

El dato pendiente es la fecha de celebración, pues el aniversario de la fundación del estado es el 6 de junio, mes de intenso calor y de días largos, mientras que los mejores años del FICH fueron cuando se llevaba a cabo en octubre, a la mitad del otoño.

Todo depende, como siempre, de “Don Dinero” y de que los gobiernos estatal y municipal se pongan la pila para contratar buenos espectáculos y arreglar sus escenarios como Dios manda.

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La medición de pobreza del Coneval sacó a la luz una serie de buenas noticias en diversos rubros de la economía personal y familiar, como la reducción de la cantidad de personas en condiciones de precariedad y el incremento del ingreso.

Sin embargo, en materia de salud, quedó en claro que la atención médica y los servicios clínicos o la proveeduría de medicinas no han sido lo fuerte de la 4T.

A nivel nacional, las cifras de personas que tienen carencia en servicios de salud es realmente de alarma: es el 39.1% de la población, que serían unas 50 millones de personas.

En Chihuahua las cosas no lucen mejor, porque el 21.5% de los habitantes de nuestra entidad van por la vida sin tener una cobertura de salud. No buena, no mala, no insuficiente: de ninguna, pues.

Ese 21.5% equivale a unas 750 mil personas, ¡una barbaridad!

Vistas así las cifras, se puede entender por qué el auge de las farmacias de bajo costo que venden medicinas libres de marca y los servicios que estas dan en sus consultorios de atención gratuita o de pago prácticamente simbólico.

Parece increíble que el gobierno que ha pugnado por la cobertura del estado en prácticamente todas las actividades económicas, incluso en la aeronáutica o en la petroquímica, haya dejado la atención médica y el abasto de medicinas en manos de negocios privados.

El dato en sí es grave, pero no es el peor. Lo más alarmante es la debacle en el sistema de salud del estado y del país.

Ahí están las mismas cifras del Coneval: en el 2016, la encuesta detectó que el 12.2% de la población tenía esa carencia, pero seis años después ya había subido al 21.5% que mencionamos anteriormente.

Diversos analistas han atribuido esa caída al fracaso del Insabi y lo inoportuno que fue la desaparición del Seguro Popular.

En Chihuahua, la población absoluta y la Económicamente Activa ha ido en incremento—si bien moderado—pero no así la capacidad instalada para dar atención médica.

Así que, que bien que subió el ingreso, pero malo que hayamos desatendido la salud. Por lo visto, para la 4T no aplicó aquel dicho tan mexicano que dice: “Lo primero es la salud, ¡el dinero va y viene!”.

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El pasado viernes el Congreso del Estado informó que ya ha sido enviado el oficio donde se le pide al gobernador del estado de Texas, Gregg Abbot, que retire las boyas flotantes que hizo colocar en el río Bravo, con el fin de detener el ingreso de migrantes indocumentados a su estado.

En los oficios No. 1110-1/2023 y 1110-2/2023 II D.P. ALJ-PLeg, enviados el 07 y 08 de agosto de 2023, dirigidos a la presidenta del H. Congreso del Estado de Chihuahua y a la secretaria de Gobernación Federal, respectivamente, se pide que le digan a Greg Abbott que no sea malo y quite sus boyas, pero ya.

El Acuerdo No. LXVII/PPACU/0676/2023 II D.P., aprobado en sesión ordinaria, dice a la letra que se les exhorta “para que emitan un acuerdo o decreto dirigido al Gobernador Greg Abbott, del vecino Estado de Texas, Estados Unidos, para que retire el inhumano cerco de alambre de púas con esferas que tiene tendido en el Río Bravo.

¡De seguro el gobernador texano está temblando de miedo con la petición de nuestros legisladores!

Si al mismísimo presidente lo mandó a freír espárragos cuando éste le pidió que quitara esas aterradoras bolas color naranja con navajas filosas cual sierras de carpintero, ¡qué le podría preocupar de un Legislativo local mexicano!

Esas cartas sí “tienen razón”, pero no las contesta ni Ufemia.