Resulta incongruente que frente a la violencia incontenible que se registra en la ciudad, las autoridades no le den seguimiento a los casos de contrabando de armas para localizar a los traficantes y las redes de complicidades que tienen con personal de aduanas que les permiten que fusiles, escopetas, pistolas y cartuchos entren por los puentes internacionales como si fuera dulces y juguetes.
Lo mencionamos porque en el decomiso que la Policía Municipal hizo la el lunes 23 de mayo en una vivienda del fraccionamiento Jardines del Bosque, donde detuvieron a una pareja de 25 y 28 años de edad, en posesión de 9 rifles de asalto conocidos como cuernos de chivo, así como 9 mil 800 balas del mismo calibre, nada se ha dicho de las investigaciones que se realizan para determinar, entre otras cosas, el origen y el destino de las armas.
De que el peligroso contrabando pasó por los puentes, es un hecho, además de que lo hicieron con la complicidad de personal aduanal destacamentados en alguno de los puntos de cruce.
Los traficantes no se iban a arriesgar a perder un cargamento de ese tamaño, cruzando a Juárez sin el respectivo pago del permiso a los aduanales por hacerse de la vista gorda.
Una vez en Juárez, los rifles y balas tenían un destinatario en el crimen organizado, porque definitivamente no eran para un equipo deportivo ni para una iglesia.
Esas armas iban a ser utilizadas para matar y, por lo mismo, iban destinadas a grupos criminales que operan en la frontera. En consecuencia, su decomiso debe derivar en otras aprehensiones que saquen de las calles a los asesinos al tiempo que su arsenal.
Este caso, como muchos otros que se quedan como un simple golpe mediático, es solamente la punta de la madeja del contrabando de armas que se realiza impunemente y con la bendición de los responsables de la Aduana Mexicana.
No se trata de descubrir el hilo negro, sino de llegar al fondo del criminal negocio que sigue enlutando hogares de juarenses, porque esas son las armas que utiliza en las calles la delincuencia organizada y la desorganizada, para asesinar y demostrar a las autoridades su poder de fuego.
Si la Policía Municipal ya hizo su trabajo y les puso en charola de plata a los delincuentes, con armas, municiones y hasta con droga, ahora es el turno de que las autoridades federales responsables del combate al crimen organizado hagan el suyo, y destapen la cloaca de todas las complicidades que existen en torno al tráfico de armas.
Cuando ocurren decomisos importantes como el de los cuernos de chivo y vemos que no pasa nada con los financieros, destinatarios y cómplices de este delito, podemos deducir dos cosas: que todos los mandos federales están embarrados, o bien, que desde muy arriba hay instrucciones para que no se profundicen ni transparenten las investigaciones, que para el caso que nos ocupa significa impunidad criminal. Así de simple.
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Dentro de la agenda que desarrollará este día el presidente de la República en su visita a Guadalupe y Calvo, se encuentra la supervisión de los avances de la carretera que conectará este municipio con Badiraguato, Sinaloa, la tierra de Joaquín El Chapo Guzmán.
La carretera estará terminada en diciembre de este año, con una inversión aproximada a los 2 mil 500 millones de pesos. Tendrá una longitud de 200 kilómetros y atravesará acantilados y barrancas de la Sierra Madre Occidental, para conectar los estados de Chihuahua y Sinaloa.
Una obra importante sin duda alguna, porque brindará un mejor futuro a las comunidades que viven en la sierra madre, pero que también servirá para las actividades delictivas de los grupos de narcotraficantes, porque ellos también son seres humanos, ¡sí señor!
Es una verdad pública que las bandas criminales que operan en la montaña de Chihuahua, son las que mandan en todos los municipios serranos, sobre todo, porque dominan las vías de comunicación donde se desplazan en caravanas de vehículos robados y cargados de sicarios, armados hasta los dientes, como si fuera desfile del 20 de noviembre.
Ahora que les terminen la carretera a Badiraguato, la “gente nueva” que opera en Chihuahua para el Cártel de Sinaloa, tendrá oportunidad de visitar con más frecuencia a la familia de El Chapo y, de regreso, venirse cargados con mota sinaloense, para “aprovechar la vuelta”, como dicen los narcos colombianos.
Nadie pone en tela de duda que las vías de comunicación son importantes, porque conectan las actividades productivas de las comunidades apartadas con los mercados de gran consumo; pero cuando la autoridad deja su control y uso en manos de la delincuencia, ningún progreso puede llegar a las zonas rurales e indígenas, solo atraso, miseria y muerte.
El jefe de la Nación y su equipo de inteligencia deben saberlo mejor que nadie. Han estado en tres ocasiones en Badiraguato, la última vez en julio del 2021, cuando esa visita tuvo el carácter de privada, donde supervisó el avance de las obras de la carretera a Guadalupe y Calvo y tuvo que ser informado de los grupos de malandros que operan en toda la zona.
De no tomarse las medidas para que la nueva carretera beneficie únicamente a los nativos de aquellas regiones y pueda transitarse con seguridad de punta a punta, terminará por ser controlada por la delincuencia organizada, como todas las carreteras secundarias del estado y hasta las primarias, como el tramo Jiménez Parral y la vía corta Parral Chihuahua.
A ver si no salen con la puntada de que los delincuentes también tienen derecho de usar las vías de comunicación, aunque anden armados, aturrados y hasta en vehículos robados.
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Un despliegue digno de mejor causa hicieron ayer las fuerzas de seguridad pública de la ciudad de Chihuahua, solamente para bajar una supuesta narco manta de un puente peatonal de la colonia Cerro Prieto.
El narco mensaje estaba dirigido al político Alfredo “El Caballo” Lozoya, pero movilizó más de 10 unidades de la Policía Municipal, de Seguridad Vial, de la Policía Estatal y de la Agencia Estatal de Investigaciones.
Fue en el cruce de la avenida Sacramento y Yucatán, en el puente peatonal que cruza esas arterias, donde los sagaces e intrépidos policías bajaron la manta que tenía una leyenda con amenazas para el político parralense.
“Caballo, ya supimos que hablaste con la DEA. No te pares por aquí marrano”, dice textualmente el mensaje.
Como es del dominio público, a principios del año, el Caballo Lozoya estuvo detenido en el estado de Nuevo México y puesto a disposición de un juez federal acusado por los delitos de fraude y falsificación de documentos en la compra de dos avionetas.
Después de varios meses de estar en calidad de arraigado en Las Cruces, Alfredo Lozoya dijo que pudo librar el juicio en la Corte federal y que las autoridades se habían desistido porque se trataba de un error administrativo.
A pesar de ese desistimiento, el excandidato a gobernador por el Movimiento Ciudadano tuvo que pagar una multa de 20 mil dólares y aguantar, como los meros machos, el remate de las dos avionetas de su propiedad.