Chihuahua vive momentos de revolución política. Hay convulsión y hay tensión. Los grupos que pelean el poder estatal aplican estrategias audaces y hasta violentas para conseguir sus objetivos. Por llamarlo de manera coloquial, no estamos lejos de que las palabras sean insuficientes y sean usados los puños.
No es exageración. Algunos grandes grupos empresariales y algunos grandes grupos políticos rechazan categóricamente cualquier idea por aplazar el sexenio encabezado por César Duarte Jáquez aunque sea con prestanombres. Otros grandes grupos empresariales y otros grandes grupos políticos no solamente cultivan la esperanza de la ampliación, sino que la impulsan; la sienten necesaria, indispensable. La Iglesia, la poderosa Iglesia, permanece a la expectativa con buena distancia de Palacio de Gobierno y lista para encaminar sus potentes baterías hacia donde lo requiera.
La declaratoria formal de la revolución estuvo a cargo de la diputada del Partido de la Revolución Democrática, Hortensia Aragón (La Tía Tencha). Presentó el miércoles la iniciativa que pretende reformar la Constitución del Estado para que el siguiente periodo de gobernador dure sólo dos años en lugar de los cinco que marca actualmente la ley para el sucesor de Duarte.
Mirone presentó aquí el 25 de abril el análisis correspondiente a esa iniciativa que empezó como “borrego” días antes, durante el cumpleaños 52 del gobernador Duarte. Las reacciones en contra fueron categóricas y de gran jerarquía. Los líderes estatales y municipales del PRI no entraron siquiera en la categoría de tomados en cuenta.
Es posible advertir que en aquella comida pudo el gobernador haber perdido el mejor patrimonio político conseguido durante su sexenio, el de su amigo coordinador parlamentario del PAN en el Congreso local, César Jáuregui Moreno.
Sobre los hombros del político blanquiazul descansa toda la carga del PAN chihuahuense. Es el interlocutor válido de los dhiacos–yunques, es la sombra de Mario Vázquez, es el que no ha comprado pleitos ni contra los Corral ni contra los Pérez Cuéllar, es el cerebro de Mata (potencial candidato a gobernador), es la pieza clave a la que Gustavo Madero debe recurrir si tiene planes en el estado… es el principal costo para Palacio, pero “el tocayo” ha sido rebasado por los afanes de Palacio allende Chihuahua.
Es también innegable que César debe haber adquirido grandes compromisos con el gobernador a lo largo de estos últimos años de productiva cohabitación, pero ha dejado claro que los pesos no se cambian por los centavos; es decir, su objetivo está fijo en la Gubernatura para cualquiera de su partido –incluido Corral–. Esto significa que su trabajo de contención del panismo hacia Palacio habrá terminado, más aún con el inesperado “albazo”, o distractor, si es necesaria la palabra.
Fue evidente que la iniciativa sorprendió a César; en su primera reacción la consideró una broma porque, como todo mundo, sabía que la ley estaba modificada precisamente para empatar elecciones federales con elecciones locales. Consideró que se trataba de una travesura más de su tocayo “el diablo”; más aún, operado ese cambio legislativo por el hoy alcalde de Juárez, exlíder de la mayoría priista en el Congreso, Enrique Serrano, delfín para el 2016. El siguiente periodo de la Gubernatura, hasta el momento, está por cinco años.
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El impacto de la iniciativa provocó que saltara Jáuregui de su confortable asiento en el Congreso. Era altamente lógico esperar que ocurriera esa reacción por tratarse de un opositor al PRI, por mucho y que viniera recorriendo largos tramos temporales férreamente tomado del brazo del primer priista del estado. El qué dirán salió sobrando.
Pero la reacción estratégicamente de mayor importancia se dio dentro del mismo priismo. No hubo una sola voz a favor del proyecto más allá de las conocidas voces del duartismo. Peor, figuras del tricolor que tienen voz y voto en el Congreso, no dejaron duda alguna sobre su oposición a la minigubernatura. En su momento votarán en contra de ella, lo han dicho.
Los diputados Eloy García Tarín y Teporaca Romero del Hierro coincidieron en que una modificación de ese tamaño pondría en riesgo a la gobernabilidad del Estado y provocaría un costo económico gigantesco.
Ambos legisladores están colocados desde hace tiempo en una trinchera abiertamente opositora al gobernador Duarte. Obedecen al fuerte grupo del baecismo que lleva como su candidato a la Gubernatura a Marco Adán Quezada. Ni ellos ni muchas otras figuras han pecado de inocentes con la argumentación oficial de que los dos años son para empatar las elecciones locales con las de presidente de la República en el 2018 y que administrativamente sería positivo para la entidad.
Esa facción dentro del tricolor no es pacifista. Es altamente negociadora y muy diplomática, pero entre sus libros pedagógicos no aparece ninguno de Mahatma Ghandi, ni de Luther King Jr., ni de la misericordiosa Madre Teresa. Si necesitan los puños, los usarán. Lo están haciendo.
La posición de García y Teporaca fue compartida públicamente por la senadora Lilia Merodio, quien ha iniciado una intensa campaña en los más altos círculos del poder federal para impedir que Duarte se siga de frente dos años más. En privado, la otra senadora chihuahuense Graciela Ortiz tampoco está de acuerdo con la propuesta porque sabe que es un intento de desplazamiento por parte del duartismo en contra del priismo mayoritario, maltratado en muchos frentes y de mil maneras durante este sexenio.
Otros sectores de la sociedad tampoco han usado flores para recibir la iniciativa. Han hecho muecas claras de disgusto y expresiones impublicables contra la clase política por tanta “p… campaña electoral”. Los únicos felices –se dice– serían los jefes del crimen organizado, que a río revuelto pescarían felices mínimo tres años.
Los voceros de las cámaras empresariales han expresado de entrada su oposición, pero tenemos antecedentes de que con un jaloncito de orejas son metidos al redil que ordene Palacio, porque les encanta el glamour grillo y las pizcachas recibidas de lo alto, traducidas en un permiso de alcohol, en la perdonada de una multa, en algo de proveeduría… vaya, hasta en la posibilidad de desembarazarse de yonques “blindados” para venderlos a la Fiscalía.
No ocurre lo mismo con los agremiados a dichas cámaras y organismos del sector privado, que hablan de severas consecuencias negativas para sus negocios por la incertidumbre burocrática de dos y hasta tres años; las pérdidas serían incalculables.
Un ligero sondeo mironiano por la industria maquiladora no deja lugar a dudas sobre su posición: en contra por completo. Las trasnacionales tienen como factor principal para sus inversiones la estabilidad política de la localidad. Desde el momento en que el PRI y la chiquillada levanten la manita para aprobar el decreto correspondiente, los nuevos proyectos económicos quedarán hibernando o buscarán lugares en mejores condiciones.
Es impredecible la reacción definitiva que tendría la sociedad chihuahuense en general –y los inversionistas foráneos– frente a una eventual decisión tomada para dejar que siga la minigubernatura, pero los primeros esbozos dan la percepción de que hay agresión… y frente a la agresión hay reacción. Por eso repite Mirone: son momentos de violencia, a secas aún, pero violencia.
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Palacio no se quiso ir con todo encabezando la minigubernatura. Envió para la presentación de la iniciativa correspondiente a su eficiente prestanombres, la diputada perredista Hortensia “Tencha” Aragón. Bien pudo haber sido enviado algún legislador del PRI o hasta al coordinador parlamentario de ese partido, Rodrigo de la Rosa, pero entonces el juego de las escondidas hubiera sido menos atractivo. Y a la hora de la también eventual reculada, pues las culpas se reparten entre más gentes.
Eso sí, no quedó duda sobre el origen: cada uno de los diputados de los micropartidos y los priistas –salvo los dos mencionados tricolores y los del PAN– signaron de puño y letra la propuesta como borreguitos neozelandeses.
Quienes no conocen adecuadamente a Palacio, siguen asegurando que el gobernador está usando la iniciativa como un distractor. ¿Distractor de qué?, nadie contesta, pero distractor.
La realidad es una y llana, pero muy compleja. Ya hemos presentado algunas pinceladas de la misma: el secretario de Hacienda, Jaime Herrera, se ha revelado como un genio para manejar mediáticamente de maravilla la situación financiera del Estado. Es un conocedor profundo del tema a nivel nacional e internacional. Ha sacado a Palacio de graves problemas de imagen con el asunto de la deuda pública, por ejemplo.
Pero el déficit se ha venido acumulando y no habrá Herrera para toda la vida. Quien lo releve deberá ser alguien de absoluta confianza del gobernador que tenga conocimientos técnicos y políticos sobre el tema, que evite lo hagan pedazos al menos en la parte mediática y no le obstaculice su avance hacia el 2018. Quiere Duarte la Presidencia de la República.
Mirone ha abordado el tema en ocasiones anteriores. Nos habíamos quedado, y repetido, en que el ballezano ha mostrado actitud sobrada para meterse entre el primer círculo del presidente Peña Nieto con el ojo puesto en la dirigencia nacional del PRI, la Sedatu, la Secretaría de Gobernación… El viernes no fue ninguna sorpresa para este escribidor que se haya destapado directamente para Los Pinos. Es su sueño más acariciado.
Para que ocurra eso, para posicionarse en el plano nacional de aquí al 2018, el gobernador requiere que en el 2016 tome las riendas un sucesor que le garantice el cobertor San Marcos del que habló Mirone hace 15 días y le proteja la espalda en Hacienda y en todas las áreas de la Administración estatal, incluidos los poderes Legislativo y Judicial. Por el Legislativo pueden caer las auditorías, por el Judicial los proceso penales. El abundante material está a flor de tierra.
Duarte sabe que no son pocos los que le tienen hambre ni escasos los heridos que se vienen arrastrando desde la campaña electoral y a lo largo de los casi cinco años completos; no los tiene en consideración como obstáculo ni como enemigos importantes en su presente ni en su futuro, pero tampoco quiere dejar la retaguardia a su disposición. Sabe lo que harían con ella.
Así que, si pega el chicle, ya se habla de un Marcelo González, de un José Miguel Salcido, de un Mario Trevizo, de un Jorge González, y hasta del propio Enrique Serrano, para que cubran los dos años y cuiden adecuadamente la espalda de Duarte Jáquez.
Si todos ellos, salvo Serrano, observan que Duarte en realidad avanza con pasos firmes, ya no necesariamente hacia la Presidencia de la República, sino al menos hacia un puesto en el Gabinete, harán lo conducente para seguir estrictamente sus indicaciones; de lo contrario, no.
Salvo Serrano, ninguno de ellos es duartista (de hecho duartistas con poder político y con poder de asesoría quedan muy pocos; Mirone ya nomás cuenta a Joel Sandoval y al magistrado Jorge Abraham Ramírez).
Se trata de políticos que ya venían de mucho antes que el propio Duarte, incluido Marcelo a pesar de su juventud; Trevizo ni se diga (tótem en la UACH, exdirigente estatal del PRI, exdiputado); José Miguel tiene sus orígenes en el panismo (llegó a los órganos electorales como posición de Lalo Romero y del exprocurador general de la República –Yunque–, Arturo Chávez; González Nicolás carece de un perfil serio, de nivel, siquiera como para creer que sería gobernador por un día en 30 de abril.
Con la nueva posición de César Jáuregui es impensable continuar con la hipótesis de los candidatos cómodos para Duarte, los panistas Juan Blanco y Mario Mata, con una salvedad: paralelamente, así como Jáuregui con Duarte, viene Gustavo Madero fuertemente amarrado del presidente Peña Nieto, sin atavismos doctrinarios, ni morales, ni éticos, de ninguna especie, para poner en la mesa de las negociaciones lo que sea.
Es justamente el presidente Peña el que en estos momentos pone y dispone. Guarda grandes similitudes con Duarte. Ha quedado claro que al menos en algunos temas ambos se han cuidado entre ellos.
Los priistas consultados aseguran que Peña no ha dado ninguna venia para los movimientos realizados por el gobernador, ni siquiera la minigubernatura, lo cual sabremos en el momento en que se defina el avance de la iniciativa en el Congreso.
Y si Peña tiene todo autorizado, ya veremos que la revolución avanzará en Chihuahua, pues el escenario como está siendo planteado por Palacio es de beneficio para un sector muy reducido, no para los priistas en general, no para la sociedad chihuahuense en su mayoría.
Chihuahua, de avanzar la violencia política, podría tener su candidato independiente al estilo Nuevo León. Las condiciones se van dando.
En lo que reflexionamos al respecto, pasemos a cosas también importantes: los tamales esperan, el menudito espera, el café, la barbacoa, los buffets, los besotes en la frente y en los cachetes de las jóvenes y no tan jóvenes mamás; las que están aquí y las que se han ido, pero permanecen indelebles en mente y corazón como rosas recién regadas. ¡¡¡Un abrazote, los mariachis, la tambora o hasta los norteños para ellas!!!