Una prolongada y entretenida discusión se aventaron –nada más para variar– los integrantes de la Diputación Permanente del Congreso del Estado. El motivo: la segunda causa penal que se le sigue al exgobernador César Dee Jay, el del caso Kepler, donde se habrían desviado 120 millones de pesos.
Primero, la bancada de Morena presentó un punto de acuerdo para que el Congreso del Estado exhorte a los poderes Ejecutivo y Judicial, concretamente, a la Fiscalía General del Estado y al Tribunal Supremo de Justicia, a que el proceso penal en contra del exmandatario se lleve con estricto cuidado al debido proceso.
La causa, expuso Leticia Ortega, diputada por Morena, aumenta la posibilidad de incrementar las penas de cárcel y sanciones económicas a quien gobernó al estado entre octubre de 2010 y septiembre de 2016.
Hasta ahí, nada extraño: total, se trata de pedirles a ambos poderes que no vayan a regar el tepache y le den motivo al inculpado para alegar que se violó su debido proceso, y ya con eso tenga para salir libre Cesarín, al menos, de esa acusación.
El tira-tira vino cuando cada uno de los frentes –el de Morena y el del PRIAN– trataron de usar el exhorto para “felicitar” a las autoridades. Los morenos querían darle un aplauso al presidente AMLO y los panistas a Maru y compañía.
Como se habrá de imaginar, respetable lector, el tema dio paso para una larguísima discusión en la que, para variar, surgieron todos los temas que confrontan a los de la 4T con los del Frente Amplio.
Lo que nadie recordó fue que la causa fue integrada en la administración del impresentable Javier Corral Jurado. Y si no lo quieren creer, nada más falta que vean el número para ubicar el año en el que se integró la carpeta: 1260/17. O sea, data del año 2017, cuando imperaba el corralato.
Todavía más: es del todo probable que en la investigación haya participado, incluso con funciones de coordinación, el exfiscal anticorrupción Francisco “Panchito” González Arredondo, quien ahora mismo enfrenta una causa penal por presuntos actos de tortura contra algunos implicados en casos de probable corrupción durante el gobierno de César Duarte.
Así que, si morenos y prianistas se van a aplaudir con una mano y a echarse confeti con la otra por un caso que no integraron, acuérdense nada más del número que ubica la fecha del caso: 17. Quizá sea de las pocas, sino es que la única cosa que se recuerde del gris gobierno de Corral.
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Sería conveniente que la próxima vez que el delegado federal de Bienestar, Juan Carlos Loera, se aventure a acudir a una sesión de Cabildo, lo haga enfundado en un traje de charro acompañado de una guitarra.
Solamente así podría salir bien librado, entonando coplas que hizo famosas el ídolo de México, Pedro Infante, como esa del “Yo no fui”. Esta sugerencia viene a colación por el encontronazo que se dio con un par de regidoras en la pasada sesión extraordinaria de Cabildo, la número 15, con motivo de la entrega del premio “Trayectoria de Vida 2023” otorgada al destacado historiador y maestro emérito de la UACJ, Víctor Manuel Orozco Orozco.
El agarrón vino después de finalizar el acto solemne, cuando las regidoras Mireya Porras y la panista Alma Edith Arredondo Salinas lo encararon para reclamarle por algunas declaraciones que dio a medios en la capital del estado, donde, entre otras sutilezas, las calificó como hipócritas.
Las enardecidas regidoras recordaron que lo único que le habían pedido a Juan Carlos era que, en su calidad de delegado, les prestara atención, porque las personas mayores estaban pasando muchos malestares para cobrar sus apoyos económicos en el Banco del Bienestar en esta frontera.
Las regidoras habían promovido un exhorto, aprobado por el Cabildo, para que Loera se pusiera las pilas y esa habría sido lo que encolerizó al funcionario federal, para echarles en cara su supuesta hipocresía.
La regidora Arredondo fue quien le pidió una explicación y le dijo que su preocupación es justificada y auténtica. Mientras Loera estaba acorralado y pensaba cómo responder, se le acercó también Mireya Porras, y con su voz grave y fuerte le cuestionó el porqué de sus desafortunadas palabras.
Ya en bola, Loera no vio lo duro sino lo tupido, y no le quedó otra más que recular al más puro estilo de la CuatroTe y le echó la culpa a los medios de la capital: mintieron, mal interpretaron sus palabras.
En ese momento, Loera fue pródigo en halagos con la panista y la priista, a quienes felicitó por el buen trabajo que hacen. Ya en la cueva del lobo, todavía quitándose las cáscaras de fruta y los huevazos, Loera pasó a saludar al presidente municipal Cruz Pérez Cuéllar.
Pero no hubo abrazo ni reunión, ni cuchicheo al oído, nadita de nada, solo un desganado apretón de manos, un cómo estás, gusto en verte y tan tan, ni adiós le dijo.
Loera salió del recinto para ponerse a salvo, lejos de donde hace algunos años pudo haber sido el rey.
No le va a quedar otra que aprender ese estribillo que dice: “Si te vienen a contar/ cositas malas de mí/ manda todos a volar/ y diles que/ yo no fui// Yo te aseguro que yo no fui/ son puros cuentos de por ahí/ tú me tienes que creer a mí/ yo te lo juro que yo no fui…”.
Este Mirone conoce un buen karaoke que le puede recomendar al delegado… para que vaya practicando.
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No fue la planta del pie de un soldado la que osó profanar nuestra soberanía nacional, sino una bala disparada por un elemento de la Guardia Nacional de Texas, la que no solo cruzó la frontera, sino que impactó a un connacional el pasado fin de semana.
Ayer, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, afirmó que los informes sobre el caso indican que el guardia texano se encuentra suspendido y bajo investigación.
Este lamentable incidente, en el que Darwin José García de 37 años, un juarense originario de Veracruz (un Juarocho, pues) resultó lesionado, tiene que ser esclarecido a fondo, dada la gravedad del acontecimiento, ya que los acuerdos internacionales entre ambos países fueron ignorados y se realizó un ataque directo por parte de un militar contra un civil.
En este embrollo surge la increíble versión, difundida por el mismo presidente de México, de que el uniformado estadounidense habría disparado no en una, sino en dos ocasiones. La primera habría sido un tiro al aire, y la segunda directo a la humanidad de Darwin.
El motivo de su acción, el que alega el agresor, es que supuestamente lo hizo para proteger a un grupo de migrantes de una supuesta agresión que Darwin José iba a cometer contra las personas en movilidad.
Fue por esa y no por otra razón que el acomedido patriota de la bandera de las barras y las estrellas accionó su arma, no vaya a creer el lector que lo hizo de mala fe. Nadie en su sano juicio pudiera pensar eso, sobre todo en un estado como Texas, cuyo gobernante tiene tan clara la política antinmigrante.
Por eso fue que el presidente de México hizo un breve comentario sobre el tema en su mañanera, señalando que ese acontecimiento: “es violatorio del derecho internacional porque no pueden disparar hacia el otro lado del río, es nuestro territorio”.
Y como acostumbra, en lugar de hacer un pronunciamiento enérgico sobre el tema, AMLO solo añadió que la Secretaría de Relaciones Exteriores investiga el caso.
Mirone le pregunta al presidente AMLO qué hubiera pasado si el disparo sale del lado mexicano y logra herir a un ciudadano estadounidense. ¿Cree que Joe Biden, o peor aún, el gobernador de Texas, Greg Abbott, habrían reaccionado como usted, con esa tranquilidad?
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Apenas terminó la contienda, o cualquier cosa que eso haya sido en el Frente Amplio contra la 4T, cuando ya estaba listo el lema de campaña para el 2024.
“X amor a México”, así, con la “tacha” mayúscula al inicio.
De mi se acuerdan si no será ese el grito de guerra electoral que le oiremos a ese ecléctico e indescriptible grupo político, conformado por partidos que históricamente han sido enemigos, como el PAN, el PRI y el PRD.
Su coordinador, Claudio X. González, ya “destapó” el lema en un mensaje de “X”, para felicitar a Xóchitl Gálvez por su victoria en el extraño proceso interno para elegir candidata a la presidencia de la República.
“Ahora –UNIDOS– A GANAR EN 2024 X AMOR A MÉXICO”, dice el mensaje de “X” González en su cuenta “X”, dirigido a la ganadora, X-óchitl Gálvez.
Y ni siquiera dejó lugar a dudas de quién era su consentida para encabezar la candidatura presidencial, pues en el mismo mensaje la felicita por ser la “vencedora” y, por no dejar, felicitó a los otros participantes, aunque casi todos se hayan retirado antes de la votación.
Lo que ha seguido es una asombrosa coordinación de la maquinaria priista para pasarle por encima a su exdirigente nacional, Beatriz Paredes, y salir todos al unísono a ungir a la senadora Xóchitl, que formó parte del Gobierno de Vicente Fox, el mismo que sacó al PRI de Los Pinos… solo para regresarlos doce años después.
Lo bueno es que el PRI “ya cambió”, que el PAN es tan democrático que necesita que se quiten los contendientes para que gane su candidato, y que Xóchitl es un “fenómeno” que perdió cuatro de cada 10 votos posibles.