La sorpresiva renuncia al PAN de Isaí Arámbula, sigue haciendo tanto ruido en el comité directivo estatal, que hasta se habla de una deserción concertada con Morena, a donde habría sido invitado utilizando los servicios de Javier Palacios Reyes, el exjefe de vialidad durante la administración de Javier Corral.

Palacios Reyes, renunció al PAN en febrero de este año después de varias décadas de militancia, y se unió a Morena, argumentando que su “actividad como militante blanquiazul estaba muy restringida, que para las dirigencias era solamente un número más en el padrón, que no se respeta el valor de la persona, que no hay diálogo y el partido está cerrado funcionando solo en modo supervivencia”.

Curiosamente, muchos de esos argumentos, coinciden con los que Isaí expresó en su exposición de motivos, en la carta de renuncia de dos cuartillas que le presentó el 2 de mayo al dirigente nacional Marko Cortés, donde además pone como palo de gallinero a la dirigente local Xóchitl Contreras, quien hasta ese día era casi, casi su comadre.

También coincide el hecho de que en febrero 22, cuando Javier Palacios renunció al PAN, advirtió que vendría una desbandada de panistas para sumarse a las filas de Morena, porque supuestamente “les ofrece espacios de participacion más amplios”.

Aunque hasta ayer el empresario de la herbolaria no ha dicho que se va a las filas de la 4T, siguiendo la invitación de Javier Palacios, los cuadros directivos del partido de Gómez Morín comienzan a preocuparse, pero el Gabo Díaz asegura que no hay problema y que las puertas del PAN seguirán abiertas para cuando Arámbula desee regresar.

Voces al interior del Comité Municipal, aseguran que en esta labor de zapa a los cimientos de PAN, están involucrados otros miembros del llamado Grupo Tauro, y lo peor de todo es que forman parte también de la nómina del Gobierno del Estado en varios puestos de la frontera.

Así que la telenovela de Isaí en los cuernos de Morena, perdón, del Grupo Tauro, seguirá dando mucho de qué hablar en los próximos días.

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Entre la grilla, los elogios y apapachos mutuos con los gobiernos panistas de Chihuahua y las buenas noticias que le gusta dar al sector productivo, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón soltó ayer un dato pavoroso acerca del Covid-19.

Según él, y de acuerdo con la experiencia que vivió como negociador ante los pocos países que estaban produciendo vacunas contra ese terrible virus, de no haberlas conseguido, la cifra de muertos hubiera llegado a los dos millones.

Como se lee: seis veces más de los 310 mil que contabilizaron las instituciones del sector salud del país.

No sucedió y que bueno, pero bien vale tener el dato y guardar el susto para acordarnos de las precauciones que se deben tomar y bajarle a indicadores de morbilidad que en nada ayudaron, como la hipertensión, la obesidad, el sedentarismo y la diabetes, todos ellos, “primos hermanos”.

Para darnos una idea: Chihuahua ha tenido alrededor de 11 mil fallecimientos a causa del Covid, cifra que representa el 3.6 por ciento del total nacional. Si se proyecta esa proporción al número de muertes que refirió Marcelo el “Corcholato”, bien pudo haber rondando los 70 mil fallecimientos.

Si el “hubiera no existe”, ¡qué bueno!, porque “hubiera” sido la peor tragedia sanitaria en la historia reciente del país, al menos en la postrevolución.

Al exponer el dato, mencionó que México, Argentina y otros países de América Latina se “movieron rápido” para lograr que la Universidad de Oxford y la farmacéutica Astra Séneca les autorizaran producir y embazar vacunas. Esto pasó a mediados del 2021, cuando apenas empezaban a circular las incipientes dosis de inmunidad.

Lo curioso del caso es el aplauso que se llevó de la concurrencia, dominada por prianistas, ese sector del espectro político nacional que tanto criticó a Ebrad y a la 4T por haber traído vacunas rusas y chinas.

Ahora que sabemos la dimensión del problema, y que estamos por levantar el letrero de “Pandemia”, ya no le ponemos “peros”.

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El terrible atropello de migrantes venezolanos en Brownsville, Texas, donde murieron 8 y 10 más resultaron heridos, tiene asustados y alertas a cientos de sus paisanos que se encuentran varados en esta frontera, confiando en que después del próximo jueves, cuando termine el Título 42, podrán cruzar a los Estados Unidos con más posibilidades de obtener el anhelado asilo humanitario.

La mortal embestida al grupo de migrantes, cuando se encontraban sentados en la banqueta esperando un autobús, a 60 metros del albergue donde habían pasado la noche, reabre las heridas de la tragedia registrada en esta frontera el 27 de marzo en la estación migratoria del INM, donde 40 migrantes perdieron la vida y 27 resultados heridos.

Los videos que circulan en las redes sociales y los de las cadenas mundiales de televisión que le están dando amplia cobertura al caso, muestran en toda su dimensión la forma en que el hispano George Alvarez, de 35 años y de negro historial delictivo, embistió con su camioneta Range Rover, a los 25 migrantes que se encontraban sentados en el cordón de la banqueta.

Aunque la Policía de Brownsville le ha formulado cargos solamente por conducción temeraria y homicidio culposo, hay muchos elementos que robustecen la tesis de que no fue un accidente, sino un acto criminal premeditado.

El exceso de velocidad con que se pasó la luz roja, la precisión con que se dirigió al extremo del carril para arrollar a todos los migrantes sin salirse de la linea donde estaban ubicados, los antecedentes criminales del chofer y la negativa a proporcionar su identidad a la Policía, pueden ser los más evidentes.

Sin embargo, los elementos que ponen en la mesa la sospecha de que hay más fondo detrás del atropello, es la intervención del FBI en las investigaciones, porque una agencia federal no interviene en un simple accidente vial; además de la petición diplomática del Gobierno venezolano, en el sentido de investigar a profundidad los hechos, para descartar cualquier intención con prácticas de odio y xenofobia contra la comunidad venezolana.

Lo que pasó en la calle de Brownsville, se asemeja al atentato terrorista ocurrido el 17 de agosto del 2017, en las ramblas de Barcelona, donde una furgoneta conducida por un jihadista embistió a toda velocidad a los peatones a lo largo de 800 metros, y dio muerte a 13 turistas y causó heridas a otros 100.

Aquel evento también fue incubado en el odio, como muchos de los comportamientos xenofóbicos que se están dando contra los migrantes, incluyendo el de la estación migratoria en Juárez, aunque le hayan dado un giro de omisión y negligencia.

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Está confirmado, que los 16 asesinatos registrados a lo largo del sábado pasado, ocurrieron en puntos de venta de drogas que pertencían a los grupos criminales antagónicos: Los Mexicles y la Empresa, antes La Línea.

Aunque el fiscal general del Estado, César Jáuregui, confirmó el rumor de que varias pandillas se han unido para hacer una limplia de Los Mexicles, por el control de la plaza, lo cierto es que estos ultimos reccionaron ante la embestida y dieron de baja a dos de los narcomenudistas de sus rivales, “La Empresa”.

Lo más grave del asunto es que, en las mismas filas de la Policía Ministerial se habla de que Los Mexicles recibieron refuerzos de criminales aliados de otros estados y por eso comenzaron a reaccionar, pegándoles también en los puntos de venta a sus adversarios.

Tan malo es que se estén matando con tanta impunidad, mientras las Policías solo “milan” como el chinito, como que en su guerra de exterminio pongan en peligro a niños, mujeres y adultos mayores, que son al final de cuentas, las inocentes víctimas colaterales de otra guerra que ya comenzó, pero que las autoridades solo la ven como una simple “limpia”.