Aunque el grupo Aeroportuario del Centro Norte (OMA), que maneja el aeropuerto “Abraham González” de Juárez, presume utilidades por casi 147 millones de pesos, al cierre del tercer trimestre del año, nadie se explica las condiciones vergonzosas en que funciona la terminal, a pesar de que tienen años en proceso de remodelación del edificio principal y de la ampliación del estacionamiento.
De los 13 aeropuertos que OMA tiene concesionados, Juárez ocupa el cuarto lugar en ingresos, después de Monterrey, Culiacán y Chihuahua, pero sigue teniendo sin duda, el primer lugar en condiciones deplorables y malos servicios, y eso que no pagan impuestos a la ciudad, si no, peor estaría.
Los viajeros frecuentes de Juárez que suelen utilizarlo para viajes de negocios, principalmente, se quejan de que en esta época invernal no funcione la calefacción, que los servicios sanitarios estén en condiciones deplorables, que haya una sola persona para dar acceso a las salas de abordaje y que no existan toboganes suficientes para subir a los aviones.
Con mucha razón, los usuarios lamentan que una frontera con tráfico intenso de pasajeros, nacionales y de diferentes partes del mundo, que vienen a la ciudad en plan de negocios por la industria maquiladora, principalmente, se lleven una imagen negativa por las condiciones deprimentes de aeropuerto de cuarto mundo en que funciona el “Abraham González”.
Como decía el ranchero, los surcos tan largos, la tierra tan dura y con estos bueyes hay que arar, sin remedio. Los de OMA -como dicen los usuarios de las redes sociales- A P E S T A N. Ellos ganan y los juarenses seguimos perdiendo.
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La polémica cuota voluntaria anual que pretendía aplicar el Gobierno municipal de Juárez, a los transportistas de carga, fue eliminada ayer de la Ley de Ingresos del Ayuntamiento aprobada en el Congreso del Estado.
A iniciativa de la diputada Marisela Terrazas, el grupo parlamentario del PAN impugnó el cobro de la aportación que se iba a aplicar a cada uno de los camiones de carga que circulan por la ciudad, para destinarlo al mantenimiento del pavimento que ha sido deteriorado por la circulación de este tipo de transporte.
La base de dicha impugnación fue, que consideraron inconstitucional el cobro, porque supuestamente el Municipio de Juárez no tiene facultades para aplicarlo.
El tema ya había sido planteado desde la pasada comparecencia del alcalde Cruz Pérez Cuéllar ante la Comisión de Programación, Presupuesto y Hacienda Pública, donde se discutieron los aumentos a las nuevas tablas de valores catastrales, que al final de cuentas también fueron reducidos del 13 al 11 por ciento.
Los diputados panistas consideraron que el sector del transporte de carga ya cubre de manera obligatoria un impuesto federal, por lo que no deberían pagar una doble tributación, aunque aparezca como voluntaria.
Aunque este análisis se realizó a petición de los transportistas que no estaban de acuerdo con la aplicación de la cuota, nunca se consideró el argumento del Municipio, en el sentido de los daños que causa el paso de los camiones de carga por las calles de la ciudad, sobre todo en temporada de verano.
Muchas importantes avenidas de la frontera presentan hundimientos, arrugas y rompimiento del pavimento, a causa del constante peso que soportan de los camiones que transportan toda clase de mercancías.
Ahora que dicho tributo fue eliminado y los transportistas no aportarán nada para el mantenimiento de las calles, sería buena medida que la autoridad municipal les impusiera horarios y rutas exclusivas de circulación, tal y como se hace en otras ciudades y les funciona para mantener sus arterias en buen estado. Eso no es inconstitucional. Es normativo.
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Como si haberle quitado las posibilidades de más ingresos al municipio no fuera suficiente, el tremendo diputado emecista “Pancho Pistolas”, arremetió ayer en tribuna contra el alcalde de Juárez, cuando ya no tenía caso que hiciera ninguna crítica, porque se había aprobado la Ley de Ingresos de todos los municipios del estado.
A toro pasado, Francisco Sánchez quiso colgarse la medalla de la reducción aplicada a la nueva tabla de valores catastrales.
Aunque admitió que Juárez merece más presupuesto, en los hechos demostró lo contrario, al votar en contra de la tabla que determinará los incrementos al predial del próximo año.
En su peculiar estilo protagónico, a don Pancho se le cruzaron las neuronas cuando dijo que el alcalde quiere un incremento al presupuesto, a costa de extraerlo de los bolsillos de los ciudadanos.
Entonces, ¿de dónde cree que salen todos los presupuestos, no solo municipales, estatales o federales, sino también de las cámaras parlamentarias, si no es de todos los impuestos que se cobran a empresarios, comerciantes y población en general?
¿O acaso piensa que esos presupuestos son producidos por nuestros políticos alquimistas, que ya dieron con la piedra filosofal?
Definitivamente anda muy desorientado el diputado parralense, quien, en lugar de actuar como chivo en cristalería, debería conseguir buenos asesores que le orienten sobre lo que va a decir en la tribuna, porque además de risas, como cuando propuso armar a mujeres y periodistas, no provoca otra cosa en el Congreso.
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Circulan en las redes sociales impactantes imágenes de las lesiones que pueden causar en el cuerpo los cohetes de pólvora, que se ya venden indiscriminadamente para estas fiestas navideñas en varios puntos de la ciudad.
Aunque a principios del mes, la Policía Estatal detuvo en el centro a dos mujeres con 270 kilogramos de pirotecnia, en presentaciones de cohetes de diferentes tamaños y potencia, las ventas de este material peligroso se reanudaron en los alrededores del Mercado Cuauhtémoc y en el mercado de Cerrajeros, de la colonia Chaveña.
En el popular mercado del centro de la ciudad, la venta de este material explosivo la realizan individuos que los cargan en pequeñas cantidades, en bolsas de mandado, y lo ofrecen a niños, jóvenes y adultos en la calle. Una vez que agotan su mercancía, regresan a las bodegas clandestinas donde les vuelven a surtir.
Lo más extraño y absurdo del caso, es que todo este producto que está prohibido por el peligro que representa, se produce en ciudades del centro del país, desde donde lo transportan a Juárez y pasa sin problema hasta los retenes militares, como el de Precos, donde nada ven y nada saben de este contrabando de explosivos.