La ya de por sí erosionada relación entre el alcalde morenista de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, y el grupo parlamentario del Congreso del Estado de su mismo partido, ayer tronó un cuete que acaso llegue a oídos de los mandos centrales de la 4T.
Resulta que, sin avisarle a los diputados de su partido, Pérez Cuéllar se reunió con diputados del PAN, y del PRI, para acordar la actualización de tablas de valor del Municipio de Juárez para el año 2023, que implicará un incremento al impuesto predial de un 11%, en promedio.
Este lunes 12, cual regalo de Navidad, el diputado Benjamín Carrera Chávez, morenista de Juárez, recibió la “buena nueva” de que el munícipe juarense se reunió en lo oscurito con la bancada del PAN, la misma que había votado un punto de acuerdo para pedirle a Pérez Cuéllar que “reconsiderara” la revaloración.
Cuando Mario Vázquez Robles, coordinador parlamentario del PAN, mencionó que el aumento ponderado del 11% se había “consensuado” con Pérez Cuéllar, el diputado Carrera no solo expresó su sorpresa, sino que mostró una notable molestia no solo por acordar con el panismo sin tomar en cuenta al partido guinda, sino también, por irse “grande” en el incremento.
En la sesión de la Comisión de Programación, Presupuesto y Hacienda Pública, Carrera Chávez reiteró la postura de Morena, de no aprobar ningún aumento superior a la inflación, que será del 8.6%, según proyecciones del Banco de México.
El acuerdo PAN-PRI-Cruz no hará más que acentuar las diferencias que ya había entre el alcalde juarense y las y los diputados de Morena, la mayoría de Juárez y casi todos, allegados a Juan Carlos Loera.
Ya desde antes se había abierto la grieta entre ambos por el apoyo que Pérez Cuéllar le dio al proyecto Torre Centinela y al replaqueo de vehículos, y ahora se suma el aumento al predial.
Fuentes mironianas nos confirman que el asunto ha llegado ya a las altas esferas de la 4T, porque había una instrucción expresa de no crear nuevos impuestos ni aumentar los existentes.
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Duro y a la cabeza se les fue ayer el coordinador de los diputados panistas en el Congreso del Estado, Mario Vázquez, a los legisladores de la fracción de Morena, a quienes acuso de montar una perversa celada en la comparecencia de los secretarios de Desarrollo Social y Seguridad Pública Estatal, que tuvo que ser suspendida el viernes pasado en Juárez.
Vázquez desmintió que hubieran sido los secretarios de las dos áreas de Gobierno los que suspendieran la comparecencia y aclaró que fue decisión suya y del diputado presidente de las comisión, Luis Aguilar, ante el riesgo que representaba para la seguridad personal de todos.
Reveló que los simpatizantes de Morena en la frontera fueron convocados por sus dirigentes para estar en las comparecencias y aseguró que los diputados de la 4T los iban a azuzar para “que gritonearan y jalonearan a los diputados de la comisión y a los empleados del congreso”.
De la supuesta celada se enteraron el jueves por la tarde por lo que tomaron la decisión de suspender el evento “por la falta de seriedad y el grado de perversidad de Morena”.
En la conferencia de prensa de ayer donde informó del problema, dijo también que no es cierto que los diputados de Morena quieren tener información y escuchar argumentos de cómo viene el presupuesto en cada secretaría. “Lo que quieren es encontrar cualquier resquicio para golpetear al gobierno”.
Aunque no dio nombres, fuentes mironianas revelaron que Cuauhtémoc Estrada, coordinador de los diputados y diputadas de Morena, recibió instrucciones del delegado federal Juan Carlos Loera, para convocar a los activistas de la 4T y hacer ruido en las comparecencias, que, aunque no se llevaron a cabo, si hubo protestas contra la Torre Centinela, para no irse en balde.
Lo malo de todo, esto es que, los panistas que son mayoría del Congreso ya se pintaron la cara como apaches en guerra y se pondrán sabrosas las discusiones en tribuna; lo bueno es que, en los próximos días suspenden actividades en el Congreso, para irse a los tamales y los buñuelos e imbuirse del espíritu navideño.
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Los polleros al servicio de los grupos criminales que operan en la región, están llevando a grupos de migrantes al Valle de Juárez y a Palomas, para cruzarlos por esas zonas con menos vigilancia en la frontera de los Estados Unidos.
Fuentes mironianas informaron que este cambio de ruta de los narcocoyotes, la tomaron luego del arribo de 200 soldados y 200 guardias nacionales, supuestamente para combatir el tráfico humano en la frontera y evitar las extorsiones a los extranjeros en movimiento.
Por esta razón hay temor de que puedan incrementarse los enfrentamientos de los grupos que se disputan el Valle, porque dicen que ese territorio ya tiene dueño.
Los traslados los están realizando en grupos pequeños, en camionetas tipo vans y de redilas, por brechas que conectan el municipio de Ahumada con los pueblos del Valle de Juárez, que son decenas y por obvias razones no tienen vigilancia.
Al igual que ha ocurrido en las colonias viejas de Juárez, los polleros están utilizando viviendas abandonadas en ejidos como San Isidro y Jesús Carranza, así como Guadalupe y Práxedis, donde a pesar de la existencia de un retén militar en la carretera que conecta estas cabeceras municipales, los malandros los burlan transitando por los caminos vecinales.
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El testimonio terrorífico de decenas de migrantes que afirman haber sido secuestrados por policías en el estado de Durango debería estar ya en los radares de los cuerpos investigadores de los tres niveles de gobierno. Porque es un hecho que para los miles de migrantes el paso por las selvas centroamericanas no es el único y más grave peligro, también y sobre todo lo es la autoridad coludida con el crimen organizado que los secuestra y extorsiona.
La pesadilla institucional comienza en la Central Norte de la Ciudad de México, en donde los migrantes de Nicaragua, Venezuela y Ecuador, principalmente, abordan los autobuses que prometen llevarlos con bien hasta Ciudad Juárez mediante el pago oficial de $ 3 mil 553.50 pesos. Pero ese es solo su boleto de entrada a la peor pesadilla, porque en Ciudad Lerdo, Durango ya los esperan criminales uniformados como policías estatales para llevarlos a un cautiverio que se prolonga hasta por 10 días para exigirles hasta 9 mil dólares por su liberación.
La pesadilla pudo ser mayor para el grupo de más de 2 mil 500 migrantes que hasta el miércoles 7 de diciembre ocuparon un galerón con fachada de restaurante en el que los presuntos policías los mantuvieron literalmente a pan y agua, provocando severa desnutrición y enfermedades a decenas de las víctimas. Pero como toda pesadilla siempre tiene un despertar, la denuncia de algunos migrantes que lograron pagar su liberación derivó en un macro operativo del Ejército Mexicano y la Marina para liberar a los cautivos. Los migrantes habrían vuelto a la pesadilla de no ser por la intervención heroica del alcalde de Jiménez, Marcos Chávez Torres, quien acogió a los miles de lastimados viajeros proveyendo alimentación, atención médica y albergue al costo y riesgo de su municipio y de sus solidarios ciudadanos.
¿Qué mano gubernamental y criminal mece la cuna de los migrantes para hacerlos dormir y meterlos en semejante pesadilla?
¿Quién, de tantas autoridades que dicen proteger el paso de los migrantes hacia los Estados Unidos se atreverá a investigar, desmembrar y castigar a este demonio de mil cabezas que obtiene ganancias millonarias a costa de tanto y tan infinito dolor?
¿Quién mece la cuna en donde se viven estas pesadillas?