A Javier Corral Jurado le pueden aplicar el dicho tan campirano, muy usado en la zona rural del estado, que dice “no le gusta comer de las que enchila”.
Le agrada, eso sí, salir a medios de comunicación a colgarle delitos a personas que apenas están sujetas a proceso y, por tanto, merecen trato de presunción de inocencia, tal cual lo marca la ley que protestó cumplir cuando inició su cargo como gobernador.
¡Ah! Pero que un medio de comunicación no le critique su accionar, ya como gobernador o como exgobernador venido a más, gracias a la sombra de la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum, porque entonces sí clama protección ¡y qué protección! La de las fuerzas federales.
Este viernes, dos días después del zaperoco ocurrido en el restaurante La Garufa, donde el exsecretario general de gobierno, Raymundo Romero y el exdiputado local, Fernando Reyes, le echaron bravas, manotazos y hasta “disparos” de agua mineral, Corral acudió ¿a dónde más, si no es que al espacio de Carmen Aristegui? a despotricar contra la mitad del mundo, en especial, contra los medios de comunicación.
¡Mira, qué a gusto! Quiere ser exgobernador y que nadie revise la calidad de su gobierno ni la congruencia de su decir con su hacer.
Ante el micrófono de Aristegui Noticias, el expanista volvió a cargarla contra “los medios de comunicación”, así, en genérico, a quienes atribuyó ser instrumentos de una campaña “de odio” en su contra, auspiciada por el gobierno de Maru Campos.
El ahora integrante de la 4T se ufana de haber perseguido a los corruptos de la administración duartista, pero no es capaz de hacer un alto en el camino y un ejercicio de autocrítica, como para responderse por qué todo ese esfuerzo no ha derivado en sentencias condenatorias, no muchas, al menos.
Ahí está su antecesor, César Dee Jay, quien va camino a cumplir dos años en prisión, y sigue sin recibir sentencia, o los 32 ex funcionarios a los que dijo haber encarcelado, de los cuales, una gran parte ya recuperó su libertad.
Ahora sí que, venga otra vez el dicho ranchero: “a llorar a su tierra”, porque él decidió entrarle a la política de altos vuelos, al linchamiento del contrario y a la exaltación de su persona. No le queda más que aguantar vara.
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Una nueva crisis migratoria se está gestando en la capital del estado, a donde ha llegado una gran cantidad de ciudadanas y ciudadanos centro y sudamericanos en su trayecto rumbo a la fronera norte del estado, con la intención de cruzar hacia los Estados Unidos de América.
Uno de los albergues que atienden a viajeros indocumentados en tránsito estaba preparando una cena de navidad para 300 personas, la mayoría de ellos, migrantes venezolanos que pasarán un día, a lo mucho, en la ciudad de Chihuahua para luego seguirse hasta Juárez.
Nunca, nos comentan, se había juntado tanta gente en un centro de asilo a migrantes como en este diciembre.
De cincuenta a ochenta viajantes, en promedio, ha pasado a 300, 200 o 100, en los días “bajos”, de personas que llegaron a Chihuahua en trenes de carga, aunque también hay quienes viajaron en avión, sabe Dios con qué documentación, pues no se explica cómo es que se les permitió abordar la aeronave si no exhibieron un pasaporte.
Lo llamativo del caso es que, si bien la mayoría provienen de Venezuela, también están llegando a Chihuahua personas de origen africano, de otros países de Sudamérica y, de nueva cuenta, migrantes haitianos.
Personas que trabajan ahora mismo a brazo partido para atender a esas personas nos comentan que cada vez les resulta más difícil reunir lo necesario para atender a grupos tan grandes como los que se han visto en el último mes.
Y ya no solo es comida lo que necesitan, sino también atención médica e incluso servicios de maternidad, pues hay mujeres que han dado a luz en territorio chihuahuense. Esto último ha resultado demasiado caro y pues, como ya sabemos, esas organizaciones trabajan con mucho, muchísimo corazón, pero con poco o nulo apoyo oficial federal.
Si en la capital del estado se está acumulando esa problemática, ya nos podemos imaginar cómo se va a poner la frontera norte dentro de unos cuantos días.
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Poco a poco va saliendo el peine de cómo le hizo la diputada federal Andrea Chávez para quedarse con el premio mayor de todas las candidaturas que repartirá Morena en esta temporada de elecciones, como lo es la que la llevará al Senado de la República.
¡Cómo no iba a ganar, si anduvo hecha toda una Santa Cláusula, repartiendo favores, ayudas, apoyos y todo lo que le alcanzara en la mano!
Bienvenida la generosidad, pero bien vale preguntarse cómo le hizo la legisladora juarense y futura senadora para mover tantas piezas, juntar apoyos de todo tipo y generar decisiones a muy alto nivel del gobierno federal justo cuando empezaron los jaloneos por las postulaciones federales.
Morenistas “de base” expresan ahora mismo su respaldo y agradecimiento a “Lady Jirafa” porque, dicen, les consiguió la instalación de una sucursal del Banco del Bienestar en la sección municipal de Naica, la tierra de los grandes cristales.
¿Cómo le hizo para mover las decisiones federales a ese nivel, si es una ocupante más de curul en la Cámara de Diputados? O más aún: que le ayudó a productores agrícolas del centro y sur del estado a resolver el problema que tenían con la Comisión Federal de Electricidad.
¡Cómo le hizo! Porque todo el mundo se queja de la nula atención que reciben de esa paraestatal, dirigida por Manuel Bartlett.
En fin, que es todo un largo rosario de “milagros” los que obró la bendecida por los cielos guindas de la 4T. Becas para jóvenes; ayudas para ancianos; apoyos para el campo y un largo etcétera.
Se le agradece, claro está, que haya hecho “tanto” por el centro y sur del estado, pero vale preguntarse si no era obligación de las dependencias federales obrar en favor de todas y todos, y a lo largo del año completo, no nada más en vísperas de elecciones.
Así que los morenistas andarán como auténticos habitantes del Polo Norte en este proceso, porque, de un lado, estará “Doña Santa Cláusula” que carga su costal llena de gestorías ante el Gobierno Federal, y del otro, “Don Santa del Bienestar”, que ya le sabe a eso de otorgar programas de apoyo a quienes…más votan.
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Este martes 26 de diciembre iniciará la cuenta regresiva para tramitar la regularización de automóviles de origen extranjero, los llamados “chuecos” o “pafos”, porque a partir del 2 de enero, las cosas van a cambiar, y bastante.
El decreto emitido por el Gobierno Federal establece con toda precisión que el plazo para la regularización de autos chocolate en México expira el próximo 31 de diciembre, o sea, el domingo próximo.
Lo que no han aclarado ni las autoridades federales y menos las estatales es si esos dos días de fin de semana: el 30 y el 31 de diciembre, abrirán oficinas y centros de atención para atender a los dueños de autos “chuecos” que aún busquen hacer el procedimiento de nacionalización.
Nada fácil la tienen, pues deberán tener personal en los centros de atención de Ojinaga, Camargo, Nuevo Casas Grandes, Casas Grandes, Jiménez, Ahumada, Ascensión, Hidalgo del Parral, Praxedis G. Guerrero, Cuauhtémoc, Delicias y todas las estaciones de servicio instaladas en Chihuahua y en Juárez.
Al menos la publicidad oficial ha difundido que, quienes no hayan realizado el trámite antes del 1 de enero, o sea, el lunes próximo, serán sancionados con el decomiso de su unidad.
Al menos así dice la publicidad, pero en Chihuahua sabemos cómo se las gastan y que nunca llegan a asegura 100 vehículos que anden circulando en la calle o en carretera sin placas oficiales de identificación.
O sea que, a partir del martes 2, será responsabilidad del Ministerio de Hacienda incautar cualquier mercancía ilegal que circule en el país, en este caso vehículos americanos.
Hasta ahora, las autoridades locales no han dicho “esta boca es mía” y han hecho como que la Virgen les habla respecto a ese espinoso tema, pero esta semana deberán definir si emprenderán un operativo de aseguramiento de autos o, como es costumbre, piden una ampliación al plazo para “enderezar” los autos “chuecos”.