Vaya que ha causado revuelo la miniserie documental “Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero”, que lanzó Netflix el 30 de octubre.

Una genialidad más de El Divo de Juárez que documentó su propia vida (personal y artística) en videos, testimonios y fotografías que grabó y conservó por más de cuatro décadas, para que un día fuera contada, prácticamente como él lo pensó.

Una increíble cantidad de material inédito, además de algunos datos o informaciones que se incluyeron en la miniserie de cuatro capítulos. Nunca antes se había dicho algo sobre el caso de abuso sexual. No lo narra en primera persona cómo sí lo hizo en otros temas y la revelación se dejó en voz del periodista Alejandro Brito, también muy cercano al cantautor.

“A los 13 años se vio en la necesidad de trabajar de mozo en casa de un sacerdote, el cual abusó sexualmente de él”, se narra en el primer capítulo, donde también se cuenta sobre las detenciones policiacas en Juárez, en una ocasión acusado falsamente de robar perfumes y otra simplemente por su amaneramiento.

No se proporciona más información sobre el abuso, aunque se reproduce una hoja donde se ve el relato escrito del hecho, por lo cual podría tratarse de alguna denuncia.

¿Quién sería ese sacerdote y qué fue de él?, ha surgido la pregunta por todos lados. No se ha sabido que alguien haya hecho pública la respuesta o haya guardado el dato compartido por Juan Gabriel, aunque seguramente el nombre está en ese documento que se mostró parcialmente.

Fue en 1963 cuando Alberto Aguilera Valadez tenía 13 años y siempre se movió en la zona del Centro Histórico, el primer cuadro de la ciudad, donde seguramente también vivió el sacerdote para el que trabajó de mozo.

No se descarta que pronto empiecen a surgir nombres de sacerdotes de esa época; no han de ser muchos.

Por cierto, también resulta interesante lo que el archivo de Juan Gabriel puede decir de la historia moderna de nuestra ciudad. Algunas imágenes sobre cómo lucía el centro cuando él lo recorría en sus inicios como cantante, se utilizaron en el documental, pero seguramente habrá otra gran cantidad que recopiló durante sus viajes y estancias posteriores, las cuales podrían conformar otro tesoro documental, especialmente de esta frontera.

Según la directora y productora, María José Cuevas, el archivo de Juan Gabriel contiene más de 2 mil cintas de video, con más de 900 horas de material inédito filmado por el propio artista, además de medio millón de archivos de audio, sus libretas y hasta pequeños papelitos donde hacía sus anotaciones.

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Se volvió tan viral el video del toqueteo que sufrió la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, que por todos lados surgió una primera lectura sobre la aplicación de la famosa “caja china”, la célebre estrategia mediática de hacer estallar un caso más escandaloso para distraer la atención de otro de mayores implicaciones y repercusiones.

Desde luego que nos referimos al asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manzo; el caso que generó indignación en todo el país y severos cuestionamientos ante la falta de contundencia y efectividad de la estrategia federal contra los grupos criminales que imponen su ley en múltiples territorios.

De cualquier forma, nadie salió bien librado, ni la presidenta Sheinbaum, ni su aparato de seguridad, ni su Gabinete, ni la (otra) estrategia heredada de su antecesor, Andrés Manuel López Obrador, respecto a la desaparición del Estado Mayor Presidencial a cargo de salvaguardar su integridad.

No hay que olvidar que además del “abrazos no balazos” a AMLO también se le ocurrió la idea de desaparecer el grupo militar de élite, para rodearse de las famosas pasantías y cuidarse con el Cuerpo de Guardias Presidenciales. Ayer se vio que equivalen prácticamente a nada.

Si la escena no fue armada como señala esa primera lectura “sospechosista”, resulta increíble que cualquier hijo de vecina pueda tener ese nivel de acceso a la mandataria, para tenerla a su merced y causarle el daño que hubiera deseado. Fue una evidencia de grave vulnerabilidad y estulticia de la propia presidenta y su equipo.

¡En manos de quién está el país! Si así de vulnerable está la presidenta, qué puede esperar un alcalde que denuncia la impunidad de los malandros o cualquier ciudadano en los territorios capturados por el crimen organizado.

Eso sin contar la otra de las múltiples lecturas al incidente: le tocó a la presidenta sufrir el acoso sexual al que todas las mujeres se exponen cotidianamente en la calle, sin que verdaderamente se haya contenido esa conducta que escaló a delito. Una de las muchas violencias a la que se enfrentan las mujeres de este país, generalmente bajo el manto de la impunidad.

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De cualquier manera, será difícil que la agenda pública no siga focalizada en el caso del crimen de Carlos Manzo.

No únicamente por la ebullición social, la polarización política y la indignación que desencadenó entre gran parte de la población mexicana, también porque hay múltiples actores en juego, y el Gobierno de Donald Trump es uno de ellos.

Como nunca antes, se ha intensificado la presión estadounidense para desplegar acciones contra los cárteles, haya o no acuerdos con el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.

De ambos lados de la frontera se han escuchado las voces que hablan de intervención militar estadounidense, no únicamente de colaboración binacional contra los grupos criminales.

“Que su alma descanse en paz y que su memoria inspire acciones rápidas y efectivas”, escribió el subsecretario de Estado de Estados Unidos, Christopher Landau, cuando expresó sus condolencias por el asesinato de Manzo y manifestó la disposición de su país para colaborar en materia de seguridad con el Gobierno mexicano.

En sus redes, Landau subrayó la importancia de fortalecer la cooperación bilateral para combatir al crimen organizado y erradicar la violencia que afecta a diversas regiones de México. Habló nada más de este lado de la frontera, no del lado de su país. En esas andan algunas figuras del trumpismo, para quienes el homicidio del alcalde de Uruapan cayó como anillo al dedo en sus afanes intervencionistas.

Por lo pronto, la presidenta Sheinbaum ya salió ayer a atajar el supuesto de la intervención militar de Estados Unidos en México: “No va a ocurrir, no va a ocurrir. Tenemos un entendimiento en seguridad que trabajamos durante muchos meses con el Gobierno de Estados Unidos y lo que acordamos, cuando estuvo el secretario de Estado, es que vamos a seguir trabajando en ese marco de entendimiento que tiene principios muy claros: el respeto a nuestra soberanía, a nuestra territorialidad y colaboración y coordinación sin subordinación de ninguno de los estados, entonces eso no va a ocurrir”.

Sheinbaum le dijo no, al presidente Donald Trump: “muchas gracias, presidente Trump, pero no”. ¡Vaya difícil coyuntura histórica que enfrentan el país y la presidenta Sheinbaum ante las presiones estadounidenses. Todo un explosivo coctel, mientras la polarización interna incrementa la ebullición.

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Luego de la inesperada muerte del diputado priista por el distrito 13 con cabecera en Guerrero, Luis Fernando Chacón Erives, se concretó ayer la reconfiguración de las fuerzas partidistas en el Congreso del Estado.

Le correspondió al panista Jaime Torres Amaya tomar el lugar del priista, debido a la alianza electoral que PRI y PAN armaron para el proceso del 2024. El exalcalde de Madera iba como suplente de Chacón Erives.

Con ese obligado reajuste, el PAN subió de 12 a 13 curules, rompiendo el empate que mantenía con el Grupo Parlamentario de Morena.

Por el lado del PRI, el Grupo Parlamentario pasó de cuatro a tres asientos. Movimiento Ciudadano tiene dos posiciones y el Partido Verde Ecologista de México únicamente una.

El Partido del Trabajo (PT) conformaba un grupo parlamentario de dos, pero debido a los pleitos entre las hermanas Aguilar, crecieron las diferencias entre las diputadas América Aguilar e Irlanda Márquez, quienes fueron incapaces de trabajar juntas y disolvieron el Grupo Parlamentario, aunque ambas sigan perteneciendo al PT. Oficialmente, el Congreso del Estado considera que Márquez es la representante de ese partido y América Aguilar aparece sin bancada.

Aunque el PAN creció con una banca, el PRI se redujo en otra, por lo que la alianza que generalmente suma en temas importantes a MC, Verde y hasta el PT, sigue sin alcanzar la mayoría calificada. Las dos terceras partes de los votos del Congreso se requieren para reformas constitucionales o nombramientos de otros poderes. Al PRIAN y sus aliados le sigue faltando un voto para completar los 22 de la mayoría calificada.

Así que los acuerdos políticos seguirán como indispensables para temas pendientes como la designación de presidencias en organismos como la Auditoría Superior del Estado y la Comisón Estatal de Derechos Humanos.