En Ciudad Juárez, durante los tres últimos días se celebró el Cuarto Encuentro Nacional de Marchas LGBT+, que culminó este sábado con la Marcha de Todas las Madres, en la que caminaron festivamente personas de las comunidades LGTB+ del país por las calles de la ciudad.
Juan Jacobo Hernández Chávez, uno de los principales referentes del movimiento en México y organizador de la primera marcha gay en 1979, formó parte de las actividades centrales del encuentro.

El reconocido activista ofreció una conferencia magistral el viernes en el Museo del INBA y el sábado se unió con entusiasmo a los marchistas que se concentraron en el Monumento a Benito Juárez.
Hernández recordó que la primera marcha gay del país surgió en 1979 inspirada en los Disturbios de Stonewall de 1969, una rebelión en Nueva York donde travestis, hombres afeminados, puertorriqueños, estadounidenses y lesbianas enfrentaron los abusos policiacos durante tres días.
“Son los inicios del movimiento Gay Power”, relató. “Inspirados en ese parteaguas de rebelión y visibilidad, una década después retomamos ese camino como respuesta a la represión de la policía, que en aquellos años realizaba redadas los fines de semana y detenía a trabajadoras sexuales, ‘borrachitos’, supuestos vagos y, sobre todo, a homosexuales, quienes por miedo a ser exhibidos eran víctimas de robos, chantajes y golpizas”.
Explicó que, ante esa historia de vejación, discriminación e impunidad —alentada también por la prensa amarillista—, las comunidades decidieron decir “ya basta” y desde entonces no han dejado de marchar.
Actualmente, las marchas LGBT+ se realizan en más de 300 localidades del país, desde poblaciones pequeñas hasta grandes ciudades.

Hernández destacó que en el siglo XIX surgió el término “homosexual”, lo que permitió nombrar políticamente a una comunidad antes invisibilizada. “Lo que no se nombra no existe; antes solo nos llamaban con términos peyorativos”, comentó.
Sobre los cambios en el movimiento, adelantó que se trabaja en un atlas histórico que documenta transformaciones sociales, avances políticos derivados de la participación comunitaria y modificaciones culturales que han surgido dentro y fuera de los movimientos de liberación.
¿Por qué seguir marchando hoy?
“No solo se protesta”, dijo. “Marchar también libera los cuerpos, reivindica el gozo por la vida y derrumba prejuicios sobre el placer. Pero no podemos negar que aún hay familias que echan a jóvenes a la calle, sacerdotes que satanizan desde los púlpitos, policías que abusan, servicios de salud que discriminan y prensa que no comprende los crímenes de odio y revictimiza”.
Finalmente, reconoció que muchas actividades y marchas actuales están organizadas por personas travestis que trabajan en antros, quienes —dijo— “gozan de aceptación social y son respetadas porque son figuras muy valientes”.
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