Inicia el 2021 y ya se aplican las primeras vacunas para contrarrestar la pandemia del Covid-19 en Ciudad Juárez; sin embargo, hay otra epidemia para la que no se ha encontrado una vacuna: el desprecio a la vida.
Asesinar personas, para después tirar sus cuerpos en casas abandonadas, lotes baldíos o terrenos desérticos se ha convertido en escena cotidiana de la periferia juarense.
Es una estela de muerte que a su paso deja impunidad, desolación y olvido.
De acuerdo con Oscar Esparza del Villar, doctor en sicología y coautor del libro “La violencia en Ciudad Juárez: una mirada psicológica en perspectiva multifactorial”, el impacto sicológico en la sociedad por las víctimas que se abandonan en tapias es demasiado fuerte.
“A nivel social, el abandonar los cuerpos en tapias, refleja una desvalorización de la vida del ser humano. Refleja una sensación de que en esta ciudad es muy fácil quitar la vida. Una vez asesinada la persona, la puedes ir a tirar a cualquier lote baldío”, afirma Esparza.
La vida no vale nada
“Parece que la vida no vale mucho y se puede asesinar muy fácilmente y sin ninguna consecuencia; es muy probable que no se encuentre a los culpables”, añade.
Para Esparza, el impacto inicia con las personas más allegadas a las víctimas, las personas que viven cercanas a estas zonas y luego en la comunidad en general.
Además de la pérdida que se experimenta, pensar en lo que le pasó a la persona antes de que la asesinaran -por ejemplo, si muestra signos de tortura o calcinan el cuerpo- es motivo de mucha angustia y estrés en la gente cercana a la víctima.
En ese sentido, señala, el trato inhumano o deshumanizado que se le da a un cuerpo, tirándolo como si fuera cualquier desecho, también le quita dignidad a la persona y se suma al dolor por la pérdida.
También se puede pensar -dice- que al abandonar en este tipo de lugares existe la posibilidad de que pudo no haberse encontrado el cuerpo. Si así hubiera sido, eso sería angustiante para la familia, pues se vive un duelo con la incertidumbre de si la persona vive o no.
“Se puede generar en la percepción social o comunitaria que cualquiera podríamos ser víctimas si se encontraran en el lugar equivocado en el momento equivocado y que ese podría ser su fin: terminar abandonado en alguna tapia, como cualquier objeto que no sirve y se tira como si fuera basura. Imaginar este posible escenario, puede angustiar a una parte de la población”, plantea.
El entorno de la barbarie
En las ubicaciones donde se han encontrado cuerpos con señas de tortura, el entorno está repleto de paredes grafiteadas, casas vandalizadas y basura acumulada.
Ni derechos humanos, ni investigaciones exhaustivas, ni justicia, ni nada.
En los últimos seis meses, la cobertura de medios locales ha reportado por lo menos una decena de homicidios con estas características.
El 27 de julio se reportó que dentro de una casa abandonada en las calles Paseo de los Reyes y Paseo de los Monjes de la colonia Paseo de las Lilas, desconocidos ejecutaron a un hombre y dejaron su cuerpo en el interior.
El 12 de septiembre en una casa abandonada en las calles Grano de Oro y Rocinante de la colonia Granjas El Progreso otro hombre fue privado de la vida de dos balazos.
Diez días después, el 22 de septiembre, en las calles Mezquite y María Martínez de la colonia Josefa Ortiz de Domínguez, encontraron un hombre sin vida envuelto en una cobija en el interior de una tapia.
El 5 de diciembre dentro de una casa sola y vandalizada del fraccionamiento Senderos de San Isidro se encontró el cuerpo de una persona del sexo masculino asesinada a golpes y con arma blanca.
El 27 del mismo mes, el cuerpo de un estudiante de la UACJ de 22 años de edad, Juan Daniel Vargas Ortiz, se encontró en otra tapia en la colonia Jardines de Roma.
Los casos en el inicio de 2021
El 12 de enero de 2021, dos cuerpos desmembrados fueron tirados en calles del fraccionamiento Finca Bonita.
El día 13 de ese mes se localizaron lo cuerpos de Irvin Zaragoza, de 27 años, en una tapia de Parajes de San Juan y el de Fátima López, de 18, en una zona desértica más allá de la avenida Talamás Camandari.
Ese mismo día, en la calle Montes de Colón, de Parajes de San Juan, los cuerpos de otro hombre y otra mujer se localizaron en la vía pública envueltos en cobijas.
De 2016 a la fecha en esta frontera han asesinado a 5 mil 753 personas.
De acuerdo con análisis de cifras oficiales, de todos estos crímenes, los presuntos responsables detenidos no representan ni el tres por ciento.
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