En días recientes, el presidente electo de los Estados Unidos, Donald J. Trump, dio a conocer a través de la red social Truth, un comunicado en el que mencionó que, en sus primeros días al frente de los Estados Unidos, firmará los documentos necesarios para imponer aranceles a los productos que provengan de México y Canadá debido a la entrada de “drogas y migrantes ilegales”.
Para el doctor Isaac Sánchez, encargado del Laboratorio de Economía de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, las declaraciones del próximo inquilino de la Casa Blanca no son solo más que amenazas, principalmente, debido al factor más importante: todavía no es presidente de los Estados Unidos.
Hasta el 20 de enero de 2025, Trump tomará posesión en las afueras del Capitolio de Washington, para encarar su segundo mandato gubernamental, por lo que, aún no tiene poder de decisión de la economía del país.
Aunque si es un indicio claro de la política económica que tomará durante su mandato, por el momento, Sánchez consideró que las declaraciones son medidas de negociación y presión para conseguir dos objetivos esenciales para el futuro gobierno de Trump: detener el flujo migratorio y obtener mejores prerrogativas para la renegociación del T-MEC, que comenzarán en 2025.
En sus estimaciones, hay un 80% de que no se vayan a implementar los aranceles y un 20% de sí.
El peor de los escenarios: encarecimiento y pérdida de empleos
Ahora bien, entrando en el escenario en el que sí se impongan aranceles a los productos mexicanos, Sánchez mencionó que sería una situación que impactaría de manera considerable la actividad económica de la frontera.
Explicó que la ciudad, por su posición geográfica, funciona económicamente como una extensión de los Estados Unidos, es decir, aquí se viven de manera directa las situaciones que benefician o perjudican a la unión americana.
Esta medida traería tres principales repercusiones: aumento en el precio de los productos, menos producción y pérdida de empleos.
Sobre el primer efecto, resaltó que, al costar mayor dinero el tener que importar un producto, este terminaría aumento su precio, situación que impacta al consumidor, que vería disminuida su capacidad de consumo.
Para hablar sobre la probable caída en la productividad, Sánchez utilizó como ejemplo el mercado automotriz estadounidense: señaló que allá, los consumidores acostumbran estrenar un vehículo cada año.
El pensamiento promedio del votante estadounidense, es que es posible elaborar productos con materiales totalmente nacionales; sin embargo, Sánchez resaltó que la realidad es totalmente opuesta, debido a que gran parte de los productos del mercado se elaboran con procesos y materiales de diversos países.
En el caso de la industria automotriz estadounidense, indicó que no es la excepción, debido a que sus piezas son fabricadas mayormente en países como México o China. Los aranceles que se planean implementar, podrían aumentar el costo de los vehículos entre un 50 y 100% de su precio, provocando una muy probable disminución en las ganancias de las empresas automotrices.
Esta situación podría generar más efectos adversos para la propia economía estadounidense: al haber menos consumo, habría menos ganancias y aumentaría los índices de desempleo formal en los Estados Unidos.
Sánchez pronosticó que la falta de empleos podría llegar hasta la frontera, debido a que muchos de los trabajadores informales mexicanos que van a Estados Unidos, se verían forzados a regresar, lo que ocasionaría una mayor presión al mercado laboral local, que no tendría la capacidad de dar un trabajo a todos los solicitantes.
En este escenario catastrófico, según mencionó el especialista de la UACJ, factores económicos como el tipo de cambio ya no tendrían mucho sentido, ya que, no importaría el precio del dólar, cuando no hay suficiente dinero para el consumo.
Agregó que hay un efecto que podría ser muy perjudicial para los empleos dentro de la ciudad, y es que la Inversión Extranjera Directa (IED) podría verse afectada debido a que, al ver cómo aumentan los costos de producción, probablemente estarían planteándose el regresarse hacia los Estados Unidos.
“Ahí sí sería una especie de cataclismo económico”, comentó.
Sin embargo, aclaró que es una posibilidad muy remota, principalmente por las implicaciones negativas que podría traer a ambos lados de la frontera.
“Es una posibilidad muy remota, no va ocurrir, es parte del discurso político de la campaña de miedo que ahorita se está manejando”, subrayó.
Efectos a corto plazo
Acerca de sí los dichos de Donald Trump han generado un impacto en estos últimos días, resaltó que el tipo de cambio se ha visto considerablemente afectado, sufriendo depreciaciones y apreciaciones que continuarán de manera constante en los siguientes meses, mientras continué estas medidas políticas.
Por lo anterior, es que recomendó a la población que, dentro de sus posibilidades, vayan preparándose con la compra de algunos cuantos dólares, “ahora que están baratos”, debido a que se espera que la fluctuación permanezca de manera constante y, de esa forma, puedan guardar un poco de dinero, de cara a las festividades de fin de año.
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