Seguramente AMLO contrató modisto. Cuando llegó a la presidencia sus pantalones se le arrecholaban en el tobillo, y las mangas del saco le quedaban como Clavillazo.
En psicología es muy recurrente decir que lo que te checa, te choca, ahí se puede ver una razón asequible al porqué él le apodó Borolas a Calderón. AMLO gusta de vestir con ropa del Aurrerá o Milano, no quiere que vean que su compromiso con los pobres adquiera otra denominación, si usara ropa cara como la de Enrique Peña Nieto, se vería elegante, pero él les apostó a los trajes que se venden para salir del apuro, cuando te dicen que la vestimenta es formal, y vas a Milano a comprar uno.
Nada malo tiene, pero al ser presidente de la República tuvo que aprender a ponerse ropa planchada y a la medida, aun así, se le ve la zanca al pollo. El señor no está hecho para ponerse traje, se le nota en los cuellos de las camisas, y en los nudos de las corbatas, pero le hace la lucha, o más bien, creo que el diseñador de su imagen es el que sugiere y es al único que le hace caso. Es evidente que ahí no tiene otros datos.
Finalmente, un especialista hizo que las normas mínimas del uso del traje se cumplieran, aunque a leguas se ve que la corbata y el saco le estorban y apenas puede, se los quita y se muestra en sus jugos, con horripilantes guayaberas, o lo que es peor, con camisetas de cuello V como si acabara de llegar de la secundaria.
Lo importante para cuestión de imagen, aunque lo aborrezca, es que de lunes a viernes usa traje, más a huevo que de ganas, aunque este solo es para que se vea bien por fuera, porque ese señor por dentro está encuerado del alma. Ahí no hay trapo que le sirva. Por cierto, díganle que el último botón no se abrocha, además sirve para disimular la barriga, para que no anden caminando como momias, todos apretados.
Aquí en Juárez, cuando entras al Sanborns te encuentras a los periodistas con la misma guayabera de hace 30 años, llevan su paquete de plumas en la bolsa del pecho y sus lentes por si hay que ajustar la tijera, pero entre ellos el mal vestir es muy común, no se fijan mucho en eso, aparte son personas todo terreno, andan cómodos para salir disparados a cualquier urgencia o chisme. Pero una cosa es ser periodista de escritorio y otra es ser presidente y este no puede andar en calzones de manta, no obstante, hablar de esto, para AMLO sería hipócrita, aspiracionista, clasemediero, porque el tema es fútil, banal, superficial, y muy frívolo, pero hasta el político más izquierdoso tiene su corazón puesto en alguna marca de auto, reloj o pluma, nadie se escapa de los atractivos que te brinda ser capitalista (un amplio número de morenistas son capitalistas de clóset). Vea usted a Noroña, su discurso es tipo Stalin, pero maneja un Volvo de dos millones de pesos.
Le tuvieron que contratar un director de imagen al presidente, porque hubiera sido capaz de ponerse calcetines blancos y encima los huaraches de pata de gallo.
A la señora Claudia Sheinbaum, la llevaron al spa y le hicieron un peeling, la están maquillando con más luz en la cara, le pusieron uñas, y le están enseñando a hablar en público, después de 5 años como alcaldesa de la CDMX apenas está aprendiendo a engolar la voz y a usar el diafragma.
Casualmente su primera voz de mandataria lo hizo en contra de Marcelo, por andar llevando porra a un lugar donde acordaron no hacerlo. Les decía que Claudia está sufriendo una transformación en su imagen y por supuesto en su vestimenta que realmente le favorece, ahora ya es común verla con vestidos que le quedan a su figura, por fin le quitaron esas garras que le hacían ver jorobada, descuadrada… y no tardan en modificarle el pelo de mango chupado.
Ahora bien, ¿quién esta pagando por eso? Al presidente se lo paga el Estado, pero, ¿quién está sufragando los gastos de campaña que hace Claudia? Eso no solo incluye, el peeling, las uñas, el pelo, la ropa, en toda la República hemos visto bardas pintadas con la leyenda de, ES CLAUDIA. ¿Quién será ese patrocinador que le está invirtiendo millones de pesos? Pasarán algunos años para que el enigma se descubra, cuando veamos a grades inversores con adjudicaciones de obra sin licitar. Entonces sí diremos FUE CLAUDIA.
*Los comentarios del autor son responsabilidad suya y no necesariamente reflejan la visión del medio.
![](https://nortedigital.mx/wp-content/uploads/2023/03/boletin.jpg)