“Me volví activista y rastreador en el momento en que empecé a buscar a mi hermano”, dice con fuerza Daniel Alejandro Durán, quien ahora se destaca como defensor de derechos humanos y acompañante de familias de víctimas de desaparición forzada. Chalo, como llamaban a César Gonzalo Durán, desapareció el 19 de julio de 2011 en Rubio, Cuauhtémoc, a tres semanas de regresar de Estados Unidos.
Su regreso, aunque motivado por la ilusión de arreglar los documentos para vivir legalmente en Estados Unidos, pasó de la alegría a la incertidumbre, pues tanto él como otro hombre al que acompañaba jamás volvieron a tener contacto con sus esposas, sus hijas e hijos, sus madres y hermanos.
“Somos rastreadores desde el primer momento en que se da la desaparición forzada. Esto es porque siempre que acudimos con las autoridades nos dicen que esperemos, que ellos volverán. Entonces, a partir de ese momento empezamos a rastrearlos, a buscarlos. La primera búsqueda generalmente la hacen la familia y los amigos de la víctima”.
Daniel Alejandro Durán: buscar sin detenerse
El rastreo que realiza Daniel y las personas que integran el colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia, es único en Ciudad Juárez; lo hacen con recursos propios solicitando la colaboración de la comunidad y con el mínimo apoyo de las autoridades judiciales, a pesar de que es una actividad riesgosa para su seguridad y que les genera un fuerte impacto emocional.
“Cuando nos enteramos de la desaparición de mi hermano nos fuimos para allá. Yo acababa de terminar la escuela e intenté conseguir trabajo de sicólogo, pero era muy difícil. Nos fuimos a buscar a Chalo. A hacer nuestras propias investigaciones mi mamá y yo. Ella me enseñó a esto, a buscar sin detenerme”.
Al no encontrar trabajo como sicólogo, César se dedicó a la pizca de manzana, y narra que junto al trabajo de rastreo que emprendió con su madre estos días fueron los más difíciles de su vida. Después, cansados y sin rumbo regresaron a Ciudad Juárez, porque sus familiares los necesitaban.
Hermanos en el dolor
Llegaron al Centro de Derechos Humanos Paso del Norte, que acompaña a las familias de víctimas de desaparición forzada y tortura, y conocieron a más personas que también estaban en la búsqueda. La emoción que Daniel Alejandro Durán sintió es indescriptible, pues encontró en aquellos rostros la fuerza para unirse y hermanarse en el dolor y así formar el colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia.
“En ese tiempo no sabíamos nada. Fuimos aprendiendo juntos, creciendo juntos. Todas las familias que buscábamos a nuestros seres queridos, en su mayoría hombres, con el paso del tiempo vimos que teníamos que exigir y que no éramos los únicos. También, nos enfrentamos a una constante: que las autoridades no hacían nada”.
Por Nuestros Desaparecidos
La revictimización, está presente en todas las dependencias y servidores públicos. Y buscar a un hombre víctima de desaparición forzada agrega un grado más de complicación, pues lo primero que escuchaba cada que se acercaba a alguna autoridad era: “Él va a regresar solo. No necesitan buscarlo, ha de andar por ahí”.
Familias Unidas por la Verdad y la Justicia pertenece al Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos que es una red de organizaciones y víctimas. En 2015 promovió la creación de la Ley General en Materia de Desaparición Forzada, pues aunque parezca un contrasentido, la desaparición no es un delito.
“Nos ha costado mucho tiempo lograr que las autoridades judiciales nombren a las cosas como lo son. Aún algunos llaman al grupo de ministeriales dentro de la Fiscalía General del Estado: Grupo de Personas Ausentes, y esto no es posible. Ellos fueron víctimas de desaparición forzada, no están ausentes por decisión propia. La carga moral en los términos es uno de los tantos obstáculos a los que a diario nos enfrentamos”.
Aunado a su trabajo de rastreo, Daniel Alejandro realiza acompañamiento sicosocial con las familias del colectivo. Señala que una vez que terminó su carrera en Sicología se dio cuenta de que hay pocas herramientas para atender víctimas y decidió estudiar la especialidad en victimología.
Otra actividad importante que realizan las familias de las víctimas es el seguimiento legal a las carpetas de investigación y en eso los apoya el Centro de Derechos Humanos Paso del Norte.
Daniel Alejandro Durán: rastrear para buscar en vida y en no vida
La esperanza es activa para quienes buscan. En el caso de Chalo y del resto de las víctimas de desaparición, explica Daniel, hay muchos elementos para pensar que están vivos, por ello realizan rastreos para buscarlos en vida y en no vida. Y es que Daniel Alejandro y quienes integran el colectivo se convirtieron en rastreadores de sus familiares, porque mientras la búsqueda no pare, la sensación de esperanza continúa.
Es así como el colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia continúa rastreando año tras año, de la mano de lo aprendido de los expertos que están en Guerrero, Jalisco, Sonora y Sinaloa, con quienes se acercaron para recibir capacitaciones en técnicas legales y emocionales que les permitan llevar a cabo esta actividad.
David describe el acompañamiento a las familias de las víctimas en su labor de búsqueda como algo agridulce, en ocasiones reconfortante y, en otras, muy pesado. Sobre todo, al ver la negligencia de las autoridades responsables y por el dolor que viven las familias.
“Acompañar es mi principio y fundamento, y el impacto cercano que tengo con las familias de las víctimas, estar cerca de ellas es mi motivo principal. Creo que eso me ha dado fuerza para seguir con mi propia búsqueda. Estar con ellas y ellos cuando los reflectores se apagan, cuando vienen las fechas importantes, los cumpleaños de sus seres queridos, las Navidades, acompañarlos en su dolor y ver su fortaleza me ha dado una experiencia abundante para seguir caminando y me da la certeza de que estoy donde puedo sumar, aportar y sentirme pleno”.
* Defensor de Derechos Humanos, coordinador de Incidencia Pública del Colectivo Familias Unidas por la Verdad y la Justicia. Sicólogo con especialidad en victimología


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