Consultadas respecto a la masacre ocurrida el sábado pasado, en donde al menos 22 personas fueron asesinadas en un centro comercial de El Paso, personas que cotidianamente cruzan de un lado a otro de la frontera opinaron que lo ocurrido fue provocado por el discurso racista del presidente Donald Trump y la falta de control para la venta de armas en Estados Unidos.
Para Marisol Marín, paseña que cotidianamente viene a Juárez, el hecho fue responsabilidad del presidente Trump, por alentar conductas racistas.
“Fue un terrible causa, no lo esperábamos, la ciudad de El Paso es una ciudad tranquila, vinieron a hacer sus desastres (…). (En) Mi opinión, fue culpa del presidente, porque él es el que esta haciendo el racismo”, señaló mientras caminaba para ingresar por el puente peatonal Paso del Norte.
Para el estudiante Irving Álvarez lo ocurrido el sábado es una muestra de que el presidente estadounidense debería atender mejor el problema que tiene con su propia población, que estar molestando a los inmigrantes.
“Trump se debería preocupar más por sus ciudadanos que por los inmigrantes, que es más difícil obtener una visa que un arma en Estados Unidos”, expresó, un momento antes de ingresar a El Paso por el mismo puente peatonal.
Dijo que sí se siente temor después de un hecho como el ocurrido, porque ya no se sabe donde se puede encontrar con gente que comete esos actos en contra de los latinos.
Para Rodolfo Díaz, juarense que también suele cruzar a El paso de forma cotidiana, el problema principal radica en el control de armas.
“Ese es otro problema, la venta de armas, pues cualquiera puede comprar armas y soltarse a matar gente a lo desesperado”, opinó.
La idea que prevalece en El Paso de que es peligroso venir a Juárez este lunes cambió.
Esta vez el temor estaba en otra parte.
Un muchacho de 21 años mató a 22 personas el fin de semana empuñando un fusil AK-47 adentro del centro comercial más concurrido de la vecina ciudad.
Con todo y el miedo las personas que a diario cruzan de Juárez a El Paso -o viceversa- este lunes no modificaron su rutina aunque sí manifestaron un sentimiento de temor por lo ocurrido.
Una muestra del odio racista todavía puede verse en la joroba del puente internacional donde desde hace pocos meses fueron colocadas alambradas con navajas.
El Gobierno estadounidense da por sentado que el peligro está de este lado, lo cual como quedó demostrado el sábado, no es totalmente cierto.
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