“Va y viene, así es”, dice el neumólogo Roberto Jasso y lo constata la calle Fernando Montes de Oca. Hace días estaba vacía, pero ahora alberga el ajetreo de camilleros, el desfile de cuerpos y las avemarías de los dolientes. Todo es testimonio para dejar claro que el Covid-19 no está “domado”.
Es un día gris, nuboso, lleno de humedad. Gotas de agua cargadas de adrenalina, en el área Covid callejera del Hospital General: sala de espera, ventanilla de trámites, vía de muertos. Sanitarios inquietos, nerviosos. Viernes 29 de enero, 13:00 horas.
“Ahora sí, pariente. Se puso cabrón. Seis muertos hasta el mediodía”, es el reporte del funerario, recargado en su carroza blanca, de la Señorial. Hay decenas de familiares afuera.
Arriba, en la escalinata, envuelta en malla metálica, de color azulino, tres trabajadores de la salud, están parados con un aire solemne, erguidos y con los brazos abajo, en posición de firmes. Saben que están en la mira. Por esa escalera se accede al área Covid del hospital.

Abajo, al pie de la escalera, un camillero guía su carga rumbo al mortuorio, al que se llega por la calle Montes de Oca. Va lento, camina despacio, sin perder el ritmo. Un paciente es bajado de la ambulancia. No puede respirar bien. Una señora, angustiada, espera.
El camillero clava su mirada en la mirilla de la lente y lo hace más lento, mientras un trabajador que carga con sabanas sucias lo rebasa. Un guardia de seguridad se enfurece. A gritos aleja a los familiares. Nadie puede estar en la calle. Despeja el área.

Están llegando muchos enfermos de Covid
Las personas que esperan noticas de sus enfermos, se reúnen en pequeños grupos en algunas esquinas, retirados del área Covid callejera. “No quieren que nadie se dé cuenta que están llegando muchos enfermos”, dice una señora.
Ayer, el director médico de la Secretaría de Salud lo dijo: “Chihuahua está en el filo entre el amarillo y el naranja, e incluso existe la posibilidad de volver al rojo como ocurrió en octubre”.
El funcionario advirtió que subieron otros 120 confirmados en las últimas 24 horas, con una tendencia de más de 100 casos por día, por lo que se advierte un repunte importante.
Este viernes todo cambió… como la vida y la muerte
Hasta la semana pasada se sentía el peso del silencio y de la ausencia. Ningún familiar. Nadie. El viernes cambió. Un camillero, en el Hospital General, se dedicó a transportar cadáveres y los socorristas a traer enfermos en sus ambulancias.
“Va y viene, así es”, enfatiza el neumólogo Jasso. Y agrega: “estamos en el curso de la evolución de la enfermedad. Si todo salió mal en diciembre, entonces estarán llegando contagiados”.

También se lanza contra el funcionario de Salud, Arturo Valenzuela Zorrila: «Ahora no es médico. Solo es un cuentamuertos. No sabe un carajo de epidemias, al menos no de este tipo«. Y se extiende: “el Estado no ha sido capaz siquiera hacer pruebas masivas y dar seguimientos”.
Jasso, no es un médico común, su consultorio está lleno de libros, no de medicina, sino de metafísica, de poesía y de política. Es enfático: “Todo va y viene, así es, como la vida… Y como la muerte”.
En el estacionamiento, del personal, en una calle lateral del Hospital General se celebra con mariachi una graduación de enfermeras. Bailan, gozan su mérito. Tararean las canciones. Todo va y viene.

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