Es otra de las colonias antiguas de Ciudad Juárez, caracterizada por un gran rezago en materia de servicios, pavimentación, seguridad e integración urbana.
Se trata de un polo poblacional aledaño a la colonia Barrio Alto, ubicado al costado oriente del viaducto, cuyo paisaje urbano presenta marcados contrastes.
Es la colonia Juárez, zona del poniente fronterizo con extensión territorial cercana a 43 hectáreas y una población calculada en cerca de 4 mil habitantes.
Se caracteriza por una topografía irregular que combina escabrosas vialidades, calles de corte más tradicional, y paisajes del agreste tono impuesto por los cerros vecinos.
Un gran tramo de la calle Cobre, ubicado entre las calles Pablo L. Sidar y Del 57, es clara muestra de ello.
Entre escombros y desechos
Ante la carencia de pavimento, el acceso a la parte más elevada debe hacerse a pie. Ahí, la convivencia de los escasos habitantes con su entorno es complicada ante la existencia de dos propiedades abandonadas que quedaron a medio construir.
Con paredes de block, techo y sin protección alguna para impedir el acceso, ambas edificaciones son abundantes en basura, escombro y todo tipo de desechos.
Desde esas alturas se desperdiga un gran cúmulo de desperdicios, situación que se repite en la parte de confluencia con la calle Del 57.
Son tres puntos de acumulación de todo tipo de basura y desechos que representan riesgo potencial de infecciones para quienes habitan metros más abajo.
En el interior de la propiedad más cercana a la zona habitada, lo más destacable son los restos de muebles de madera y viejos colchones.
Según habitantes del sector, durante las noches este estrecho y nada habitable espacio sirve de refugio para malvivientes y de basurero clandestino para extraños.
Garrapatas, otra amenaza
Marisela Flores, quien radica a escasos metros del lugar, tiene además otro factor de preocupación representado en la presencia de una manada de perros callejeros.
Estos animales sin dueño que llevan tiempo deambulando por esos rumbos, están plagados de garrapatas, según comenta. Por ello considera que existe un alto nivel de riesgo de riketsiosis, especialmente para la población infantil de la zona.
Según la denunciante, ella y su familia se han visto en la necesidad de contratar servicios particulares de fumigación con el costo que esto representa.
Todo a fin de evitar que las garrapatas que pululan por ese rumbo se introduzcan en su vivienda arriesgando la salud de su bebé; un menor de solo un año y medio de edad.
Basura, el gran panorama
En el cruce de las calles Del 57 y Fierro, se ubica otro terreno utilizado como basurero y depósito de escombros y desechos diversos.
De acuerdo a habitantes del sector, esta práctica también se da por parte de extraños que llegan de otros rumbo a dejar ahí sus desperdicios.
Igual sucede con un terreno más pequeño ubicado en la esquina de Héroes de Nacozari y Estaño, casi pegado al viaducto; ahí destaca la infaltable presencia de llantas, basura, ramas de poda, maleza y escombro, además de materiales de construcción en calidad de desecho.
Justo en el punto donde la vialidad tuerce en este cruce, la presencia de un enorme bache abarca la parte central de la vialidad.
En la esquina de Emilio Carranza y Plata hay una propiedad de adobe que, con más de dos décadas de abandono, ha registrado tres incendios; por este motivo carece actualmente de techo, quedando solo las paredes en pie, cuyos antiguos cuartos son hoy amplio depósito de basura.
Por la misma calle Plata, una propiedad aledaña apenas protegida por una improvisada cerca de madera vieja, es igualmente usada para disponer clandestinamente de basura.
Vecinos del sector se quejan de esta situación por la cantidad de desechos que gente irresponsable deja en el lugar; esto además de la situación de abandono que registra, ya que también sirve de refugio de malvivientes.
Maleza, basura, escombro son una constante que se repite invariablemente en esta y otras colonias de más historia de la ciudad. Colonias que deberían significar motivo de orgullo y atractivo, antes que factores de preocupación y riesgo, para quienes coexisten en sus linderos.