El fenómeno inédito del desplazamiento forzado de miles de migrantes centroamericanos y caribeños, así como el factor político-electoral en Estados Unidos desquiciaron esta semana a Ciudad Juárez, trastocando la economía y la vida cotidiana de sus habitantes.
El estrés social se disparó cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó el pasado jueves ordenó el pasado 28 de marzo retirar personal de los puentes, y enfocarlos en otras labores de resguardo de la frontera sur.
Los tiempos de espera crecieron en los puentes internacionales para automovilistas, peatones y el autotransporte de carga. El fin de semana debieron esperar hasta cinco horas para cruzar a la unión americana.
Cientos de camiones de carga quedaron varados del lado mexicano, sin poder llevar las cargas al destino final, invadiendo vialidades importantes de la mancha urbana, afectando con ello la movilidad de miles de juarenses.
La zozobra se apoderaba de miles de estudiantes, profesores, empleados, comerciantes, ciudadanos comunes, que a diario deben cruzar al lado americano a realizar sus actividades.
Incluso la Universidad de Texas en El Paso (UTEP) lanzó un aviso a sus empleados y personal para informarles que en caso de que se cerrara la frontera, la universidad estaba lista para ofrecer alojamiento a maestros y alumnos de este lado de la frontera, entre otras cosas.
Mientras la crisis crecía, del lado americano se instalaban barreras de alambre de navaja en lo cruces internacionales, para protegerse de los migrantes que a diario intentan cruzar, a veces a la fuerza, del otro lado de la frontera. Y su presidente, desde Washington, arremetía con amenazas del cierre total de la frontera si el gobierno mexicano no hacía lo mismo en su frontera sur para frenar la migración desde centroamérica.
En contraparte, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México evitó responder a Trump limitándose a decir que con Estados Unidos sólo amor y paz. Respecto a la crisis que empezaba a afectar a los juarenses dijo desde la Ciudad de México que no había tal. Así en medio del caos apareció de nuevo la perversa “lógica centralista”.
Los juarenses sabemos una cosa de las ciudades y la región fronteriza, dice el especialista en migración, Rodolfo Rubio Salas, que lo que sucede en la frontera normalmente no es muy bien entendido por Washington, ni por México. “Las circustancias desde el centro nada tienen que ver con lo que realmente sucede aquí”.
Siete mil varados
Mientras tanto el número de migrantes varados en la frontera crece a diario derivado de la crisis humanitaria que se vive en centroamérica.
El pasado 27 de abril el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) informaba que tenían en custodia, en sus instalaciones cerca de 3 mil 500 migrantes, una cifra muy similar al registro que llevan las autoridades en Ciudad Juárez.
La estancia de miles de migrantes está demandando asistencia social pública y privada. Demanda recursos para dar alojamiento, alimento, medicinas y hasta vestido a quienes llegan a diario y permanecen semanas a la espera de ser recibidos por las autoridades estadounidenses para la solicitud de asilo.
Tanto las autoridades estatales como las municipales ya han desviado recursos económicos y humanos para atender a quienes han llegado a esta ciudad.
Rodolfo Rubio Salas, profesor investigador del Colegio de Chihuahua, especialista en migración, dice que tienen información de que por cada 10 solicitudes de asilo, sólo se acepta una, a veces dos.
Asegura que las autoridades americanas están haciendo lo que pueden con lo que tienen, tampoco existe prisa porque si ellos aceleran entonces habrá más migrantes haciendo fila para entrar a EU.
Fenómeno inédito
Para el especialista en migración, Rodolfo Rubio Salas, la frontera está viviendo un fenómeno inédito, en el que se han conjugado muchos otros factores al histórico flujo migratorio.
Lo que está ocurriéndole a la región se parece bastante a lo que le pasó hace cuatro años a Europa con la migración, gente llegando del oriente medio, huyendo de la violencia, la inseguridad y las guerras, solicitando asilo, menciona.
En centroamérica existe una crisis humanitaria: las personas que lleguen padecen hambre, violencia, pobreza, sus condiciones de vida son bajas, factores que propician la expulsión, explica.
Se trata de un flujo organizado que tiene un objetivo muy claro: solicitar asilo al gobierno de los EU para quedarse en ese país, no en México, agrega.
“Vivimos en esta nueva era en donde la violencia y la inseguridad terminan siendo el factor detonante, si combinamos todo eso con una ruta y unas redes sociales que ya existen en Estados Unidos, de familiares y amigos de esos migrantes, eso detona el proceso y lo lleva a una circustancia como la actual”, dice.
Dice el especialista que esos factores interfieren en los objetivos y la manera como se están organizando los migrantes para llegar a los Estados Unidos.
En las fronteras el fenómeno migratorio se vuelve inédito, pese a que históricamente los flujos de migrantes han existido. Los lugares destinados a atenderlos atendían a los deportados no a los que estaban en tránsito hacia el norte, explica.
Los deportados eran atendidos un breve tiempo en lo que retornaban a EU o con sus familias en México. Con los migrantes centroamericanos es diferente porque sus estancia en la ciudad es larga y no se tiene la infraestructura ni los recursos suficientes para atenderlos.
A las estancia de los miles de migrantes se suma el factor político de los Estados Unidos, la construcción de un muro, el cierre de la frontera, el endurecimiento de las revisiones a los mexicanos que busca cruzar al otro lado de la frontera, las amenazas desde la presidencia del cierre de la frontera sur con México y la coyuntura electoral en el vecino país.
“Ahora son todas las circunstancias juntas, vinculadas, relacionadas entre sí, demandando una atención diferente del problema”, dice Rubio.
El factor político, sin duda está conectado a lo inédito de la situación y todo gira en torno a la llegada de los migrantes y su repercusión en la frontera.
Que la federación se haga cargo; no están tomando decisiones inteligentes: Cabada
En las últimas semanas se ha posicionado en los medios de comunicación información que advierte de la formación en centroamérica de la llamada “caravana madre” que estaría integrada por 20 mil migrantes, situación que de ser cierta metería más presión a la frontera.
El panorama que se vive en Ciudad Juárez a provocado que en múltiples ocasiones tanto el gobernador del Estado como el presidente municipal soliciten al gobierno federal su intervención, debido a que el fenómeno demanda recursos extraordinarios.
Apenas el jueves 28 de marzo, el alcalde Armando Cabada, reprochó que desde la federación no se estuvieran tomando “decisiones inteligentes” que permitieran ir frenando las caravanas de migrantes que se dirigen a la frontera que vienen a “toparse con un muro porque no los quieren a ellos, no los quieren recibir (en EU), esa es la triste realidad y trae consigo esto que estamos viviendo”.
Dijo que se habla de la caravana con más gente y que ojalá la federación los pudiera contener.
Uno de los mensajes que se tiene que enviar al gobierno federal mexicano, dice Rubio Salas, es en el sentido de que se requieren recursos para atender la situación, que es inédita, ya no es lo mismo que antes y las personas que están aquí demandan atención.
Tráfico desquiciado en inmediaciones de puentes
Las líneas de tráileres formadas en los carriles de carga de los Puentes Internacionales Córdova-Américas y Zaragoza-Ysleta desquiciaron el tráfico desde la avenida Heróico Colegio Militar, el bulevar Cuatro Siglos y el bulevar Independencia también conocido como Libramiento.
En forma paulatina la situación se agravó a partir del lunes, cuando el número de tracto camiones empezó a aumentar en ambas aduanas, hasta alcanzar su máximo el miércoles cuando fue necesaria la intervención de la Dirección de Tránsito.
En el lado del puente Córdova-Américas la fila llegó más allá del puente de la avenida Antonio J. Bermúdez, donde Tránsito colocó un retén para evitar que más operadores se formaran.
Por el lado de Zaragoza el acumulado de tractos llegó hasta el bulevar Independencia, dando vuelta en el Cuatro Siglos y terminando hasta doscientos metros antes de llegar al entronque de la avenida Francisco Villarreal Torres, donde también se colocaron agentes viales para impedir que la linea creciera aún más.
La situación se agravó el jueves con el cierre del acceso de carga en el cruce de Jerónimo-Santa Teresa, lo cual obligó a la planta Foxconn instalada en aquella zona, a enviar su producción por los puentes Córdova y Zaragoza, de por sí ya saturados.
Otro elemento que afectó es que los sábados el puente Córdova no abre a la exportación. (Carlos Omar Barranco)
‘No vayamos a El Paso’: Cabada
El alcalde de Ciudad Juárez Armando Cabada Alvídrez hizo un llamado para que este fin de semana los fronterizos eviten visitar El Paso, Texas, ante la crisis provocada por el cierre parcial de las aduanas en el lado estadounidense.
“Esta mal que uno como autoridad lo diga pero este fin de semana no vayamos a El Paso, y hay una afectación muy seria, ya el comercio paseño lo está resintiendo”, respondió Cabada ante el cuestionamiento de reporteros.
Alertó que hay información no oficial -que se está verificando- de que las autoridades estadounidenses van a cerrar este sábado la Línea Express de Zaragoza, y la del puente de Lerdo la abren hasta las 8:00 de la mañana.
Además -añadió- van a cerrar las líneas de carga del puente Córdova y van a cerrar un poco más de líneas de las que apenas estaban abiertas ayer para el transporte doméstico.
Por estas razones, dijo, este fin de semana no conviene ir a El Paso y además se anticipa que para el lunes habrá un caos aún mayor.
“No utilicemos los puentes internacionales si es por gusto o porque queramos ir de visita o de compras; no es que esté evitando eso, pero la verdad es que es la mejor recomendación, quien lo haga que vaya solamente por necesidad”, afirmó.
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