La inesperada renuncia del administrador de la ciudad, Rodolfo Martínez Ortega, sacó a flote el nivel de polarización de los principales actores políticos en el gobierno municipal y su alocada carrera por las candidaturas rumbo al proceso electoral del próximo año.
La fractura necesariamente habrá de tener sus repercusiones en los ya cercanos tiempos de definiciones y de destapes en la administración de Cabada.
Rodolfo Martínez había sido considerado el “delfín” del presidente municipal en su plan por dar continuidad al gobierno de los independientes, por tercer periodo consecutivo, pero la repentina maniobra de renuncia habrá de dar un viraje al proyecto cabadista.
Por los pasillos de la presidencia municipal se dice que la salida del “Güero está estrechamente ligada con su proyecto personal político rumbo al 2021 gracias a que se ha ganado los reflectores afuera de la alcaldía, lo que representa una carga de gran responsabilidad para el alcalde.
Pero también, no está descartada aquella versión de que su retirada habría sido un acto premeditado y a tiempo, antes de quedar sobreexpuestas las condiciones de abandono, omisiones y falta de liderazgo del alcalde en temas sensibles como el de la inseguridad y la crisis por la pandemia, o bien el pésimo estado de las calles y sus hoyancos, sin dejar de mencionar su terquedad en el fallido proyecto de alumbrado público así como muchos otros aspectos que debieron ser atendidos y que están plasmados en su plataforma de gobierno.
Las ofertas de siglas partidistas no le han faltado al ahora exadministrador de la ciudad para que aparezca en la boleta electoral del próximo año, bajo el membrete del PAN o de Movimiento Ciudadano quienes hacen su esfuerzo de convencimiento.
Pero el interés de ambos partidos no es casual. Azules y anaranjados saben que si de algo goza Martínez Ortega es precisamente de una estrecha relación con empresarios pudientes locales, y cuenta además con el respaldo económico necesario como para sacar adelante una millonaria campaña electoral, con posibilidades hasta de dar una sorpresa el día de las elecciones.
¿En qué momento se rompió aquella relación de Cabada y Martínez? Hay voces dentro del mismo gobierno, quienes aseguran que los roces se salieron de control y la subida de tono también, justo cuando “El Güero” comenzó a adquirir cierto protagonistmo dentro y fuera de la administración. Tal vez eso no fue lo acordado con el presidente municipal, y de ahí vino el rompimiento. No eran los tiempos para adelantarse a hacer proselitismo disfrazado.
El enojo y reproche del alcalde fue de tal nivel que no hubo momento de prudencia, de cuidar las formas en el reclamo ante los ojos y oídos de varios personajes cercanos quienes atestiguaron aquel reclamo que ha terminado con el distanciamiento.
El escenario fue la misma alcaldía, donde el alcalde no se detuvo en recriminarle a Martínez el uso de la estructura municipal para la promoción del aspirante a alcalde.
“Si sigues en las mismas, mejor te vas”, le habría dicho Cabada. “Pues me voy”, fue la respuesta del desgastado funcionario, llegando incluso Cabada a imponer una especie de coreografía para la despedida, desde el contenido de la carta-renuncia, el protocolo de la conferencia de prensa, y hasta el fingido abrazo que se dieron ante las cámaras. Un gran acto para la simulación. Sin embargo, omitieron un aspecto importante que fue claramente perceptible ante los ojos de los indiscretos: Ni el saludo se dieron, vaya, ni la mirada intercambiaron, los instantes previos al inicio de la farsa.
Se fue Rodolfo Martínez Ortega, pero antes de hacerlo acordó dejarle su cargo a su primo, Víctor Manuel Ortega, el oficial mayor de quien los cabadistas ya hicieron correr las apuestas de que será un funcionario de transición, es decir, no durará demasiado tiempo al frente del despacho.
¿Quién gana, quién pierde con la renuncia del administrador de la ciudad?
Por un lado se debilita Armando Cabada, quien pierde bonos y simpatías con la clase empresarial local, operación ésta que mejor le sienta a Rodolfo Martínez, pues habla el mismo idioma de los representantes de la iniciativa privada por ser uno de ellos.
Rodolfo Martínez, opta por saltar del barco antes de que se hunda. Tiene el ofrecimiento de dos partidos, así como los recursos necesarios para buscar su objetivo. Incluso conoce bien dónde y con quién conseguir apoyos.
Además, queda desvencijada, endeble, la figura de administrador de la ciudad.
Pero ante todo perdemos también los juarenses ante el absurdo crecimiento en el rezago a los problemas de la ciudad, y una ingrata actitud de indiferencia de gobernantes azules, tricolores, morenos e independientes.
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