Hace unas semanas conocí a Pedro Martín Aguilar (Madrid, 1991) poeta hispamex o mexpañol, no lo sé bien, no se lo pregunté, lo que pasa es que nació en España, pero ha pasado casi toda su vida en México. En fin, escuché algunos de sus poemas en vivo y me agradaron, compré un par de libros suyos: Paternación (2024) y del que les hablaré hoy, Circuito cerrado de teleinvasión (2024). Ha ganado un par de premios importantes: Premio de Poesía Joven de la UNAM 2020 por Matrioshka (2021) y el Premio Nacional de Narrativa Gerardo Cornejo Murrieta 2018 por su libro Cuentos para el fin del mundo (2020). También es Doctor en Letras, profesor e investigador y cuenta con un libro de investigación: Góngora metapoético. Las Soledades y la autorreferencialidad (2020).
Circuito cerrado de teleinvasión es un poemario duro, es un libro que te golpea de forma contundente, es un mazazo. Hay varios temas que se tocan en el texto, como la paternidad, las generaciones, las ideologías, el cambio climático, los estragos del capitalismo, las deudas de la humanidad que se han ido pasando a lo largo de la Historia, nuestra relación con las pantallas de televisión como indica en el título, pero también las de los teléfonos celulares, y además encontramos de ciencia ficción o literatura especulativa, como en la serie Museo Extraterrestre del Capitaloceno, por ejemplo, en el primero: “Sala 1. Museografía general [ante los estertores gráficos del último poeta aeróbico en la servilleta de un servicio de fast food. Sus rimas, en la trituradora]” se muestran restos arqueológicos del consumismo. O en la “Sala 5. Arte, ciencia y tecnología [ante una copia de ‘Nighthawks’, de Edward Hooper, colocada como fondo de pantalla de un celular roto. Un tentáculo alienígena tentalea el cacharro. Se pregunta qué clase de ser pudo matar por algo tan terrícola]” en que justamente parece que el extraterrestre no entiende el cuadro ni a los humanos en ese futuro distópico.
Es imposible hablar de todo el libro en estos pocos párrafos, pero quiero destacar por último el poema “Clavadistas”, un texto durísimo, acerca del impacto, del trauma ocasionado en la mente de un niño, un evento tan terrible y mediático, como el ataque del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas, el aturdimiento de un padre ante los cuestionamientos de su hijo acerca de esta desgracia y las secuelas en los sueños/pesadillas, en las relaciones, en la vida de los testigos del desastre. Ahí está la invitación a leer este estupendo libro.
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