La historia del Centro de Convenciones de Ciudad Juárez es la de un proyecto que permaneció estancado más de 20 años.
Políticos y empresarios se empeñaron en levantar este complejo en terrenos públicos, pero sus intentos chocaron con un impedimento insalvable: la ciudad carecía de espacios con la ubicación, extensión y urbanización que el proyecto demanda.
Los últimos episodios de esta intentona ocurrieron cuando los interesados quisieron hacer uso de terrenos en los parques públicos de El Chamizal y Central como posibles sedes.
La presión social y la negativa del Gobierno Federal de autorizar cualquier privatización parcial de esos parques frenaron la idea. El mensaje fue claro: si el Centro de Exposiciones quería avanzar, debía hacerlo sin apropiarse de los pulmones urbanos de Juárez.
El exhipódromo: una promesa incumplida
En 2010, el entonces gobernador César Duarte Jáquez anunció con bombo y platillo la construcción del Centro de Convenciones en los terrenos del exhipódromo. Incluso reportó una inversión de 100 millones de pesos para habilitar la zona.
Sin embargo, la promesa se esfumó con su salida y con la llegada de su predecesor Javier Corral Jurado en 2016, quien desactivó el proyecto.
Actualmente, esos terrenos federales tienen otro destino: están solicitados en comodato para un proyecto privado del FC Bravos de Ciudad Juárez, encabezado por Alejandra de la Vega cercana a la gestión de Corral. Así, la apuesta por el exhipódromo quedó enterrada junto con los millones prometidos.
Juárez, sin reservas urbanas
Con excepción de los parques urbanos y el propio exhipódromo, Juárez carece de predios públicos de gran tamaño,, como para albergar una obra de la magnitud del Centro de Convenciones.
El problema no es nuevo. Las áreas destinadas a equipamiento urbano en la ciudad están dispersas y fragmentadas, incapaces de responder a un desarrollo integral.
Esto se debe a una herencia de décadas: los fraccionadores donaban “sobrantes”, de tamaño irregular o poco aprovechables, que terminaban convertidos en parques de bolsillo de apenas unos cuantos metros cuadrados.
En un estudio reciente, María Lourdes Romo Aguilar, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), documentó que antes de 2016, la planeación urbana permitía que las áreas verdes fueran tratadas como simples excedentes.
Junto a Lina Ojeda-Revah y Juan Diego Maldonado Marín, Romo expuso cómo la ciudad se llenó de microparques de entre 100 y 400 metros cuadrados, y jardines públicos de hasta 5 mil metros cuadrados, mientras que los parques barriales y los parques urbanos son prácticamente inexistentes.
El Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) señala que para 2022 Juárez contaba con 9.26 millones de metros cuadrados de áreas verdes urbanas, lo que equivale a 6.17 metros cuadrados por habitante.
Este indicador está muy por debajo de los estándares internacionales, que recomiendan al menos 9 metros cuadrados por persona.
Un giro inevitable hacia lo privado
Desde la administración municipal 2002-2004, el Fideicomiso Paso del Norte, encargado de promover el Centro de Convenciones intentó sumar este complejo a los activos de la ciudad sin gastar un solo peso en adquisición de terrenos.
La apuesta siempre fue encontrar un predio público “ideal” para no comprometer recursos en su compra. Esa estrategia fue el principal freno para el proyecto, pues ningún espacio con las dimensiones adecuadas estuvo disponible.
Las sucesivas gestiones estatales y municipales apostaron por presionar la privatización de áreas verdes estratégicas, pero la resistencia ciudadana y la defensa federal de estos espacios fue permamente.
Las organizaciones civiles, conscientes de lo que implica perder parques como El Chamizal o el Parque Central, cerraron el paso a cualquier intento de “desincorporación” de las tierras públicas.
La conclusión, tras más de dos décadas de tropiezos, es ineludible: el proyecto tendrá que construirse en terrenos privados. Políticos y empresarios finalmente lo reconocieron.
El pasado 25 de julio de 2025, el fideicomiso, donde participan los gobiernos estatal y municipal junto con representantes empresariales, anunció un acuerdo para recibir en donación una parte de un predio privado. Con esto, se abre una nueva etapa para el proyecto, que deja de lado la idea de apropiarse de parques y da su primer paso hacia su consolidación.
Una ciudad sin visión de largo plazo
El caso del Centro de Convenciones deja en evidencia la falta de planeación urbana en Ciudad Juárez y deja al descubierto que la ausencia de reservas territoriales estratégicas no es un problema reciente, sino el resultado de décadas de improvisación, concesiones ventajosas a fraccionadores y del abandono de políticas que prioricen el espacio público.
Mientras otras ciudades planean su crecimiento con visión metropolitana, Juárez enfrenta una crisis de equipamiento: no hay terrenos públicos para grandes proyectos culturales o de exposiciones, y las áreas verdes per cápita siguen por debajo de lo recomendable.
La donación del predio privado marca el inicio de una etapa crítica. Ahora, el fideicomiso debe definir el proyecto ejecutivo, asegurar el financiamiento y garantizar que la obra cumpla con los estándares que se prometieron hace 20 años: un espacio moderno, versátil y capaz de posicionar a Juárez como un destino de turismo de negocios y convenciones.
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