Empédocles Etílez, el borrachín del pueblo, llegó a su casa en horas de la madrugada. Su mujer lo esperaba hecha un obelisco. (Nota de la redacción: seguramente nuestro amable colaborador quiso decir “hecha un basilisco”).
Por Catón
Se llamaba Filomena, porque nació un 10 de agosto, pero todos la llamaban Filito. Era la tonta del pueblo. Muchos tontos había ahí, pero ella era la única certificada.
Por Catón
Hay un proyecto –¡cuántos proyectos hay en este país, aún en proyecto!– para crear una fiscalía contra la corrupción
Por Catón
La niñita le dijo a su papá: “Me gustaría tener un hermanito”. El señor, bromeando, respondió: “Ya tienes un hermanito”. “¿Cuál?” –preguntó desconcertada la pequeña. “Es uno muy tímido –inventó el papá–, tanto que le da miedo que lo veas.
Por Catón
Hace ya muchos años estrujó mi conciencia una sabia frase: las revoluciones no se hacen con más gusto que las guerras.
Por Jaime García Chávez
“¿A qué horas serás mía?” –le preguntó con ansiedad Simpliciano a Pirulina. Ella, que bebía la copa de tequila que él le había servido, respondió: “A las dos”. “¿A las dos de la mañana? –se conternó Simpliciano–.
Por Catón
Si yo fuera gente del gobierno federal estaría sumamente preocupado. Sin serlo estoy sumamente preocupado ya.
Por Catón
