El año 2005, Ciudad Juárez se conmocionó con la desaparición y posterior asesinato de una pequeña, a manos de un pederasta, consumando uno de los feminicidios más atroces que se habían registrado en la comunidad fronteriza.
Y no es que los casos tan crueles que hasta entonces se habían registrado no hubieran causado indignación y coraje entre la ciudadanía ante la impunidad, sino que en esta ocasión, la víctima contaba apenas 7 años de edad.
La niña Airis Estrella Enríquez Pando salió de su casa en la calle Átomo, de la colonia Universidad, el 2 de mayo de 2005. Iba a la tienda de abarrotes de la esquina, pero ya jamás se le volvió a ver.
Según testimonios que se recabaron, la niña fue subida a la fuerza a una camioneta habilitada para la venta de burritos.
Su desaparición alertó a la ciudad entera y se sumaron a su búsqueda organizaciones de la sociedad civil, haciendo airados reclamos ante la falta de acción de las autoridades investigadoras.
Muchos creen, que de haber actuado a tiempo la autoridad, la niña podría haber sido encontrada con vida y rescatada. Sin embargo, el triste final de esta historia, se escribió con lágrimas.
Había pistas suficientes para encontrar a los raptores
El día que Airis se perdió, hubo testimonios de niños de la cuadra que señalaron que la menor había sido subida por la fuerza a una camioneta; sin embargo, sus voces no fueron escuchadas por las autoridades y no se activó algún operativo para localizar el vehículo.
La frustración de la familia se incrementó al acudir ante las autoridades investigadoras a interponer la denuncia, encontrándose con que se desestimaba el secuestro como línea de indagación, según se narró en los archivos periodísticos.
El hecho provocó la indignación y el enojo de los juarenses, que comenzaron a movilizarse y correr la alerta entre ciudadanos, hasta que el caso llegó a los medios de comunicación, en donde se implementaron campañas de apoyo permanentes para localizar a la pequeña Estrella; entre tanto, se realizaban marchas encabezadas por familiares y agrupaciones civiles.
La presión social llegó a tal punto, que las autoridades despertaron de su letargo, 13 días después del secuestro, solo para dar la fatídica noticia de su localización, ya sin vida, aquel trágico 15 de mayo de 2005.
El cadáver de Airis estaba dentro de un contenedor con la cabeza hacia abajo y había sido rellenado con cemento. El tambo fue encontrado en una casa de madera en un predio a la altura del kilómetro 30 de la Carretera a Casas Grandes.
¿De qué murió Airis?
Los archivos periodisticos de Periódico Norte indican que conforme al resultado de la autopsia, Airis Estrella falleció víctima de traumatismo craneoencefálico, es decir, fue golpeada con un objeto hasta quitarle la vida. Previamente, la pequeña había sido violada, determinó la necropsia.
La operación para determinar las causas del fallecimiento, estableció que la niña tenía 10 días de haber fallecido; en otras palabras, si las autoridades se hubieran movido con prontitud, probablemente la menor hubiera sido encontrada con vida y rescatada.
Esa posibilidad fue la que desató la furia de la comunidad, sintiéndose desprotegida por los cuerpos de seguridad que operaban en aquel entonces, quedando a merced de los depredores en las calles.
¿Quién apagó la luz de la pequeña Estrella?
Luis García Villalbazo, de 65 años de edad, fue declarado culpable confeso de la violación y muerte de Airis Estrella.
En su haber, García Villalbazo contaba con un amplio historial delictivo. Había permanecido 19 años preso en Illinois, Estados Unidos, por varios delitos, entre ellos, contra la salud y aunque en ese tiempo insistía en ser trasladado a México, se le negaba esa posibilidad debido a los rasgos de psicopatía que mostraba.
Al encontrarse en suelo mexicano, ya en nuestra ciudad, se le relacionó y aceptó haber sido culpable de varios casos de ataque sexual en contra de otras niñas, ocurridos entre el 2004 y 2005, pero a diferencia de las anteriores, con Airis fue más allá, arrebatándole la vida.
Junto a García Villalbazo, fueron detenidos otros tres sujetos que supuestamente le ayudaron a secuestrar y deshacerse del cadáver de la menor, pero dos de ellos, Eustacio Alemán Zendejas y Juan Manuel Alvarado Sáenz, fueron liberados, un par de años después, al no encontrárseles relación con los hechos.
Al otro implicado, Rogelio Sandoval Carrasco, alias El Bigotes, sí se le comprobó participación.
El Bigotes admitió haber participado en el rapto de Airis en la colonia Universidad y haber presenciado cuando García le arrebató la vida a golpes, afirmando que él nunca intervino ni en el ataque sexual, ni en su asesinato.
“Yo solo preparé la mezcla”, refiriéndose al cemento que fue vertido en el tambo, ya una vez que la menor fue asesinada.
El caso de Airis llegó al Senado
Fue tal la indignación que causó el brutal asesinato de Airis Estrella, que su caso llegó hasta el Senado de la República.
La senadora Sara Isabel Castellanos Cortés, subió un punto de acuerdo para exhortar al Gobierno federal a coadyuvar en las investigaciones para lograr el total esclarecimiento de este feminicidio.
“El homicidio de esta pequeña de tan solo ocho (sic) años de edad, nos llena de indignación e impotencia porque a diferencia de los casos de feminicidios reportados desde 1993, la víctima es la de menor edad de los cientos de mujeres asesinadas en los últimos años”, señalaba en su exposición de la senadora.
“Las preguntas, aún sin respuesta, son las mismas de siempre: ¿quién puede tener tanto odio para una pequeñita? ¿Cuáles son las raíces que generan tanta violencia contra las mujeres?”, cuestionaba.
La postura de la legisladora señalaba la preocupación de que los feminicidios comenzaran a tomar un giro aún más atroz, ahora con los ataques a pequeñas indefensas, que poco o nada podrían hacer ante los depredadores.
“Se ha llegado a un punto crítico que está representado por el homicidio de esta pequeña y por el crecimiento de homicidios de mujeres en otros estados de la República”, dijo en aquel entonces.
Testigos los hundieron
El periodista Salvador Castro, redactó para Norte que existieron dos testigos claves para resolver el caso y vincular a Luis García en la muerte de Airis Estrella.
Los mencionados fueron ubicados por la Procuraduría durante la investigación. Los declarantes también se dedicaban al negocio de la venta de burritos, y afirmaron a las autoridades haber visto a la niña Airis Estrella en la ‘burrera’ de Luis García, horas después de que esta fuera reportada como desaparecida.
“El testimonio fue fundamental, ya que no solo expresaron que vieron a la niña dentro de la camioneta, sino que Luis García se puso nervioso y la empujó hacia el interior, donde se percataron que también transportaba dos sacos de cemento”, redactó Castro aquella ocasión en julio de 2005.
El encuentro entre el testigo y su esposa con Luis García ocurrió el 4 de mayo, dos días después de que Airis desapareció, fue circunstancial, ya que la pareja, al verlo pasar en su burrera, le dio alcance para tratar de cobrarle un dinero que les debía.
Fue al enterarse de la desaparición de Airis que “Silverio”, como se identificó al testigo, quien se encontraba para ese momento en Durango, decidió escribirle una carta al gobernador describiendo los hechos para dar con el pederasta asesino.
Según la misma investigación, García Villalbazo se hacía acompañar de un hombre de aspecto cholo, a quien apodaban El Bigotes, quien una vez capturado, declaró que García convencía a las menores a abordar la camioneta, ofreciéndoles dulces o dinero y para convencerlas, les hacía la voz del Pato Donald.
Una sentencia ejemplar, para un drama sin final
Luis García Villalbazo fue arrestado casi un mes y medio después de asesinar a Airis Estrella. Su detención se dio el 24 de junio, luego que tres niñas de entre 7 a 10 años de edad, lo identificaron como el sujeto que las agredió sexualmente, delito que aceptó el acusado.
El de García, coincidía con el perfil del asesino de Airis que había sido elaborado en una colaboración especial por el Buró Federal de Investigación de Estados Unidos (FBI, por sus siglas en inglés), confirmó la entonces procuradora de Justicia del Estado, Patricia González.
Tras ser enjuiciado, García Villalbazo fue sentenciado a 92 años de prisión por los delitos de violación y homicidio, cometidos en contra de la niña Airis Estrella, a los que se sumaron los tres casos de las menores a las que atacó en meses anteriores.
La sentencia fue considerada en aquel entonces como la más larga que hubiera recibido un criminal en el sistema judicial del estado de Chihuahua; con ella se dejaba constancia de que se aplicaría mano dura contra este tipo de depredadores, reportaban los medios de comunicación de aquellos días.
García Villalbazo fue procesado como autor intelectual y material de la violación y asesinato de la niña Enríquez Pando.
A su cómplice, Rogelio Sandoval Carrasco, alias El Bigotes, lo sentenciaron a 49 años de cárcel, según consta en el recuento periodístico.
A casi 20 años de este caso siniestro, aún hay duelo en Ciudad Juárez por las muertes como la de Airis, de vidas inocentes que a nadie hacían daño y que obligaron a la ciudad a unirse para evitar que la atrocidad y la barbarie imperaran en nuestras calles.