El andar de Margarita Hernández Ortiz es lento y pesado; en sus ojos se nota el dolor y en su cuerpo, una inflamación en el vientre y espalda, muestra de un claro impedimento para moverse con facilidad.
En su domicilio, ubicado en el fraccionamiento Senderos de San Isidro, su esposo e hijo le ayudan a hacer todas las actividades. Margarita expresa que la mayoría del tiempo permanece sentada o acostada, ya que apenas aguanta unos 20 minutos estando de pie, y para hacerlo tiene que estar apoyada de un objeto.
Desde noviembre del año pasado, fue a atenderse en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por unos dolores que sentía en el vientre y en la matriz; el diagnostico fue que padece una “miomatosis uterina”, que son pequeños tumores que se forman en el útero.
Para solucionar el problema, los médicos decidieron realizar una histerectomía, procedimiento quirúrgico en el que se quita la matriz de la mujer, para evitar futuras complicaciones.
Fotos: Christian Torres
Margarita y su familia tuvieron que esperar meses para que llegara su turno en el quirófano. El 18 de julio, todo estaba programado para que terminara el dolor y fue internada en el Hospital General #66 del IMSS para ser operada un día después.
Todo estaba conforme a lo planeado, hasta que el procedimiento comenzó. Antes de que siquiera fuera anestesiada, Margarita estaba acostada, en posición fetal, mientras los doctores estaban colocando un catéter peridural en la espalda.
De pronto, todo se detuvo, el catéter se rompió y los médicos no pudieron seguir con el procedimiento. Las piezas del catéter roto se quedaron en el cuerpo de Margarita y, a pesar de ello, fue dada de alta, sin la operación a la que iba y con un objeto dentro de su espalda.
Margarita estuvo despierta en todo momento, recuerda con tristeza el dolor y el pánico que se sintió cuando los doctores se dieron cuenta de su error y no hicieron nada para remediarlo.
La incapacidad del IMSS que nunca llega
A raíz de esta situación, relata que comenzó a tener dolores muy fuertes en la cadera, que cada vez le fueron quitando movilidad y la capacidad de realizar diversas actividades.
Después de la falla en su operación, Margarita trató de ir en repetidas ocasiones a la Clínica del IMSS #70, su clínica familiar, y al Hospital General #66, donde la operaron, para tramitar su incapacidad.
Sin embargo, en la primera se deslindaron del trámite porque el procedimiento no se había hecho en ese lugar y en la 66 no quisieron dársela bajo el argumento de que “el padecimiento no era para una incapacidad” y únicamente le dieron un papel que la exentó de trabajar por 4 días.
Incluso, menciona que fue a su trabajo este lunes, en una empresa maquiladora, pero que llegó en tan malas condiciones, que la propia enfermera y personal médico decidieron mandarla a descansar a casa.
Pese a la negativa del personal del IMSS, señala con alivio que, al menos en su trabajo, van a apoyarla en lo necesario para que pueda salir de este padecimiento.
La negligencia a la orden del día
Días después de que fallara el procedimiento quirúrgico al que se sometió, el 20 de junio, fue internada de nuevo en el IMSS para que los médicos sacaran el objeto de su espalda y realizaran la histerectomía, pero Margarita solamente permaneció internada por 72 horas sin ingresar jamás al quirófano.
Incluso, denunció que, además de la negligencia médica, también recibió malos tratos por parte de enfermeros y especialistas que se comportaron “muy déspotas” con ella y su familia.
Sostiene que únicamente la trataron con paracetamol y, después de los 3 días, le dijeron que tenían que reprogramar su operación hasta mediados de septiembre.
“Tengo miedo de regresar al IMSS”
Margarita y su familia temen que tenga que hacerse nuevos estudios debido al aplazamiento de su operación, debido a que tienen una fecha de vigencia que está próxima a vencer.
En las radiografías que le hicieron en el IMSS, se indica que Margarita tiene en su espalda un pequeño objeto de plástico. Sin embargo, una segunda radiografía hecha a través de una clínica privada, arrojó que el objeto de su espalda es de metal.
Además, los pequeños tumores que tiene en el útero, al no ser retirados, siguen incrementando su tamaño, por lo que es urgente que Margarita reciba atención médica y evitar que el problema se haga más grande de lo que ya es.
Sin embargo, su rostro se llena al temor al pensar la sola idea de tener que regresar a las instalaciones del IMSS.
Quiere sentirse bien yvolver a hacer su vida normal, pero el miedo razonable con el que salió de la clínica la obliga a evitar volver al lugar donde inició su desgracia.
No le quedan más palabras, se queda con su dolor, la tristeza y la impotencia de un servicio de salud que le hizo la promesa de ayudarla, pero que terminó por arruinarle la vida. Mientras tanto, su martirio sigue.
*Para la realización de este trabajo, la oficina de Comunicación Social del IMSS Chihuahua mencionó que revisarán el caso para emitir una postura.