Las empresas que se dedican a prestar servicios funerarios en Ciudad Juárez, modificaron sus procedimientos a raíz del hallazgo de 386 cuerpos en un crematorio el pasado 26 de junio, principalmente para dar certeza a las personas sobre la identidad de sus familiares fallecidos.
Aunque ofrecen esa alternativa, la Unión de Funerarios de Ciudad Juárez hizo un llamado a que no se permita que familiares presencien la cremación de un ser querido, señaló el representante de la organización, Marcelo Ruiz Cantú.
En un recorrido por la sala de crematorios de la empresa privada que dirige, Cantú explicó que para incinerar un cuerpo es necesario que se envuelva en un vórtice de fuego y es un proceso que dura dos horas.
Sería de un impacto emocional y mental muy fuerte e innecesario para cualquier ser humano, advirtió.
Después de explicar que las empresas que ofrecen este tipo de servicios han hecho cambios en sus protocolos para asegurar la identidad de las personas fallecidas y dar tranquilidad a sus deudos, Ruiz enfatizó que no es necesario ni recomendable que observen de manera directa el procedimiento.
“No se va a permitir que la familia esté presente en el momento en que el cuerpo es ingresado en el horno, y mucho menos que presencie el proceso donde el cuerpo es envuelto en un vórtice de fuego”, refirió.
Ha visto, dijo, que en algunas empresas lo están permitiendo, pero en sus espacios eso no va a suceder porque una de las responsabilidades esenciales del servicio funerario es dar apoyo moral para esos momentos difíciles, estar presente en ese momento no les ayuda en nada, al contrario.
De acuerdo con Ruiz Cantú, el objetivo es que la identificación de un cuerpo sea lo menos traumática para las personas y por lo mismo, es deleznable que con fines de lucro se promueva que las familias presencien ese momento, criticó.
Respecto a los cambios realizados en sus procedimientos, precisó que lo primero fue hacer un diagrama de flujo en el que se aclara la cadena de custodia e identificación del cuerpo.
“Inicia con el levantamiento del cuerpo en donde se le pone la identificación en la muñeca izquierda, después de eso se lava el cuerpo y después de ese lavado se pone otra identificación en cinta adhesiva en el muslo derecho; con esas dos etiquetas se mueve a los diferentes servicios religiosos o de velación”, detalló.
Después de esos procesos, agregó, el cuerpo entra al crematorio y ya va con esas dos identificaciones de la muñeca y el muslo y una tercera que es la hoja con sus datos sobre su pecho.
Una vez que es cremado, pasa al módulo de enfriamiento en donde se recolectan las cenizas y se pasan por un pequeño molino y de ahí son entregadas a la funeraria en un sobre sellado, dentro de una caja también sellada, explicó.
La funeraria, puntualizó, debe abrir ese sobre, retirando los sellos frente a la familia, que en ese momento recibe las cenizas y puede disponer de ellas en una urna final.
Además de dicho diagrama, también se acortaron los tiempos de cremación a un máximo de 48 horas y al final del mes se hace una auditoría por parte de los crematorios, para cotejar que las cremaciones realizadas corresponden a los registros de las funerarias, indicó.
Calificó como una tarea titánica lo que está haciendo la fiscalía para identificar los cuerpos, que incluye pruebas de ADN, cotejo de prendas de vestir, tatuajes e incluso la rehidratación de tejidos.
Durante los cuatro años que pasaron después de la pandemia, se quedó la práctica de no permitir acceso de la familia al crematorio, por el tema de los contagios, pero ahora se ha determinado que se vuelvan a abrir las salas, explicó.
No obstante, reiteró la recomendación de que la familia no presencie de forma directa la cremación y la observación del cuerpo se haga desde una sala contigua a través de un cristal, en donde se les muestre únicamente el rostro. Esto último, si existieran las condiciones físicas para ello.
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