Hoy es menester hablar de Bernal Díaz del Castillo (Medina del Campo, España, 1496-Santiago de Guatemala, 1584), uno de los soldados que participó en la Conquista del Imperio mexica. Alcanzó el grado de alférez en la campaña de Hernán Cortés. Hay que señalar que fue uno de los pocos que participó en diferentes campañas militares españolas de exploración, conquista y colonización. Su obra Historia verdadera de la conquista de la Nueva España tiene como propósito responder y aclarar lo que para él fueron desaciertos de los cronistas peninsulares, que nunca viajaron a América, como Francisco López de Gómara.
El título de esta columna no es original, ya que Carlos Fuentes mencionó que justamente Bernal Díaz del Castillo debe ser considerado el primer novelista latinoamericano y señalaré algunos aspectos por los que conviene releer la obra de este gran autor. A pesar de que él no tiene la intención de que se tome su obra por literaria, su composición contiene una riqueza que supera por mucho a las demás crónicas al respecto.
Un aspecto llamativo son las descripciones vívidas que hace acerca de los lugares, de las ciudades, la vegetación, los animales, las costumbres que veía él en los diferentes pueblos indígenas con los que iban pasando. En sus páginas sumerge al lector en ese mundo con el que ellos se encontraban por vez primera. Otro elemento que salta a la vista es el de la focalización que lo ubican cual narrador omnisciente, ya que se desplaza de un lugar a otro, incluso muestra eventos que ocurren de manera simultánea. En ese sentido, destaca el suspenso que genera al saltarse de un evento a otro, emplea anticipaciones o regresiones en la historia, adelanta aspectos o se adentra un poco en historias particulares, como la genealogía de Cortés.
Al pensar en su herencia narrativa, sin duda hay que advertir que introduce personajes literarios muy ricos, como el loco Cervantes que revela ciertas verdades futuras o el nigromántico Botello, quien a pesar de adivinar varias derrotas, no puede salvarse a sí mismo. Este tipo de personajes son caros a la narrativa latinoamericana, recordemos a Melquiades de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, o al loco Valderrama en Los de abajo, de Mariano Azuela, y al loco Juan Cariño en Los recuerdos del porvenir, de Elena Garro. Siempre es buen momento para leer y releer el estupendo libro de don Bernal.
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