La avena es un cereal con una gran cantidad de propiedades que todo mundo debería incluir en su dieta.
Al consumirla obtienes un mayor aporte de minerales como el calcio, magnesio, cobre, hierro y zinc, así como de vitamina B1, carbohidratos, fibra y antioxidantes. La avena es un cereal muy completo y equilibrado; conoce algunos de sus beneficios en pro de tu salud.
Fuente de energía
Si eres de los que trabajan muchas horas o estás en época de exámenes, consúmela en el desayuno para tener tus reservas de energía cubiertas durante todo el día.
Rica en antioxidantes
Las avenantramidas son unos polifenoles (grupo de sustancias químicas) que se encuentran casi exclusivamente en la avena. Estos antioxidantes, según estudios científicos, combaten la oxidación celular y tienen un efecto regulador de la presión arterial y un efecto antiinflamatorio.
Depurativa
Sus aminoácidos estimulan la producción de lecitina en el hígado, por lo que depura el organismo.
Corazón fuerte
Por su alto contenido en ácidos grados Omega 3 y linoleicos, ayuda a reducir el colesterol malo y prevenir enfermedades cardiovasculares.
Ayuda a la buena digestión
La avena reduce los ácidos biliares y esto contribuye a una mejora del tránsito intestinal al evitar el estreñimiento.
Previene la osteoporosis
¿No te gusta la leche o eres intolerante? Apuesta por este cereal con un alto contenido de calcio.
Sistema nervioso central perfecto
Al ser rica en vitaminas del grupo B, beneficia a tu que tu sistema nervioso central se encuentre en perfecto estado.
Regula los niveles de azúcar
Los betaglucanos, al ser solubles en agua, forman un gel durante la digestión que enlentece el vaciado del estómago y el paso de los azúcares a la sangre.
Controla el peso
Resulta saciante y ayuda a controlar la ingesta y a reducir el peso.
¿Cómo consumirla?
Copos: Son los granos hervidos y aplastados. Los puedes consumir con leche, yogur, zumos y otras bebidas.
Granos: Al igual que otros cereales, se consumen hervidos en leche, agua o caldo. Prueba su versión al estilo arroz con leche.
Harina: Con ella puedes elaborar bizcochos, magdalenas, galletas o panqueques. Es un gran sustituto para la harina blanca.
El dato
La Organización Mundial de la Salud señala que la cantidad diaria recomendada es de unos 25-30 gramos, el equivalente a 3-4 cucharadas.