Dentro de una humilde casa, ubicada en las calles Dalias y Cobre, en la colonia Altavista, decenas de migrantes, la mayoría proveniente de países de Centro y Sudamérica, permanecen sentados, abrigados de pies a cabeza con guantes, gorros, chamarras, suéteres, ponchos y demás prendas que puedan protegerlos de las inclemencias del clima.
Permanecen sentados juntos, recogen sus cuerpos para retener la mayor cantidad de calor posible, en estos momentos, el calor humano también es un buen elemento para sobrevivir de las bajas temperaturas.
Para auxiliarse, cuentan con dos calentones de gas, en los que se forman grupos de personas que conversan sobre todo y nada a la vez; sus aventuras para llegar hasta la frontera, el frío extremo que hace afuera, lo que esperan del otro lado del río.
Mientras en el suelo del lugar y en los dormitorios, los más pequeños corren, juegan, saltan, se trepan en donde pueden y hasta ven videos en sus celulares. Con su imaginación, y algunos cuantos juguetes, vuelan lejos de aquí a un lugar donde todo es risas y diversión.
Al mismo tiempo, sus padres, que no están acostumbrados a este tipo de clima en sus países de origen, pasean algunos pedazos de pan y platos de sopa, obligandose a enfrentar a la fría y dura realidad fronteriza.
Este es el ambiente que se vive en el Hope Center, dirigido por el Pastor “Guillo”, que en este momento resguarda a poco más de 67 migrantes, pero que cuenta con espacio para recibir a más de 75 almas que no tengan donde pasar la noche.
Contó que este espacio, opera desde hace dos años, abierto como un espacio de acogida en las recientes crisis migratorias que se vivieron en la ciudad y en las que distintos espacios vieron colapsada su capacidad de operación.
En aquellos momentos, dieron refugio hasta 150 migrantes, cuando la cantidad de personas en situación de movilidad se incrementó considerablemente en la frontera.
En los últimos meses, habían notado una disminución en la cantidad de personas, que mes a mes rondaba entre los 40 y 50 habitantes. Sin embargo, frente a las temperaturas extremas de esta temporada, la cantidad de migrantes en busqueda de refugio aumentó de manera considerable.
La mayoría de los que se encuentran en este lugar resguardandose de las bajas temperaturas, tienen pocos días de haber llegado a este sitio en el que, además del techo, se les dan alimentos y ropa.
Aquí hay decenas de historias de sobrevivencia, los llegados de Venezuela, cuentan su trayecto aterrador a traves de la selva y cómo tuvieron que atravesar 7 países para llegar hasta acá. Incluso, uno de ellos se declara como opositor al regimen bolivariano de Nicolás Maduro, razón por la que tuvo que huir de Venezuela.
Por temor a las represalias y por su propia integridad, rechaza aparecer en las cámaras. Al igual que una de sus compatriotas, que señala que solo aceptaría hablar públicamente si le ayudan a llegar a los Estados Unidos, para lo que tiene un plan en caso de ser entrevistada por los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Samuel Antonio Ríos llegó acompañado de su esposa, de quien no se despega y a quien toma fuertemente de la mano mientras rezan, pidiéndole a su dios que los ayude a cruzar la frontera y a sobrevivir del frío.
En su natal Guatemala, no tiene que enfrentarse a este tipo de clima. Tras dos semanas de haber llegado a Juárez, su cuerpo comenzaba a acostumbrarse a las temperaturas, pero el descenso tan drástico ha sido insoportable.
Aunque menciona que, si quiere irse a los Estados Unidos, muy probablemente tenga que acostumbrarse a este tipo de condiciones, espera que el frío se pase y puedan sobrevivir de manera más cómoda.
La próxima envestidura del presidente electo de los Estados Unidos, Donald J. Trump, le genera preocupación debido a la rétorica abiertamente antiinmigrante y a las amenazas de que no solo no permitirá el paso de migrantes, sino que su llegada también significará un aumento en las deportaciones masivas.
Aferrado a su fe, espera que suceda un milagro y que la compasión toque el corazón de Trump y les permita continuar con su deseo de buscar una vida mejor.
Fracasar en su intento, después de todo lo vivido y a la falta de empleos que se vive dentro de su país, se vislumbra como una opción inaceptable, allá ya no hay condiciones para sobrevivir y es preferible aguantar este frío, si eso significa estar más cerca de una vida mejor.
El Pastor Guillo, enfatiza en que están preparados para enfrentar estas condiciones, cuentan con cobijas y alimentos suficientes, pero temen que con el descenso de las temperaturas, y una posible nevada, lleguen más personas sin hogar.
Por lo anterior, es que piden apoyo a la comunidad, que desee donar desde cobijas, ropa y alimentos para la sobrevivencia de las personas. Los interesados pueden acudir directamente a las instalaciones del albergue, en la calle Dalias y Cobre, a entregar la donación.
Asegura el Pastor Guillo que cualquier ayuda será bienvenida.
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