Mientras el desabasto de medicamentos golpea a los pacientes Covid-19 del Hospital General y tiene a sus familiares en la completa angustia, se incumple la carta de derechos del paciente. Mientras tanto, la Secretaría de Salud lo niega y el personal de salud lo denuncia.
El abogado Óscar Altamirano advirtió que el enunciado «Recibir atención médica de la carta de derechos del paciente», es incumplido por la Secretaría de Salud. Por lo tanto, es posible fincar responsabilidad legal a la administración del HG.»
En tanto, Leticia Ruiz González, directora de Prevención y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud, dijo que la escasez de medicinas es real, culpó a las proveedoras farmacéuticas y negó que los pacientes se queden sin recibir el suministro.
El peso de la angustia
A Martha Rodríguez Chereque, residente de la colonia Mariano Escobedo, no le quedó de otra que cargar con su angustia, al no conseguir que su madre -Magdalena, de 67 años- obtuviera un fármaco para el dolor de su madre. Está intubada desde el 8 de diciembre.
Discutió con un guardia de seguridad, con una señora del hospital que no pudo identificar su cargo y una enfermera que le informó que no había analgésicos para el dolor que sentía su madre. Esperaban la presencia de un médico para que resolviera la situación.
“El problema es que así me traen desde el viernes”, señala Martha. Suelta las lágrimas, en silencio. “Si mi dijeran qué necesita, yo iba y lo conseguía por fuera”, agrega. La sigue su hermana, callada. Va y viene por el área Covid callejera. Se sienta, encorva su cuerpo y clava la mirada en el piso. No encuentra soluciones. No existen opciones.
“¿Cuánto cuesta?”
El agente funerario baraja sus opciones, ante la mirada impávida de María Hernández. Resiste a sus emociones. Por tres líneas delgadas en su frente, se asoma la angustia, ya no por el sufrimiento de su madre, quien acaba de fallecer. Ahora es el costo.
Su madre llegó al HG el 11 de diciembre. Se fue rápido. Una mañana, en la colonia Barrio Alto, “aquí cerca”, señala María. “Estuvo dos semanas sin una medicina para los riñones”, señala. “Se tardaron mucho. Ella no podía estar sin tomar su medicina”, agrega.
El funerario le informa sobre precios y sus formas de pago. Sus palabras son moderadas, tendientes a tranquilar a Martha. Es un servicio para familias pobres. “Ya, es mejor así, que se vaya mi mamá. Aquí estaba sufriendo mucho”, cuenta Martha, a quien no la dejan esas tres líneas, hondas, en el entrecejo.
En donde acaba la vida
Jesús Giovanni Calixto entró a emergencias del HG, el 5 de diciembre. Salió por la parte trasera del hospital, amortajado con una bolsa negra. “Mi hermano lloraba siempre, sufría mucho con el tubo adentro de su garganta”, cuenta su hermana. Quien encontró una enfermera que le informó con regularidad sobre el estado de salud de Giovanni.
Aquí estuvo el cuerpo de Giovanni. Antes, dos camilleros y un guardia, no transportaron al mortuorio por la calle Fernando Montes de Oca. Lo introdujeron por un portón lateral, hacia ese recinto a donde va lo que ya no tiene vida. Entre manchas de grasa en el piso, cartones, desechos médicos y basura de oficinas.
“Debe de saber que tienen derechos”
Altamirano, enfatiza: “Deben de saber que tienen derechos” y agrega: “que sin importar causas o excusas, el administrativo del hospital, la Secretaría de Salud y el gobernador, tienen la obligación de otorgar salud, suficiente y de calidad”.
Sí, pero no
Ruiz González reconoce el problema del desabasto de medicamentos y argumenta: “La alta demanda de medicinas ocasionó que los fabricantes no se den abasto para surtir al Gobierno” y agrega: “Lo que hemos estado haciendo es estar revisando nuevos proveedores, estar revisando alternativas de tratamiento, soluciones que tenemos para atender a nuestros pacientes”.
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