En el siglo XX hubo personajes clave para entender la historia literaria moderna y contemporánea, tal es el caso de T. S. Eliot (St. Louis, Missouri, 1888-Londres, 1965) para la poesía, como lo fueron James Joyce y Marcel Proust para la narrativa. Eliot fue profesor y trabajó en un banco mientras escribía poesía, hasta que con The Waste Land (La tierra baldía) (1922) obtuvo reconocimiento. Este ensayista y poeta tiene varios libros, que compendian sus poemas más famosos como el citado, pero donde aparecen también “La canción de amor de J. Alfred Prufrock” o “Los hombres huecos”, por mencionar un par de ejemplos, también puede citarse El libro de los gatos habilidosos del viejo Possum (1939) o Cuatro cuartetos (1941).
Les hablaré de la edición que leí de The Waste Land and other poems, publicada en 2021, la cual muestra de manera cronológica varios poemas de sus libros Prufrock and other observations (1917), Poems (1920), The Waste Land (1922) y el poema “The hollow men” (1925), que justamente este año estaría cumpliendo su centenario, cuyos versos famosos y casi proféticos dicen lo siguiente: “This is the way the world ends/ not with a bang but a whimper” (“Esta es la forma en que acaba el mundo / no con un estallido, sino con un quejido”).
Al leer esta selección puede notarse el trabajo, las aficiones, las inquietudes y los juegos lingüísticos de este gran poeta, ya que, desde el inicio, Prufrock and other observations leemos versos que están en inglés y en italiano, incluso poemas completamente escritos en francés, es decir, mezcla estas tres lenguas en sus composiciones, luego usa el alemán y cita pasajes en griego antiguo y en latín, incluso la lengua en murmullos, balbuceos u onomatopeyas. Se trata de un poeta preocupado por la lengua y la expresión, ya que cada lengua le proporciona una visión, un asidero distinto del mundo.
Si por un lado tenemos las referencias a la alta cultura o al canon, como la Biblia, Ovidio, Virgilio, Dante, Milton o Shakespeare, también aparecen poetas como Baudelaire, Verlaine, pero de igual forma está presente el humor. Sin embargo, al mismo tiempo se lee el gran pesar que presagiaba Eliot en ese inicio del siglo XX; en apenas veinte años habían sucedido muchos conflictos, y todavía faltaba una serie de guerras, de crueldades y miserias en las décadas subsecuentes. Hay que leer la poesía de T. S. Eliot y ver lo maravilloso que era.
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