Mientras espera que le autoricen su Permiso de Permanencia Temporal (conocido como Parole), para entrar legalmente a Estados Unidos, el venezolano Manuel Rodríguez hace una reflexión sobre lo vivido en su trayecto hasta esta frontera.
Está de pie en el campamento de migrantes, en Ciudad Juárez, junto al río Bravo.
Indica que el pasado lunes completó el formulario de solicitud para que le aprueben ir al vecino país del norte, luego de contar con un patrocinador que lo pidió, de tal manera que si los astros se le alinean, esta misma tarde de miércoles o este jueves, lo estarían palomeando, ya que considera cumple con todos los requisitos.
Refiere que aunque tiene dinero para pagar una casa de renta, ha preferido ahorrar todo lo que se pueda, para lo cual ha dormido en compañía de su esposa, en una tienda de campaña que dejó libre otro migrante, la cual le compró en 250 pesos.
Menciona que ha sido muy difícil llegar hasta acá, pero ve muy cercana la hora de cruzar finalmente a lado estadounidense, donde comenzarían una nueva vida, él dedicado a su oficio de mecánica automotriz.
Dejaron en Colombia a sus cuatro hijos, y esperan un día regresar por ellos, para llevarlos legalmente a Estados Unidos, sin embargo deben ahorrar primero, porque son viajes muy costosos.
Manuel explica que en su caso la única forma de poder ahorrar para dicho viaje, fue que salieron de Venezuela y estuvieron trabajando varios años en Colombia, donde era un país libre.
Una vez que reunieron lo necesario, atravesaron países como Nicaragua, Honduras y Guatemala, viviendo riesgos incluso de perder la vida, como un viaje en lancha de 16 horas, donde se desató una tormenta y creyeron que iban a morir.
Una vez en México, padecieron diversos abusos por parte de transportistas, “coyotes”, policías, personal del Instituto Nacional de Migración y al parecer un grupo armado del crimen organizado.
Todos los despojaron de dinero, aunque el robo más grande fue el que sufrieron en una carretera de Sinaloa, donde hombres armados y encapuchados subieron a un autobús de pasajeros y separaron a los migrantes, a quienes les quitaron dinero.
A él le robaron 700 dólares que traía escondidos en sus zapatos. Se los detectaron.
Los militares fueron los únicos que no cometieron abusos contra ellos en su paso por México, afirma.
En los días que tiene en Juárez, no ha sido víctima de la delincuencia.
Apenas ayer, el Colegio de la Frontera Norte (Colef), dio a conocer un estudio donde encontró que un 14 por ciento de los mexicanos han sido víctimas de delitos en este municipio, al igual que un 33 por ciento de los extranjeros. El levantamiento de cuestionarios se hizo en el mes de mayo de 2022.


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