Abuelo consentidor, deportista, boxeador y cinta negra, empresario y político que sabía ser amigo de los amigos, así era Teto Murguía.
“Héctor Agustín Murguía Lardizábal fue un hombre que para Juárez construyó el periférico Camino Real, los centros comunitarios, los domos, la estación de bomberos, las audiencias públicas, el relleno sanitario y la X. Hizo mucha, mucha obra durante toda su vida política y su corazoncito siempre perteneció al PRI”, cuenta su mejor amigo, el doctor Jorge Olmos.
Teto regresaba de pasar dos días en Ruidoso y después de dejar a su hija y nietos llegó a una gasolinera en El Paso, en donde se desvaneció y finalmente murió, según contó el médico Olmos.
Fue un exitoso empresario y político nacido en Ciudad Juárez el 13 de marzo de 1953, quien entró a la política alrededor de 1994 por invitación del entonces presidente de México Ernesto Zedillo.
Trayectoria política
Entre los diversos puestos públicos que ocupó, fue senador y ocupó una diputación federal en la LXI Legislatura para también lograr ser presidente municipal de Ciudad Juárez en dos ocasiones, del 2004 al 2007 primero y luego entre el 2010 y el 2013, trayectoria política arropada toda por el partido tricolor, el Revolucionario Institucional.
“Un gran hombre, un humanista que veía mucho por la gente. Muy buen amigo que empezó en la política y lo invitó a colaborar Ernesto Zedillo cuando era presidente de la República en el 94 y fue cuando se hizo senador de la República”, contó el doctor Jorge Olmos, quien se presentó como el mejor amigo de Teto y con orgullo accedió a hablar sobre la vida del político juarense.
Como senador, relató el médico, Murguía Lardizábal bajó muchos recursos e impulsó mucha obra para esta frontera.
El alcalde que más obra hizo
“Como presidente fue el que más obra hizo. Todo el periférico, los centros comunitarios, los domos, la estación de Bomberos, las audiencias públicas, el relleno sanitario, el gas. Hizo mucha obra, mucha, mucha obra. Toda su vida, su corazoncito pertenece al PRI”, comentó Olmos.
Recalcó que es grande el cariño que sienten por él los priistas de Juárez después de que toda su vida política la militó ahí.
“Lo conocí hace muchos años, pero estuve muy cerca de él todos los días desde 1994 cuando fue presidente municipal y me invitó a que fuera su médico particular. Treinta años íbamos a cumplir juntos. Mi amigo, mi mejor amigo”, dijo con algo de tristeza.
“Una persona que demostraba ser amigo de los amigos y ayudaba mucho a la gente, mucho, mucho. Tenía esa gran convicción para ayudar a la gente. Totalmente. Sabía a dónde iba, lo que quería y lo que buscaba”, confió el galeno.
Una persona que sabía apapachar
Recordó que en su familia tenía a su esposa Paty, a sus hijas Patita, Isabel y su hijo Tetito, hoy todos adultos y profesionisas.
“Era muy apapachador, muy consentidor. Como amigo, sabía ser amigo. Muy deportista. Se metía al gimnasio en su casa dos, tres horas al día haciendo cardio y practicaba el box. Su entrenador primero fue el master Pablo Rodarte de artes marciales, durante 10 años y con él logró llegar a cinta negra. Después contrató al Rancherito Ramírez, el campeón de box, y él lo entrenaba sábados y domingos”, rememoró Olmos.
Estaba loco por sus nietos
“Para él era muy importante la familia, el núcleo familiar, un núcleo en el que poca gente penetraba, porque él cuidaba mucho esos detalles. A los hijos y a los nietos, pero sobre todo a sus nietos, imagínese, lo tenían vuelto loquito con todo lo que querían, los complacía. Era el clásico abuelo consentidor”, recordó cariñosamente.
Olmos declaró que de hecho sus últimos momentos de vida los pasó con sus nietos.
“Cuando falleció andaba con sus nietos. Venían de Ruidoso en donde estuvieron sábado y domingo. Dejó a la hija y a los nietos en su casa, luego fue a poner gasolina en El Paso, y fue donde se desvaneció. Ya andaba solo”, contó el médico.
“Un gran hombre, un gran hombre. Usted podía confiar en él, podía apoyarse en él. Un hombre que de verdad a donde llegara, todo mundo le pedía el abrazo, el saludo, la fotografía, muy querido. De hecho, el mismo viernes que estuvimos cenando lo recibieron con gritos de presidente, cuándo regresa, y toda la gente lo quería mucho. La verdad que no tengo más palabras. Fue mi mejor amigo, y la verdad me siento muy triste con su partida. Un gran hombre”, concluyó.
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