El olvidado suroriente de Juárez, la mal llamada nueva zona de desarrollo de la ciudad, padece una “crisis humanitaria” que se expresa a través de diversas formas de violencia, abandono oficial y pobreza.
Esa zona en la que habitan 400 mil juarenses se ha convertido en la más violenta, en los últimos años. Tan sólo en lo que va de 2019 concentra el 40 porciento de los homicidios dolosos de Ciudad Juárez, según datos del Observatorio de Seguridad y Convivencia Ciudadana.
La presencia casi nula de las fuerzas el orden ha provocado que en ese sector prolifere el vandalismo, los robos violentos a casa habitación, el asalto a transeúntes en calles y a bordo del transporte público, amén de la cantidad de homicidios que ocurren a diario.
El 1 de octubre de 2018, la diputada Leticia Ochoa Martínez del Partido MORENA habitante del fraccionamiento Parajes de San José, denunció en sesión lo que se está viviendo en el suroriente de Juárez, lugar que concentra cerca de 100 colonias y solicitó la intervención de sus compañeros para que se solicitara la construcción de una estación de policía en ese sector, debido a que la estación más cercana queda a 20 o 25 kilómetros de distancia, si el último punto de referencia que se toma es el de la Ciudad del Conocimiento.
Ante esa situación cientos de familias rentaron o abandonaron sus casas para vivir en zonas de la ciudad más seguras, expuso la legisladora en tribuna.
Para Ochoa Martínez la seguridad pública es un derecho humano que no se debe pasar por alto, y la zona ha sido constantemente excluida de este derecho.
“Más de veinte años han pasado desde que se empezó a desarrollar con fraccionamientos y colonias el suroriente de Ciudad Juárez, con ello llegaron centros comerciales y varias maquiladoras … y sin embargo no se adecuó con instalaciones de Protección Civil y Seguridad Pública”, dijo.
Zona de Guerra
Para la especialista en desarrollo comunitario, María Teresa Almada Mireles, el recrudecimiento de la violencia en el suroriente es tal que se asemeja a lo ocurrido en Juárez entre 2008 y 2012 cuando la inseguridad cimbró a toda la población.
El sociólogo de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, Sergio Pacheco, ahondó en una lectura alarmante sobre la inseguridad en la ciudad.
Explicó que los asesinatos dolosos en el suroriente, como sucede en diversas partes de la ciudad, con similares indicadores de violencia homicida, vuelven como en el pasado a cometerse en espacios públicos, comunes y privados como sucedió en los años más álgidos de la inseguridad, reforzando aún más la percepción de inseguridad de toda la ciudad.
En los estudios realizados, dijo, la percepción de los juarenses coincide con la materialización de los eventos delictivos cuantificados.
El Observatorio de Seguridad, identificó que 44 personas fueron asesinadas en Riberas del Bravo, Sierra Vista del Sur, Carlos Castillo Peraza, Las Haciendas y otros fraccionamientos dentro del distrito de la Estación Policía Babícora, mientras que en
el resto de la ciudad se registraron 115, solo durante el primer mes del presente año.
En estos crímenes figuran víctimas y victimarios jóvenes.
Nacen los Autodefensas
La tragedia ocurrida en Sierra Vista del Sur detonó algunos esfuerzos de autorganización vecinal por parte de los habitantes de algunos de los fraccionamientos de la zona, preocupados por el constante acecho de los delincuentes y el alto riesgo en que se encuentran, rodeados de lotes baldíos, viviendas abandonadas y deficientes servicios de transporte, escaso alumbrado y vigilancia policiaca.
Residentes de Sierra Vista hicieron pública su intención de organizarse en grupos de autodefensas y con recursos propios iniciaron la construcción de una barda que los proteja.
La banda de “los macheteros” continúa asaltando, escondidos sus integrantes entre los matorrales del desierto, aprovechándose del escaso patrullaje que se atiende sólo de día.
Los residentes del fraccionamiento Roma y otros conjuntos de vivienda contiguos, -se comenta en la zona-, han tenido que instalar tambos con lumbre para aluzarse y protegerse contra asaltos y robos nocturnos.
Los vecinos se sienten olvidados ya que las autoridades incumplen con la seguridad que les ofrecieron, declaró Antonio Arriaga, presidente del Comité de Vecinos de Sierra Vista.
La respuesta del presidente municipal, como la ofrecida a los habitantes de Riberas del Bravo, al oriente de la zona, es la de incrementar la presencia policiaca cuando su gobierno ponga en servicio un lote de 400 patrullas nuevas.
En esta comunidad una mujer reclamó al alcalde que diez veces le ha robado su casa.
Los vecinos solicitaron la intervención del ayuntamiento para que limpiaran las viviendas del multihomicidio en Sierra Vista, debido a que a que la ropa con sangre y otros residuos impregnaban el aire con olores insoportables.
La impunidad también se percibe
El secretario del Observatorio de Seguridad, opinó al respecto: los ciudadanos perciben problemas de inseguridad, no sólo a partir de que se cometen actos delictivos, sobre todo los de tipo de alto impacto que tanto influyen en la población, sino que la impunidad también juega un papel importante en la percepción de inseguridad.
No es lo más conveniente que la población ejerza el uso de la fuerza para hacerse justicia que debe darse en una manera sustentada en un marco de respeto a los derechos humanos, bajo el supuesto en que las autoridades cumplen con sus papel.
El riesgo es muy alto puesto que no sólo las personas que ejercen esta responsabilidad se ponen en una situación de riesgo, mientras que supuestos delincuentes, a veces son linchados y asesinados siendo inocentes, dijo.
Sin embargo, indicó que hay otras formas de organización vecinal deseables para ejercer controles y medidas de seguridad, pero la principal arma para la seguridad ciudadana es el combate a la impunidad, de tal manera que la sociedad se convenza con hechos que quien comete un delito paga una consecuencia dentro de un marco legal”, expuso el secretario del Observatorio de Seguridad.
Una deuda histórica que nadie reconoce
“Históricamente existe una deuda muy grande para la ciudad en términos de los beneficios que se han obtenido con el esfuerzo de todas y todos a partir de la generación de riqueza generada al amparo del desarrollo de la ciudad, la cual no han sido acompañada de proyectos sociales que posibiliten mejores condiciones de vida para todos”, comentó Pacheco.
“Es inaplazable la implementación de un plan urgente de desarrollo integral de la zona que considere los factores multifactoriales de la violencia experimentada particularmente en el suroriente…”, concluyó por su parte la directora de CASA A.C.
Sobrevivir a los ataques
A seis kilómetros de Ciudad Universitaria, familias de la clase trabajadora de la ciudad, residentes de los fraccionamientos La Cerrada, Lomas del Desierto y Cerrada de San Pedro, hicieron público que aún viven momentos de terror tras haber sido víctimas de asaltos violentos, también en el interior de sus casas, entre el 1 y 10 de febrero.
La gran mayoría de los eventos reportados por los propios vecinos no han sido denunciados ante las autoridades, pero la violencia ejercida guarda similitudes, del drama entre las familias .
Las víctimas de Las Cerradas y Lomas percibieron que sus atacantes son muy jóvenes y describieron que portaban armas largas y vestían uniformes negros tácticos y llevaban el rostro cubierto, al estilo del modus operandi de la delincuencia organizada.
Golpearon a algunas personas y la violencia que ejercieron fue excesiva e innecesaria.
Una aparatosa movilización de vehículos y disparos al aire, en el caso reportado en Lomas, fue la impronta dejada por los delincuentes que se marcharon dejando una estela de miedo que ha dificultado la denuncia de los afectados.
Familias del fraccionamiento Las Cerradas vivieron momentos de terror cuando a las 8:30 de la noche del 5 de febrero, escucharon a una mujer pidiendo auxilio y cuando salieron de sus casas fueron sorprendidos por un grupo armado que les apuntaba con armas.
Únicamente les quitaron los teléfonos y las tabletas aparentemente para que nadie hablara a la Policía, por razones desconocidas, aunque evidentemente se trataba de un grupo delictivo.
Los medios de comunicación etiquetaron lo sucedido como un asalto con violencia a casa habitación “masivo”.
Cinco días después hicieron público que en Lomas del Desierto “patearon” las puertas e ingresaron a cinco casas, presuntamente con el mismo modus operandi y características tácticas del grupo armado que irrumpió en Las Cerradas.
En Lomas habrían intentado violar a una mujer y hurgaron en busca de dinero y se llevaron bolsas y carteras de casas de los trabajadores de las plantas maquiladoras, la mayoría de ellas asentadas en el mismo suroriente de la ciudad, no sin antes darse el lujo de disparar
Un barda perimetral divide Las Cerradas de sus vecinos de Sierra Vista del Sur, donde en la primera semana de enero, los residentes de esta ciudad se despertaron con la dolorosa noticia del asesinato de cinco integrantes de una familia entre los que se encontraban niños y mujeres atacados con arma blanca en el interior de dos viviendas, una de estas habilitada como un pequeño comercio.
La Fiscalía General del Estado confirmó que su principal línea de investigación es el robo.
En las casas abandonadas de la zona frecuentemente se localizan personas torturadas y asesinadas.
Los vecinos persistentemente demandan mejores servicios públicos, entre estos los relacionados con la vigilancia de la Policía y alumbrado público.
La reacción más inmediata y visible de las autoridades locales, y no por ello la más eficiente, es el “reforzamiento” del patrullaje de la policía, como lo acordó Ricardo Realivázquez Domínguez secretario de Seguridad Pública Municipal, con vecinos de los fraccionamientos asolados por la delincuencia que parece haberse enseñoreado en el suroriente para el infortunio de las familias: “Arrojados a su suerte”, como lo hace notar la doctora Almada.
“Las más recientes noticias nos hablan por sí mismas del nivel de violencia experimentado en la zona, pero sólo se ve la punta del iceberg, cuando existen realidades muy profundas de esta situación”, añade.
El fiscal de la Zona Norte, Jorge Nava López y el presidente municipal Armando Cabada Alvídrez, después de la crisis que enfrentaron con los ataques armados a los elementos de las corporaciones de seguridad y justicia que representan, revelaron que las bandas del crimen organizado se habían replegado hacia el suroriente de la ciudad donde aseguraron, antes de que sucedieran los eventos de alto impacto hasta aquí referidos, ya habían dispuesto una estrategia para su contención, acordada con las corporaciones de las tres esferas de gobierno que participan en una mesa interinstitucional con el nuevo gobierno de la República.
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