Tierra de narcofosas: Animales carroñeros como ‘cómplices’

La gran cantidad de lotes baldíos y la extensa zona desértica en el suroriente de la ciudad, han servido para que los criminales se deshagan de sus víctimas sin vida, a sabiendas de que difícilmente localizarán sus cuerpos, mientras ellos podrán gozar de impunidad.

Durante las últimas décadas, el vasto territorio de la ciudad, principalmente el del suroriente, se convirtió en un gigantesco cementerio clandestino al aire libre, o de igual forma, en terreno perfecto para cavar fosas clandestinas.

La soledad de esos extensos parajes ha servido para que los integrantes del crimen organizado asesinen a sangre fría a sus víctimas, usando armas de fuego que nadie va a escuchar o cuyo sonido se pierden en la lejanía de sus parajes.

Montículos de tierra por doquier, brechas interminables, grandes distancias y ausencia de posibles testigos, han convertido al suroriente de Juárez en la escena perfecta para los delincuentes.

El sol, el viento, la tierra, la descomposición natural de la carne y los huesos, así como la presencia de animales carroñeros como ratas, serpientes, aves, liebres, perros, gatos monteses y coyotes, se convierten sin saberlo, en aliados de los delincuentes.

Según la historia de la delincuencia en la región, los extensos predios desérticos, como el Lote Bravo, han sido utilizados para depositar cuerpos de mujeres víctimas del crimen organizado en los 80 y de mujeresen los 90.

Años después, en colonias como la Carlos Chavira, Sierra Vista, alrededores del bulevar Talamás Camandari, zona de Electrolux, entre otras áreas del Valle de Juárez, han sido recurridas por los homicidas para deshacerse de sus víctimas, aprovechando ese abandono.

Narcotumbas bajo la arena

Las narcofosas han sido también un fenómeno registrado en el suroriente de manera especial.

Un sinfín de cadáveres han sido enterrados total o parcialmente, tanto en grupo como de forma individual.

Por ejemplo, en marzo del 2009, nueve cuerpos fueron encontrados semienterrados en un terreno desértico ubicado al suroriente de la ciudad, a casi tres kilómetros del último complejo habitacional de la mancha urbana.

Una llamada anónima alertó sobre la presencia de cuerpos semienterrados en la zona que se conoce como Desierto Sur, por lo que decenas de agentes acudieron al lugar, donde encontraron diseminados varios restos humanos.

Sobre uno de los cuerpos se encontró una placa de Policía. Datos preliminares indicaron que siete de los cadáveres eran del sexo masculino, mientras que dos eran mujeres.

La narcofosa de San Isidro

El 1 de febrero del 2010, el Ejército obtuvo información acerca del hallazgo de una narcofosa a las afueras del poblado de San Isidro, en el Valle de Juárez, en la que estaban tres cuerpos.

De las investigaciones realizadas se estableció que las víctimas fueron asesinadas por una célula criminal que operaba en la misma zona (oriente).

La narcofosa fue situada en una brecha que está al sur del poblado, en un área semipoblada donde todos los accesos son de terracería.

Ocho en Portal del Valle

En septiembre de 2023, se descubrió una narcofosa en un predio baldío ubicado atrás del fraccionamiento Portal del Valle, donde se desenterraron 8 osamentas.

Las investigaciones de la Fiscalía General del Estado han logrado identificar solamente a una de las víctimas.