Si hay un juarense que ha permanecido por más tiempo a las puertas del cine Plaza ese es Adolfo Angel Villaseñor Godínez: estuvo allí el día de su inauguración, en 1947, se metió de trampa a la función premier, y durante décadas la escalinata fue el sitio donde la vida le llevó en busca de turistas, para ser su guía.
Azares del destino le llevaron a convertir esa zona del viejo cinema hoy utilizado como tienda de ropa, en su lugar de trabajo.
Bajo la escalinata de lo que fuera la marquesina del antiguo cine, don Adolfo Ángel, de 85 años de edad, se sienta al lado de un vendedor de burritos y un bolero a contemplar la tarde mientras ve a los peatones en un interminable ir y venir; aún mantiene esperanza de que entre ellos un turista despistado ocupe de sus servicios.
Su traje y su sombrero son viejos, a la distancia se nota y aunque trata de acicalarlos, poco es lo que sus manos arrugadas pueden hacer para volverles el garbo.
Hace 68 años, en ese mismo lugar, era otra la historia: el cine Plaza abría sus puertas y Ángel, apenas un joven de 17 años de edad, se encontraba en ese mismo sitio cuando logró colarse de trampa a la función de estreno.
Don Ángel no tiene reparo en recostarse en la escalinata para traer a su mente las memorias de ese día. Tras colocar sus brazos bajo su cabeza, volteó hacia arriba y señaló hacia el techo para asegurar que el cine que hoy es ocupado por una tienda era uno de los más bellos del país.
“Haga de cuenta que podía ver las nubes y las estrellas caminar, se veía exactamente, haga de cuenta que estaba afuera de la ciudad y volteaba al cielo y veía las estrellas y una que otra nube, en el segundo piso están las esculturas hermosísimas, es una lástima que ya no dejan entrar”, recordó.
Al reincorporarse para permanecer sentado en los escalones, don Ángel afirmó, “Yo inauguré aquí este cine, ¿sabe con qué película se inauguró? ‘Enamorada’, de María Félix y Pedro Armendáriz”.
Su primera función en el Plaza
“Resulta que yo estaba aquí afuera, había mucha gente allí adentro ya, eran como las 3 de la tarde, entonces de repente veo que sale mucha gente, preguntó a una de las señoras que qué había pasado y dijo ‘es que ahorita se fue la luz y por eso salimos a tomar un refresco, unas palomitas’”, dijo don Ángel al venir a su mente la tarde en la que ingresó al cine Plaza.
Fue a raíz de una falla en la proyección durante los primeros minutos de la cinta cuando la gente salió al lobby y a la calle para esperar mientras fumaban o comían una golosina, minutos después, el desperfecto fue corregido y se llamó a todos a ingresar.
“Se arregló la luz y otra vez todos para dentro, y yo estaba aquí, y pues me metí con ellos sin pagar y la volvieron a poner desde el principio, era un cine elegantísimo, yo creo que es el que ha sido el más elegante de todo Juárez en su historia”, comentó.
Su visión de aquel entonces no se desapega al concepto que los creadores de dicho edificio teatral, Juan Salas y los hermanos Rafael y José Calderón, tuvieron al crear un circuito de más de 30 salas de cine hasta de el norte de México, considerando al Plaza el más bello y elegante de todos ellos.
“Esa tarde conté con mucha suerte, es algo que siempre voy a recordar”, comentó Villaseñor.
El declive
Aunque durante las décadas siguientes a su inauguración el cine Plaza continuó siendo un referente del entretenimiento fronterizo, para la década de 1980 con la llegada de los multicinemas, el crecimiento poblacional y la extensión de la mancha urbana vinieron a marcar la baja en la asistencia en la sala localizada a un costado de la catedral, sobre la avenida 16 de Septiembre.
“Ya en finales de los ochenta mucha gente dejó de entrar porque comenzaron a hacer los cines múltiples en otras partes de la ciudad, como en el Pronaf, y se llevaron la gente, ya aquí fue bajando y lo cerraron”, recordó Villaseñor Godínez.
En las inmediaciones de la Plaza de Armas habían otros cuatro cines que reunían a cientos de familias juarenses: el Alhambra, que después cambió de nombre a Reforma; a un lado el cine Mexico; el Alcazar, que estaba aquí a unos metros del Plaza, sobre la 16, y detrás de ellos El Edén, hoy ocupado por una tienda departamental”, recordó.
Para el guía de turistas, la crisis del Centro de la ciudad, de su esplendorosa oferta de diversión nocturna, pero también de espacios familiares, tuvo su caída al llegar la maquiladora, cuando el Gobierno decidió apostar por la industria y dejar de lado la oferta turística y de comercio.
“Antes aquí había trabajo para todos, comerciantes, artistas, músicos, hoteles, llegaban hasta cuatro o cinco camiones llenos de turistas, gente que venía en sus carros, gente de a pie. Eso ya murió cuando empezó la maquiladora”, mencionó.
Recuperación del Plaza como Teatro de la Ciudad
Eleno Villalba Salas, encargado del proyecto de regeneración del Centro Histórico, dio a conocer que se tienen grandes avances en la negociación con la familia propietaria del inmueble que otrora ocupara el cine Plaza.
La intención del Gobierno municipal es recuperar dicho edificio y rehabilitarlo para convertirlo en el Teatro de la Ciudad, dijo Villalba.
Para ello es que desde hace tiempo se sostiene comunicación con los apoderados de la familia Calderón, propietaria del viejo cine, para concluir la compra venta y proceder a su restauración.
“Estoy en las negociaciones, el estira y afloja es lo tardado. Es como cuando estoy adquiriendo propiedades y me encuentro que están intestadas, que traen problemas y me llevo litigios de tres o cuatro meses, pero ahorita estoy en negociaciones con ellos”, apuntó.
Al enterarse de esta intención, don Villaseñor Godínez sonríe y reacomoda su saco mientras se coloca en una posición estilo socrática en la escalinata del viejo cine.
Desde hace 60 años, don Ángel, como se le conoce en el sector, se dedica a guiar turistas provenientes de todas partes del país y principalmente a visitantes extranjeros, siempre allí, a la entrada del cine Plaza a la espera de clientela.
A su mente vienen de regreso los recuerdos de las viejas glorias, del trabajo y la elegancia que distinguió al Juárez de su juventud, en sus labios una ligera sonrisa se asoma.