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A las dos de la tarde la zona adoquinada del centro de Ciudad Juárez parece un hormiguero en el que personas de todas edades caminan presurosas por alcanzar llegar a su destino, ese lugar indefinido a donde siempre se anhela llegar.
Pareciera que nada puede interrumpir el ritmo acelerado del primer cuadro de la ciudad, cuando el sonido inconfundible de un clarinete resuena en las inmediaciones de la avenida 16 de Septiembre y Francisco Villa.
La música de viento es de inmediato acompañada por una guitarra que al ritmo de los primeros acordes de “J’attendrai”, un swing de 1939 de Django Reinhardt, hace detener a más de tres su marcha.
Y no es para menos, pocas veces la calle juarense ha sido acompasada a ese ritmo en años recientes, al menos en las calles, al aire libre. Es por esta razón que Valeria Cepeda y Luis Gandarilla, de 22 y 25 años, respectivamente, decidieron asumir el reto de cambiar el entorno citadino a través del sonido que emana a través de su talento.
Se autodefinen como el dueto de jazz gitano “Tziganos” y su intención es mostrar otra cara de la ciudad.
“Queremos que la gente vea que no todo está mal, a mí me gusta tocar en el centro, porque es donde se supone que te asaltan, que te roban, tocamos aquí para que vean que no todo es maldad”, dice Luis, mientras afina su guitarra.
Valeria agrega que han incursionado en otros espacios cerrados, como cafeterías, donde la respuesta ha sido diferente.
“De alguna manera la gente no está acostumbrada a este tipo de música y no te recibe como quisieras, en cambio en la calle las personas son más espontáneas y te muestran su solidaridad, encuentras el lado humano”, indicó.
Trabajar como artista urbano ha sido para ambos una experiencia gratificante, aunque en ocasiones han tenido desencuentros con algunos peatones, quienes dicen, les observan como si su labor se tratara de un acto humillante.
“Nos han tratado como si fuéramos pordioseros, o adictos, o nos ven feo o como cosas raras, pero la mayoría de la gente nos da su apoyo”, dijo Cepeda.
Los jóvenes se dicen inspirados en músicos como Estas Tonne, un trovador, guitarrista virtuoso, de origen ruso que suele presentar sus recitales de manera improvisada al aire libre y que ha recorrido con su propuesta por varias partes del mundo.
Tanto Gandarilla como Cepeda, son músicos de profesión y de carrera; él es egresado del Centro Municipal de las Artes, ella, estudia la licenciatura en Música. No fue sólo un impulso por sobresalir entre los demás lo que los llevó a tomar los instrumentos; más que eso, fue una vocación que la vida les entregó como regalo.
“Nosotros tocamos en la calle, no por dinero, ni por fama, de hecho es porque nos ganaban los nervios en la escuela y dijimos ‘vamos tocar con la gente y experimentar cómo se debe hacer’”, refirió Gandarilla.
Gandarilla reconoce que a los peatones les atrae el sonido que generan, pero es principalmente el clarinete el que los hace detenerse a escucharlos.
Si bien el sector es característico por la presencia de músicos populares quienes manejan principalmente música regional mexicana, corridos, rancheras, cumbias, entre otras, ellos sostienen que pese a que no falta quien lés pida que incursionen en esos géneros, deciden apostar por el que actualmente interpretan.
“Lo que nosotros queremos hacer es cambiar la propuesta de la música que se escucha por aquí, porque la gente a veces piensa que sólo eso es lo que sabe tocar un músico, pero nosotros intentamos recuperar esa etapa en la que esta música era bien pagada, bien vista y sobraban los lugares para presentarla”, dijo Valeria.
Una segunda melodía llena el ambiente en la avenida 16 de Septiembre, son casi las tres de la tarde, los trabajadores de la industria maquiladora avanzan desde distintos puntos, al igual que estudiantes y amas de casa, forman extraños remolinos en la zona del Museo de la Revolución, algunos avanzan indiferentes, otros se detienen y observan la música que les sigue acompañando a lo lejos, la guitarra, el clarinete, la improvisación de dos talentos que buscan con su música recuperar el espacio auditivo, ese que también se fue perdiendo, en la zona donde en otro tiempo, las grandes bandas hicieron historia.
Una moneda cae en el estuche, un hombre agradecido por la música se aleja y se despide con una sonrisa de los músicos, quienes asienten y continúan su interpretación, improvisando, dejándose llevar por el ritmo de la tarde de otoño en la ciudad.
Tziganos se presenta en la zona adoquinada de la avenida 16 de Septiembre los martes, jueves, sábado y domingo, entre las 11 y 3 de la tarde.