El 2 de octubre de 1968, la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco se tiñó de sangre. La represión contra miles de estudiantes, obreros y ciudadanos que se manifestaban pacíficamente marcó para siempre la historia de México.
A 57 años de aquella masacre, la consigna “2 de octubre no se olvida” sigue viva en las calles y en la memoria colectiva: recordatorio de que la exigencia de justicia y libertad no prescribe.
Ese miércoles, a escasos días de inaugurarse los Juegos Olímpicos en la Ciudad de México, el gobierno federal ordenó al Ejército y a la policía abrir fuego contra la multitud reunida en la Plaza de las Tres Culturas.
El número real de víctimas nunca fue esclarecido: mientras la versión oficial habló de unas decenas, organizaciones sociales y testigos hablaron de cientos de muertos, además de heridos y desaparecidos.
Cada año, estudiantes y colectivos salen a marchar en distintas ciudades del país para recordar a quienes fueron silenciados. La consigna trasciende generaciones y se ha convertido en un símbolo de resistencia frente a la represión del Estado.
En Ciudad Juárez, colectivos locales también mantienen viva la memoria con actos culturales y movilizaciones que hermanan la historia de 1968 con las luchas actuales por la justicia y los derechos humanos.